“O se opta consciente y reflejamente, o la opción de nuestra vida se realiza sin que ni siquiera caigamos en la cuenta de ello. Pero en cualquier caso, nuestra vida y nuestra acción se inscriben en uno de los sectores contendientes. No hay marginados frente al conflicto social; hay sencillamente, contendores abiertos y contendores solapados, luchadores convencidos y tontos útiles. Demasiadas veces, y más por ingenuidad que por mala voluntad, los universitarios formamos parte de este último grupo. Todos estamos comprometidos: resta saber por quién”.
Ignacio Martín-Baró

domingo, 25 de marzo de 2007

La chica con nombre de actriz

Empecemos diciendo que la casa era preciosa. Era una de esas casas a la antigua: patio central, una cerca de esas de antes, que no son las cárceles en las que solemos vivir ahora, sino simplemente una especie de límite con la propiedad pública, hasta un árbol que tenía tantos años que se enredaba con los cables del alumbrado público, también muchas macetas, todas bien cuidadas por supuesto.

A pesar de que los españoles, o vamos, los que viven en el Estado Español o bajo ese territorio que suele llamarse España, no se ponen de acuerdo, algunos vascos, catalanes, andaluces, gallegos, no se sienten españoles, pero resulta que en el fondo, cuando están en otro país con un grupo de los “suyos”, se puede ver que en realidad sí existe algo que los une a todos, como por ejemplo “Los Manolos”, y ahí están todos bailando como si fuera todos de nacionalidad que arrebatos de nacionalismo niegan. La escena simplemente era para contemplarla, como también lo era ella.


Esta chica me miró y me invitó a bailar, para desgracia de ambos yo no sabía bailar.


Después de un largo rato, coincidimos en la terraza, y también coincidieron nuestras miradas. Ella me nuevamente invitó, esta vez a sentarme. Enroló un cigarro de tabaco, le puso un poco de marihuana y fumamos. Luego de preguntarnos nombres, entablamos una interesante conversación, como suele ocurrir en estos casos, hablamos de cosas personales, de nuestros abuelos, algunos recuerdos de la infancia (eso sí cada quien en su país), luego de lo maravilloso que es este país, sus playas, su todo. “Misteriosamente” la conversación se desvió hacia la política. Ella me habló de la indignación que sintió en la cumbre del G8 en Gran Bretaña, y de cómo el mismo sistema se apropió de la reivindicación de miles que estaban en la calle, de cómo se vacía de contenido revolucionario a una protesta a un ideal, le contó que se sintió asqueada al ver que el poder logró decir que ellos eran esos miles que exigían un mundo diferente en las calles, lograron dejar sin su contenido creador y de negación afirmativa al movimiento. Puteó a Pink Floyd, y se declaró decepcionada.


Yo le conté de forma apasionada que mi país estaba cambiando, que ya no era el mismo y que las cosas cambiaban aceleradamente, le conté lo que había visto en las giras por todo el país, estaba convencido de que habría un cambio pronto, que las comunidades se estaban organizando. Sus ojos (los de ella) brillaban, y los míos solo la veían a ella con sus ojos que brillaban. Le dije “¡que suerte tienes de haber venido en este momento y que hayas podido verlo!”, y entonces dije lo que no tenía que decir, “Es una lástima que no te haya conocido antes”, ella me miró y me dijo que “cuando ya se decían esas cosas de ‘lastima que no te conocí antes’ es porque hay algo fuerte”, yo lo reafirmó, y ella me dijo algo así “es que me molas mucho”, claro que no entendí lo que ella me dijo pero me sonó bien, y quise besarla, pero no me atreví, me di cuenta de que ella también lo deseaba pero tampoco se atrevía, las cartas hacía un par de horas que se lo habían dicho. Como era su fiesta de despedida algunos llegaron a despedirse y se perdió.


No supe cómo buscarla, cuando la encontré estaba afuera fumando con otros amigos, ya tenía sus cosas en sus manos. Se despidió de sus amigos, estaba a veinte metros, ella me vio, me dijo adiós, y caminó hacia su casa. Caminaba dubitativa, como si quisiera devolverse y decirme “lástima que no te conocí antes”. Se volvió como queriendo decirlo, pero no pudo, simplemente alzó su mano de forma nostálgica. Yo la mirab
a deseando que me diera aunque fuera una noche, un solo beso, culminar esa noche entre sus brazos, entre sus piernas, amarla apasionadamente para que nunca me pudiera dejar. Ella se dio vuelta y siguió caminando, no me dio el beso que tanto deseaba. Pero sí se fue con esa sensación que uno tiene cuando se vive durante un tiempo en una ciudad, y justo antes de irse uno se encuentra a esa persona que sabe es alguien a quien podríaramar durante mucho tiempo, de esas que uno sabe completacla aventura de "cruzar el charco". Uno nunca sabe si podría funcionar, uno se imagina que sí, eso lo mantiene vivo en el recuerdo durante años, y durante mucho tiempo cabe preguntarse ¿y si hubiera conocido a esta chica con nombre de actriz antes?