“O se opta consciente y reflejamente, o la opción de nuestra vida se realiza sin que ni siquiera caigamos en la cuenta de ello. Pero en cualquier caso, nuestra vida y nuestra acción se inscriben en uno de los sectores contendientes. No hay marginados frente al conflicto social; hay sencillamente, contendores abiertos y contendores solapados, luchadores convencidos y tontos útiles. Demasiadas veces, y más por ingenuidad que por mala voluntad, los universitarios formamos parte de este último grupo. Todos estamos comprometidos: resta saber por quién”.
Ignacio Martín-Baró

jueves, 7 de abril de 2011

La Nación S.A. nuevamente contra la formación humanista



El pasado 1 de abril el derechoso diario de Tibás publicó un mal intencionado artículo en el que prácticamente culpa a la Universidad de Costa Rica por el exceso de profesionales en algunas áreas, a pesar de que el título del susodicho artículo decía “Jóvenes huyen de las carreras con más opciones de trabajo”. 

 

De lo que en realidad trata el reportaje, es que La Nación y grupos empresariales quieren (necesitan) más Ingenieros, Administradores de Empresas, Economistas, Contadores, Nanotecnólogos, Químicos, Biotecnólogos, profesionales en Telecomunicaciones y Energías Renovables. Incluso el sindicato de empresarios (la UCCAEP) mete la cuchara, y el periodista indica que hay críticas sobre lo que ocurre en el mercado laboral.

 

Pero vamos por partes. 

 

Lo primero que hay que señalar es que el artículo no trata de lo que se enuncia en el título. El periodista supone que el hecho de que los estudiantes opten por estudiar Ciencias Sociales y no las carreras con más posibilidades laborales, se debe a que los y las estudiantes le temen a las matemáticas, hipótesis que no sería sorprendente dado el desastre en la enseñanza de la matemática de nuestro país. Sin embargo, el periodista no aporta ningún estudio que respalde su suposición, tan sólo la opinión del Ministro de Educación, que por más Ministro que sea, sólo emite eso, una hipótesis. Insisto que la hipótesis en sí misma no es descabellada. Lo que pasa es que también podría ocurrir que los estudiantes también quieran estudiar Ciencias Sociales, que tengan otras expectativas laborales distintas “a las del mercado”. Podría pasar. No en la mente del periodista, pero sí en la realidad.

 

Segundo. En el artículo no se menciona, ni por asomo, a las universidades privadas (sí, en minúscula), y el periodista hace creer al lector que se trata de un problema provocado por la UCR, y que es de sus profesionales, lo cual evidentemente es un falacia, y demuestra la mala leche del reportaje. Si hay saturación en algunas carreras es simplemente por el exceso de la oferta de algunas carreras que a las universidades les resulta atractivo mercadear, o dicho más claramente, las que les resultan rentables, como por ejemplo psicología. 

 

Según los datos que se exponen, sólo el año anterior se graduaron 829 profesionales en psicología. En el año 2000 me afilié al Colegio de Psicólogos, soy el afiliado 1551, es decir en un año se graduó la mitad de los que en casi 30 años nos integramos al Colegio. ¿Todos y todas son graduados de la UCR? Obviamente no. ¿El reportaje lo dice? No. Resulta que en el caso de psicología en algún momento hubo cerca de 13 universidades privadas “formando” psicólogos y psicólogas. ¿Necesita el país esta cantidad de profesionales en psicología? No lo sabemos, pero la realidad parece indicar que hay demasiados (algunos no muy buenos por cierto), cosa que obviamente genera desempleo en el gremio, abaratamiento del costo de los servicios, salidas laborales “alternas” y sobre todo una competencia feroz. ¿Y todo esto porqué? Porque sencillamente hay un desvinculación entre las necesidades del país y la formación de profesionales, o sea, que al liberalizar la educación superior con las políticas neoliberales y el nulo control al sector privado, se dejó de lado la posibilidad de planificar la formación en función de las necesidades reales del país. Maravilla de las políticas neoliberales y el mito de la mano invisible tan defendido por algunos de los que hoy se quejan amargamente de que no hayan suficientes profesionales en ingeniería y estas carreras que requieren.

