“O se opta consciente y reflejamente, o la opción de nuestra vida se realiza sin que ni siquiera caigamos en la cuenta de ello. Pero en cualquier caso, nuestra vida y nuestra acción se inscriben en uno de los sectores contendientes. No hay marginados frente al conflicto social; hay sencillamente, contendores abiertos y contendores solapados, luchadores convencidos y tontos útiles. Demasiadas veces, y más por ingenuidad que por mala voluntad, los universitarios formamos parte de este último grupo. Todos estamos comprometidos: resta saber por quién”.
Ignacio Martín-Baró

domingo, 22 de mayo de 2011

La lógica del crecimiento económico

Decía ayer en uno de mis apuntes, que yo también me siento indignado, cabreado, por ratos sobrepasado, arrollado por la realidad, pero debo decir que también con ganas de hacer algo. Confieso que honestamente no sé por dónde empezar, y como no hay recetas la cosa se me hace más difícil, aunque de todas formas tampoco me gustan las recetas.

Pero creo que el sistema capitalista ya está agotado, y que es necesario un cambio radical, eso si queremos sobrevivir como especie, de lo contrario, seguimos como estamos y empeoramos las cosas, y asumimos cínicamente que estamos destruyendo el planeta y nos arrojamos a la orgía de consumo. El tema es que esa realidad es más fácilmente aceptada por la gran mayoría de la sociedad que la idea de cambiar, y así nos lanzamos como humanidad a los brazos destructivos de una catástrofe que hemos creado, la naturaleza hace lo suyo en busca de su equilibrio.

La lógica capitalista de acumulación de mercancías (que no tienen un valor en sí mismo, aunque todos hacemos como si lo tuvieran) lleva consigo una premisa básica: el crecimiento. Y este crecimiento los capitalistas suponen que es infinito, aunque la evidencia científica y sobre todo el sentido común, indiquen que no es así. Vamos a ver, lo saben, pero se comportan como si no, y los efectos prácticos de este comportamiento es el mismo lo sepan o no. Pero de que lo saben lo saben. Lo que pasa es que les importa un cacahuate. Por ejemplo, si alguien tiene un aserradero, y pongamos, este año cortó 100 árboles y vendió toda esa madera, el año siguiente si tiene un 3% de crecimiento, habrá cortado otros 103 árboles, y así, "hasta el infinito". Como vemos con este burdo ejemplo el crecimiento es insostenible, sobre todo porque en el afán de ganar y ganar no se toman las medidas para no destrozar desmedidamente la naturaleza, sino que se hace todo lo contrario, y cuando se hace es parte de una estrategia de mejora dela imagen, como que no afecta en nada la lógica irracioanal de consumo, eso y no otra cosa es la Resposabilidad Social Corporativa, algo es algo dicen algunos, pero desde mi punto de vista esto lo único que hace es expiar culpas de los consumidores, y sobre todo de los capitalistas (si es que sienten alguna culpa).

Como dije se hace todo lo contrario cuando, por ejemplo, una impresora, pongamos la que compré hace algún tiempo, una HP modelo 3535, en perfecto estado, pero que ya no sirve porque tiene un chip que "mata" la impresora en un determinado tiempo o cantidad de impresiones. Esto tiene una razón de ser dentro del capitalismo, si la vida útil de las cosas es menor nos obligan a comprar nuevas cosas con cada vez mayor velocidad. Como el crecimiento está basado en el consumo, si no se consume rápido no hay crecimiento, y si no hay crecimiento porque el consumo se contrae, se pierden empleos. Por tanto, dentro del capitalismo para tener empleo estamos amarrados a un lógica de consumo que resulta perjudicial para el planeta, y por ende para nosotros mismos. Si al menos esta lógica de producción tuviera como resulta el pleno empleo (y empleo decente) pero ni eso, produce también desempleo, porque necesita que haya desocupados, así se abarata el precio del salario. Pero además los capitalistas requieren y desean que no haya garantías sociales, ni derechos laborales.

Lo extraño es que esto es totalmente evidente, y a pesar de ello lo aceptamos, y no solo lo aceptamos sino que nos negamos a cambiarlo. Nos condenamos a la lógica del crecimiento económico como dogma.

