“O se opta consciente y reflejamente, o la opción de nuestra vida se realiza sin que ni siquiera caigamos en la cuenta de ello. Pero en cualquier caso, nuestra vida y nuestra acción se inscriben en uno de los sectores contendientes. No hay marginados frente al conflicto social; hay sencillamente, contendores abiertos y contendores solapados, luchadores convencidos y tontos útiles. Demasiadas veces, y más por ingenuidad que por mala voluntad, los universitarios formamos parte de este último grupo. Todos estamos comprometidos: resta saber por quién”.
Ignacio Martín-Baró

viernes, 6 de enero de 2012

Apuntes Costeños (segunda parte)

Primero lo primero: FELIZ 2012!!!!!

Con este ritmo frenético en Cartagena de Indias no había hallado momento para hacer un nuevo apunte. Y es que esta ciudad como ya dije está llena de historia, cada esquina, cada calle, e incluso las tejas, tienen alguna historia que contar.

Por ejemplo. La plaza de Bolívar, dicen que fue la plaza principal, y que en ella no había árboles, ni nada, solamente arena, a un costado estaba la sede de la inquisición, que en estos lugares causó estragos. Cuenta la gente, y esto no sé si es cierto o uno de esos mitos de la ciudad, que durante la época de la inquisición las mujeres que pesaran menos de 40 kilos o un poquito más eran acusadas de ser brujas, y como pesaban poco podían volar, así que en los tejados pusieron una teja en forma de pico, para que las brujas no se pararan ahí, hoy día aún es posible ver esas tejas levantadas. Pues bien este tipo de cosas, ciertas o no, son parte de la mitología urbana de Cartagena, muchas de ellas fueron alimento ala imaginación de García Márquezen sus cuentos y novelas.



Esta ciudad, en mucho vive del turismo, y quienes gobiernan hacen un esfuerzo por ocultar la pobreza, tratan de que no se vea, pero se ve, se nota, sale por todos lados, son muchísimas las personas que la andan pulseando por todo lado, algunas con más éxito que otras. En la playa de Castillo Grande, en Boca Grande, es fácil darse cuenta de esto. Un par de negras de la Tierra Bomba se ofrecen a hacer trenzas y masajes, por supuesto la oferta de trenzas no era para mí, así que mientras a Paula le hacían las trenzas, la otra negra me ofreció un masaje en los pies, le dije que no, pero ella insistió, y me dijo que no le despreciara el detallito, y acto seguido me agarró el pie y empezó el masaje. Mientras la negra me masajeaba mi pie izquierdo, sentía una especie de culpa por estar ahí tirándomelas de señorito mientras la pobre se las veía con mis pies, y pensaba en lo injusto de la situación, sentía culpa porque siempre me ha dado cólera ver a los señores que lustran las botas de los gringos y europeos en los parques y en lo humillante de la situación. Pero también pensaba en que si esta señora no me hacía el masaje no llevaba dinero a su casa. ¡Qué injusto! Este es su trabajo, sin seguridad de ningún tipo, y pulseándola todo el día con ese calor. Pero mientras pensaba en todo eso ya la negra había pasado del masaje de mis pies a mis muslos, y llegó hasta la ingle... momento en el que desapareció toda la culpa, y mejor me dediqué a disfrutar del masaje, luego la negra siguió por la espalda y en un momento pensé que me iba a meter la mano en la pantaloneta. Pero no. Estuvo bien rico el masaje. Otro vendedor (de decenas que pasaron ofreciendo cerveza, agua o gaseosa) intentó venderme una ostra con limón, me la puso en la mano y le dije que no quería (no me gustan las ostras al crudo y menos así en la playa) el tipo se enojó y me gritó, y le gritó a las negras que estaban con nosotros, y nos advirtió que había un precio para las trenzas y que debíamos llamar a la policía si nos cobraban más, bien pesado y bien necio el tipo. El caso es que efectivamente nos cobraron un poco más de la cuenta, y cuando pagamos la negra del masaje salió como alma que lleva el diablo, no fuera a ser que le que reclamáramos el precio del masaje y avisáramos a la policía. Todo esto ocurrió mientras Paula, muerta de risa era peinada por la otra negra, bien simpática.

La playa de Castillo Grande es como una playa de ciudad, una hilera de árboles, rodeada de altos edificios blancos, la sombra la proporcionan las carpas que se alquilan a los bañistas. Fea playa. Y pensar que hay aquí quiénes proponen ese modelo para nuestras playas.



El 31 de diciembre se celebra aquí con la cena de San Silvestre, y si uno no reserva en algún restaurante, le toca comer sólo en el hotel, porque restaurantes y hoteles se toman las calles y plazas. Los precios varían de acuerdo al caché del sitio y su ubicación. Nosotros preferimos comer en un sitio relativamente barato y bien rico, El Bistró, ubicado en la Calle Ayos, recomendado el restaurante. Me resultó chocante esto de que hoteles y restaurantes se tomen calles y plazas, porque las cierran, y uno simplemente no puede pasar, así que entonces hay sitios, que son públicos, y que son reservados a los ricos, esto debe ser una horrible herencia colonial, sostenido por el gobierno local y nacional. Aquí la división de clases es bien marcada, aunque la quieran ocultar.

Pues bien en esto de las celebraciones de fin y principio de año, nos encontramos con algo muy chistoso, caminando por las calles (las que estaban abiertas y permitían el paso) vimos a una banda tocar, bien animada, pero resultó que no era sólo una, eran dos, y como que competían entre sí. Al parecer dos restaurante que estaban a la par no se pusieron de acuerdo y en su paquete de cena de San Silvestre, ofrecieron la banda, así que en la misma calle había dos bandas, una en un balcón y otra abajo en la calle, por ratos incluso tocaban las dos al mismo tiempo. Pero a las doce todo fue un abrazo, y en el cielo las luces.


La banda en la calle tocando, mientras la gente disfruta de la cena de San Silvestre
Mientras la "otra" banda esperaba su turno en el balcón
Me extendí mucho, pero quedan muchas cosas aún por contar, es muy difícil resumir una semana en esta ciudad tan hermosa, tan llena de historia, de hecho no sé por dónde empezar a contar los asuntos históricos, ya veré la forma de hacerlo. Lo dejo hasta acá, ya agregaré fotos y otras anécdotas de este viaje al sur, que en realidad resultó ser al norte, si ustedes observan bien el mapa se darán cuenta que Cartagena está más al norte que San José, curioso.