 

Quiero hacer énfasis en este asunto, porque una cosa son las necesidades del país, y otra muy diferente son las necesidades del sector empresarial. No son lo mismo. Aunque el presidente del sindicato patronal, Manuel Rodríguez, y el periodista de La Nación S.A. quieran hacerle creer a los lectores que se trata de lo mismo. Los empresarios lo que necesitan son profesionales-técnicos sumisos que únicamente piensen en cómo resolver sus necesidades, que están en función de la acumulación de capital, no de desarrollar el país como hipócritamente predican. 

 

Tercero, dentro de ese sector político-económico que representa La Nación S.A., hay una obsesión por cerrar todas esas carreras que consideran innecesarias (que curiosamente se concentran en las Letras, Artes y Ciencias Sociales) porque no son rentables para el mercado, en este caso se justifica porque “no hay salida laboral”. Es curioso, porque es precisamente el periodista quien sugiere directamente la cuestión. No es nuevo, ya antes han hecho énfasis en  “lo caro” que salen estas carreras al Estado. Lo que en el fondo se busca es ponerse a tono con la contrarreforma neoliberal que ya se ha echado a andar en Europa con el Plan Bolonia, que consiste en mercantilizar la Educación Superior. Y de eso se trató la última negociación del FEES, con los pésimos resultados ya conocidos. En todo caso, no es cierto que el país no requiera de profesionales en Ciencias Sociales, Letras y Artes, ni de Biólogos y Biólogas, quienes no lo requieren son los empresarios, quienes claramente no pueden en sí mismos solucionar el tema del empleo, se trata de una apuesta colectiva y pública en este sentido, hasta el momento lo que el Gobierno y empresarios han logrado es pauperizar las condiciones de empleo de jóvenes y de la mitad de la población, la mujeres. O sea, nota deficiente para el Gobierno, y peor para el sector empresarial. 

 

Cuarto. Otra cosa que el artículo no menciona, es la pésima orientación vocacional, cuando la hay. De eso se pueden señalar dos aspectos. El primero es que el Ministerio de Educación Pública queda debiendo en esta materia, y mucho. El segundo es que las universidades privadas más que orientación vocacional lo que tienen es mercadeo, que es muy distinto. Recientemente vi un carrito de una transnacional de la educación, el carrito parecía más de una empresa de útiles escolares que de un centro de educación popular (pero no se puede esperar más de una empresa de estas, acostumbrada a estafar a jóvenes recuérdese el triste episodio con Los Pericos), la chica que luego abordó el carrito, me mencionó que era del departamento de mercadeo, y ante la pregunta de si hacían orientación vocacional, me respondió que sí, que en el departamento de mercadeo se daba cuando alguien lo pedía, pero que fundamentalmente hacía mercadeo. La conclusión es más que obvia, lo que  se hace es promover que los estudiantes se matriculen en esa “universidad” y a eso le llaman orientación vocacional. En resumen: orientación vocacional = mercadeo.

 

Quinto. El “mercado laboral”. El artículo menciona (curiosamente sólo se mencionan egresados de universidades públicas) que los nuevos profesionales deben dedicarse a trabajar en Call Centers al no encontrar trabajo en su rama profesional. Aquí nuevamente el periodista obvia el problema de fondo, aunque no sabemos si lo obvia o simplemente no puede verlo, creo que más lo segundo que lo primero. Ha sido política de “nuestros” gobiernos promover como “solución” al desempleo de los sectores juveniles el empleo en transnacionales de servicios, simplemente porque no hay una política integral de empleo para las personas jóvenes, y ante la falta de creatividad, de compromiso y una visión reduccionista, se condena a los jóvenes a ser explotados por estas transnacionales, que como hemos visto en cualquier momento abandonan el país sin pagar prestaciones, o con el pretexto de la crisis congelan salarios, recargan funciones o simplemente despiden a sus trabajadores, mientras continúan con su agresiva política de compra de empresas y ganancias multimillonarias. Triste y frustrante salida laboral para las juventudes. 

 

Sin duda alguna a lo que estamos asistiendo, nuevamente, es una gran estafa colectiva por parte de estas “universidades” en total complicidad de los gobernantes de turno y los empresarios (que en realidad son los mismos). También a un violento ataque de estos sectores que quieren acabar con la Universidad Pública y Humanista, y que quieren que la Universidad se convierta en simplemente una maquila de profesionales-técnicos sumisos, listos para incorporarse al proceso de acumulación de capital y que colaboren eficientemente – y sin chistar – con la explotación de nuestro pueblo y con la destrucción de la naturaleza, efecto inherente del desarrollo capitalista.