Esto tiene como fondo la primacía del valor de cambio por sobre el valor de uso (al respecto se puede ver mi apunte de ayer), si prevaleciera el valor de uso de las cosas, éstas deberían ser reemplazadas con dos criterios fundamentales: el primero es que su utilidad realmente caducó, o sea, el objeto ya no sirve más, como aquel viejo televisor que alguna tuvimos en mi casa, un día de tantos, luego de 20 años se murió, o como esa viejo refrigedor que me dio mi abuela y que ella tuvo por 25 años, y ahí sigue enfriando. El segundo criterio debería ser el ahorro de energía, es decir, buscar que las cosas no contaminen o utilicen la menor cantidad de energía posible. Las cosas deberían estar hechas para que duren, pero como la lógica del capital esta basada en el crecimiento, esto no es posible, necesitan que las cosas acaben su vida útil pronto, para que la gente consuma, y ellos ganar más y más y más. Si las cosas estuvieran hechas para que duraran el triple de lo que duran hoy, eso querría decir que compraríamos mucho menos de los que compramos hoy, y eso colapsaría la lógica basada en el crecimiento captalista, y los empleos, dirían los capitalistas, pero para esto hay solución (en un próximo apunte abordaré la cuestión).

Esto explica el porqué no ha sido posible reemplazar el uso de petróleo, lo que dicta el sentido común es que dado el avance tecnológico deberíamos poner nuestro esfuerzo como humanidad en buscar alternativas renovables de producción de energía, sin embargo el egoísmo de unos cuantos no permite que esto ocurra y se sigue desangrando al planeta. Lo lógico sería que las universidades que tienen esa capacidad de investigar en coordinación con las instituciones del sector energético pusieran el conocimiento al servicio de esta causa, que como dije  es del más elemental sentido común, bueno, eso si es que nos queremos salvar como especie. Sin embargo prevalece la lógica del crecimiento, que tiene como consecuencia un invididualismo terriblemente destructivo, nos impide vernos como colectivo.

Esta lógica genera una subjetividad de la competencia, del yo, y lo  único que importa es yo, es la subjetividad fetichizada, enajenada en los objetos, de la pobreza espiritual. El reto como especie, consiste en tener la capacidad de darle vuelta a esta lógica. ¿Estaremos por fin listos para ello y daremos el salto que el comunismo del Siglo XX no pudo dar?

En un próximo apunte me extenderé en este tema de la enajenación y de cómo nos perdemos en el consumo y los objetos, así del tema del trabajo y el empleo.

Antes llegará el fin del mundo....

Yo también me siento indignado. Desde hace mucho tiempo me siento así. Me siento cabreado y molesto con el estado de las cosas, con esta realidad, que por ratos se me hace insoportable. Y de cuando en cuando, me pregunto si es la única posible. No lo creo. Pero sí creo que para cambiar nuestra realidad habrá que hacer muchas cosas y muchos esfuerzos.

Pasa que pensamos y que aceptamos con total naturalidad que el mundo se pueda "acabar" mediante una catástrofe. Es más, estamos seguros de ello, y creemos que la naturaleza nos pasará factura por el grave daño ambiental que como colectivo le infringimos, es posible  que así sea. Pero lo que más me sorprende de esto, que insisto es toda una posibilidad, es que lo creamos más posible que una transformación radical del modo de producción. O sea, nos es más aceptable la idea de la extinción de la humanidad que la idea de la transformación. Cada vez que se introduce la idea de la transformación hay todo tipo de justificaciones, desde que es imposible, hasta la naturaleza del ser humano es así y no se puede cambiar, cosas por el estilo. El caso es que para la mayoría es claro que la naturaleza no aguanta más este nivel de explotación del planeta.

Lo que no parece claro para todo el mundo, es que eso es resultado de un modo de producción concreto, y que eso se llama capitalismo. El capitalismo en su lógica es bastante sencillo, aunque su forma actual sea tan compleja. ¿De qué trata el capitalismo? Pue sencillo, de acumular capital a partir de la producción de cosas, mercancías que llaman.  Para que algo sea mercancía debe ser un objeto útil (valor de uso) que pueda ser intercambiable por otro objeto (valor de cambio). Ahora bien resulta que en la sociedad actual las cosas no se producen para ser útiles, sino para ser intercambiadas, para generar acumulación, y entonces eso ha derivado en que las cosas que consumimos hoy día, tengan una fecha de caducidad programada, con el simple objetivo de que tengamos que consumir un objeto similar en un periodo corto. Las compañías se encargan de hacernos creer luego que necesitamos ese nuevo objeto porque el anterior ya era obsoleto. Y así entramos en una esfera "infinita" de producción-consumo de cosas  como si la naturaleza se regenerara a la misma velocidad. Estamos entonces atrapados en una esfera de consumo irracional que es la que precisamente provoca la destrucción de la naturaleza, esto a cambio de que los capitalistas (unos pocos, que son los dueños de las fábricas y de los bancos) acumulen riqueza. Este es el primer aspecto de esta espiral destructiva, el lado de la producción: la primacía del valor de cambio, ignorando el valor de uso, o lo que los economistas ("sabios" gurús de nuestro tiempo) llaman crecimiento económico, es decir, producir cada vez más (lo medimos año con año). Ya hemos escuchado que la economía decrece, y que eso produce desempleo, la desaceleración económica es por lo tanto mala, y para que haya aceleración económica debe haber consumo, sin consumo no hay producción sostenible para el capitalista. Recordemos que la motivación última del capitalista no es otra que la acumulación de capital.

