“O se opta consciente y reflejamente, o la opción de nuestra vida se realiza sin que ni siquiera caigamos en la cuenta de ello. Pero en cualquier caso, nuestra vida y nuestra acción se inscriben en uno de los sectores contendientes. No hay marginados frente al conflicto social; hay sencillamente, contendores abiertos y contendores solapados, luchadores convencidos y tontos útiles. Demasiadas veces, y más por ingenuidad que por mala voluntad, los universitarios formamos parte de este último grupo. Todos estamos comprometidos: resta saber por quién”.
Ignacio Martín-Baró

martes, 17 de abril de 2012

Acción Social: transformación no caridad...

Otro de los temas que apenas fueron tocados en la campaña electoral fue el de uno de los tres pilares fundamentales de la Universidad: la Acción Social. Y digo apenas, porque las menciones fueron muy superficiales, y en el caso del Dr. Jensen un artículo en el Semanario aclarando que él no era el "coco" como se estaba afirmando en algunos sectores. Pero más allá de este artículo y algunas menciones y declaraciones de principios, fue poco lo que se dijo en campaña sobre Acción Social.

Yo también haré mi declaración de principios con respecto a la Acción Social, ya habrá tiempo para conversar a fondo con el nuevo Vicerrector, que según el Portal de la Investigación, será el Dr. Roberto Salom. Yo veo así la Acción Social, y aclaro de una vez que se trata de una visión personal que es posible que algunos compañeros y algunas compañeras compartan en la VAS (y en otros lados), pero que también es posible que esté alejada de lo que opinan otras personas, lo cual es muy natural.

Empecemos por lo básico. La Educación es un Derecho. La ideología neoliberal no sólo ha transformado este derecho en un servicio, sino que además cuando se refiere a la Educación Superior, lo hace ella como si fuera un privilegio. Es necesario reconocer que la Universidad (y la educación en general) tiene como función básica el formar profesionales que luego se insertarán en el mercado laboral, y producirán dentro del orden capitalista, cada vez más especializado, de ahí la división disciplinar de la Universidad. Pero la Universidad no sólo sirve para formar profesionales serviles y funcionales al capitalismo, como centro de pensamiento también tiene como función generar condiciones para subvertir ese mismo orden y aportarle lucidez a la sociedad, siempre reconociendo que este no es el único lugar en el que se produce conocimiento, pero sí que es un sitio en el por su propia naturaleza, tiene como función hacer que la gente piense. Dicho esto, considero que la función de generar buenos profesionales la cumplimos a cabalidad, a pesar muchas veces de la falta de recursos y de las condiciones laborales (las que abordé en apuntes anteriores).

Pero la misión de la Universidad no se limita sólamente a formar buenos profesionales. En el caso particular de la UCR, la discusión interna ha llevado a darnos una misión que va más allá de la formación profesional. Esta misión está plasmada con total claridad en el artículo 3 de nuestro Estatuto Orgánico: "El propósito de la Universidad de Costa Rica es obtener las transformaciones que la sociedad necesita para el logro del bien común, mediante una política dirigida a la consecución de una verdadera justicia social, del desarrollo integral, de la libertad plena y de la total independencia de nuestro pueblo".

Nuestro Estatuto Orgánico nos da un mandato claro: generar transformaciones sociales, a través de nuestras políticas, lo que necesariamente debe traducirse en acciones. Y ojo que no puede haber justicia social si no hay justicia económica, así que ese es un eje fundamental. El espíritu de este artículo es darle una orientación transformadora al vínculo entre la Universidad y la Sociedad. Y precisamente es este el origen de la Vicerrectoría de Acción Social: compromiso de transformación social. Nótese entonces que acá no estamos hablando de ningún "pecado original", la Acción Social y el compromiso de transformación no nace de la culpa, o sea, el tantas veces enarbolado discurso de la retribución a la sociedad no es lo que da origen al compromiso de transformación de la Universidad Pública. El discurso de la retribución a la sociedad es más bien un discurso de la caridad, que por lo tanto deviene en conservador, pero sobre todo en muy conveniente para el discurso neoliberal, porque transforma un derecho (la educación) en una deuda, de repente es como si todos los que hemos pasado por la Universidad o trabajamos en ella tuviéramos que sentirnos agradecidos eternamente y debiéramos algo por el acceso a ese derecho, o por nuestro trabajo.

La educación, además de un derecho, en nuestro país fue y es, una promesa de ascenso social, pero este discurso lo convierte en deuda. Y para ser honesto no creo que esa deuda exista, esto lo digo sin ningún cinismo. Lo digo desde el compromiso de aportar a través de mi trabajo algo para que esta sociedad sea mejor, pero no porque le deba nada. Por eso es que la Acción Social nada tiene que ver con la caridad, con esto de la retribución. La Acción Social debe estar comprometida con la necesidad de transformar una sociedad injusta y desigual.

Claramente en la Vicerrectoría de Acción no estamos exentos de errores, contradicciones, de avances y retrocesos, tampoco estamos al margen de la cruda lucha ideológica que hay en la Universidad, porque hay quienes no creen en la Acción Social, estamos en el centro de todo ello, así debe ser. Porque también hay quienes asumen que la Acción Social es una actividad que no está a la altura de la Investigación y la Docencia, cuando lo cierto es que la Acción Social conjuga de forma natural estos otros dos pilares fundamentales de la Universidad. En todo proceso de Acción Social, necesariamente hay investigación, no es posible trabajar en comunidad sin saber cómo es esta. Y este proceso si se lleva bien nutre la experiencia docente de una manera formidable. Porque como dije en las comunidades, en la gente también hay conocimiento, y tenemos mucho que aprender en las comunidades, de la gente. No somos dueños del saber.

Ésta, es pues una postura epistemológica, ética y política, claramente ideológica, y una opción por un accionar de la Universidad comprometido con la sociedad. Y en lo esencial, como habrán podido notar, apunta al modelo de Universidad.

Lo dejo acá, quedan cosas en el tintero, pero me extendí demasiado. Espero comentarios, en especial de don Roberto Salom y don Henning Jensen, aunque sé que están bastante ocupados en estos días.

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