Luego está la otra dimensión, la social, que aunque es otra, está íntimamente ligada a la esfera productiva. No es la misma, ni se manifiesta en el mismo plano, de hecho una oculta a la otra. Me explico. Cuando las cosas se intercambian unas por otras, pareciera que las cosas tienen un valor intrínseco, natural, cuando en realidad el valor que tienen (o deberían tener) es que son cosas útiles. Por un momento pareciera que el dinero encierra el valor de las cosas y que podemos ponerle precio a todo, cuando en realidad el dinero es simplemente una mercancía que juega las veces de equivalente, y que en sí mismo no tiene ningún valor. Dicho de otro modo, el valor del dinero es una convención social que nos permite intercambiar cosas que son físicamente distintas, e incomparables entre sí, salvo por un pequeño aspecto, contienen trabajo humano en su producción. Sin embargo, en la relación social esto queda opacado por el "brillo" del dinero, porque este "brillo" hace parecer que las cosas tienen un valor en sí mismo, y que son las cosas que se relacionan entre sí, ocultando con ello la relación social que está detrás. Nunca o casi nunca nos detenemos a pensar en esto. Esto es lo que Marx llamó el fetichismo de la mercancía.

Esto no es meramente anecdótico, porque nos lleva a pensar cómo es que es posible que no aceptemos que las cosas puedan cambiar, o que pensemos que el mundo es naturalmente así, y que no nos preguntemos si esta conducta individualista de la sociedad occidental es más bien producto de una lógica que privilegia la acumulación de cosas sobre el bienestar colectivo. ¿Qué tal si hubiésemos crecido en un tipo de sociedad distinto en el que lo individual estuviera supeditado al bienestar colectivo? Y hago la pregunta sin pretender suprimir la subjetividad e individualidad en pro de lo colectivo, solo cuestiono si lo colectivo no requiere otro lugar, y si ese lugar fuera parte de la cultura no sería diferente la sociedad.

Lo que lleva a la cuestión de fondo. En momentos en que en España miles de personas se han tomado las plazas, desafiando precisamente al sostén político del capital, o sea, al Estado y sus aparatos, reclamando una verdadera democracia. Muchos de los carteles que he podido ver, contienen reclamos a la forma en que está estructurada la economía. Por ejemplo, uno de los carteles decía algo así como no puede haber una verdadera democracia si no hay democracia económica. Lo que lleva inmediatamente a preguntarnos por la forma en que producimos, y por el tipo de democracia en la que vivimos, que sirve precisamente para que el modelo de producción capitalista se sostenga.

Estoy seguro, convencido, de que el malestar que vivimos y que se ha expresado en España, Portugal, Gracia, Irlanda, y con especial fuerza ciudadana, en Islandia tiene que ver con el malestar por la forma en que se produce, pero sobre todo en la forma que esto se expresa. Nuevamente, en la forma hay un fondo oculta, bajo la forma de una democracia formal, lo que hay es un autoritarismo que sostiene la explotación bajo formas sutiles, y en la que creemos hay una relación de igual a igual, cuando lo que en realidad es una lucha desigual porque ocupamos lugares que son construcciones socio-históricas que generan ventajas a unos pocos, pero que creemos que se llama democracia. Justamente esta es la crítica al sistema, y un cartel lo expresaba con toda claridad: "No somos antisistema, el sistema es antonosotros", se trata de una crítica profunda al modelo de producción, aunque muchos no lo tengan claro. Y que por eso es que aceptamos el "fin del mundo" antes que el fin del capitalista.

Ya volveré sobre el tema del crecimiento económico, y sobre este "malestar de la democracia". Les dejo ahí la reflexión esperando que provoque algo, aunque sea una puteada.