“O se opta consciente y reflejamente, o la opción de nuestra vida se realiza sin que ni siquiera caigamos en la cuenta de ello. Pero en cualquier caso, nuestra vida y nuestra acción se inscriben en uno de los sectores contendientes. No hay marginados frente al conflicto social; hay sencillamente, contendores abiertos y contendores solapados, luchadores convencidos y tontos útiles. Demasiadas veces, y más por ingenuidad que por mala voluntad, los universitarios formamos parte de este último grupo. Todos estamos comprometidos: resta saber por quién”.
Ignacio Martín-Baró

viernes, 1 de noviembre de 2019

10 años de trabajo en la U

A mí me gustan las fechas, me gusta conmemorar eventos, porque creo que las fechas permiten hablar de cosas significativas, ligadas a sentimientos y recuerdos. Básicamente lo que digo es que la fecha es un pretexto para ver procesos de vida, o procesos institucionales. El asunto es que este 2 de noviembre cumplo 10 años de trabajar en la Universidad de Costa Rica y es una fecha importante para mí.

Ver hacia atrás es muy interesante por todo lo que ha pasado, por cómo entré y cómo estoy ahora (por ejemplo, sin pelo). Malos chistes aparte, puedo decir que afortunadamente me encuentro en una mejor y más interesante posición, aunque sí he decir que muy lejos de los salarios millonarios que La Nación, y mucha gente, cree que ganamos en la U. Luego de diez años sigo interino, aunque ya no en la Vicerrectoría de Acción Social (donde estuve poco más de nueve años), ahora estoy en el Instituto de Investigación en Educación y la Escuela de Psicología; esto me hace feliz y me ha dado tranquilidad después de los últimos tres dolorosos años. Pero en realidad no quiero hablar de mí en este apunte, lo anterior simplemente me sirve de pretexto para decir otra cosa.

Con la crisis que ha generado en la Universidad el anuncio del desvío de 70 mil millones de colones del presupuesto universitario de una partida a otra, y que nos dejaría en jaque, un grupo de docentes que tenemos a cargo la coordinación de TCU nos hemos reunido para reivindicar y evidenciar la importancia de lo que hace la U a través de los más de 170 proyectos de Trabajo Comunal bajo la pregunta ¿Qué pasaría si no existiera el TCU? Pero me he puesto a pensar que esta debería ser una tarea liderada por la Vicerrectoría de Acción Social (VAS), y con esto no digo que no deberíamos hacerlo nosotros, solo que hay una entidad que tiene toda la información y se supone los recursos para hacerlo.

Aunque la VAS no es la Acción Social, sí ejerce un rol importante en tanto es el ente rector de este pilar fundamental de la Universidad. Y sólo viendo hacia atrás es posible encontrar una respuesta a la pasividad de la Vicerrectoría en esta coyuntura, y el porqué nos hemos tenido que organizar entre nosotros.

"No voy a reducir la Acción Social" aseveró Henning Jensen en marzo de 2012 al Semanario Universidad cuando era candidato a Rector. Sin embargo, una vez ganada la elección su entorno se refería a la VAS como la "Vicerrectoría rebelde", y muchas veces llamaron a "poner orden" e incluso a "domesticar" a la VAS. Ese mismo entorno hablaba de desorden financiero, de corrupción y de caos. Para acabar “con todo lo desastroso que había hecho María Pérez” (quien no es santa de mi devoción), lo primero fue nombrar como Vicerrector a alguien que en su vida ejecutó un proyecto de Acción Social, que se perdió en su academicismo, un digno representante de la "Acción Ciudadana" sin ciudadanía, un repetidor de Boaventura de Souza Santos, alguien que nunca logró comprender realmente al sociólogo portugués. Lo segundo, fue nombrar un jefe administrativo "que pusiera orden" ("Míster No" le habían apodado en la Vicerrectoría de Vida Estudiantil), una ficha de OAF, y esa persona nunca comprendió qué es lo que se hacía en la VAS, nunca preguntó, tampoco parecía importarle mucho porque su misión era poner orden. Tercero, un director de cultura que en realidad era un productor de eventos privados, una persona con criterios elitistas de cultura, anti-izquierdista resentido y acomplejado, un tipo sediento de poder y enemigo de uno de los programas más exitosos de la VAS: Danza Universitaria, que aprovechó su posición para su vendeta personal con Danza U. Luego, el vicerrector se rodeó de aduladores que nunca comprendieron la dinámica de una Vicerrectoría que había crecido mucho y que tuvo sus muchos aciertos, y claro desaciertos. Intentaron borrarlo todo.

Para reducir la Acción Social no fue necesario reducir los presupuestos, la redujeron burocratizándola, encorsetándola en la rigidez del sistema de administración financiera, introduciendo algunos criterios economicistas, aplastando a los trabajadores, con discursos vacíos y contradictorios. La primera parte de la administración Jensen acabó con una guerra de alta intensidad y una ruptura abierta entre trabajadores y el vicerrector, sus directores (excepto la dirección de TCU) y su comparsa de aduladores. Tan es así que la salida de Salom fue celebrada a lo interno, pero también a lo externo, mucha gente pidió su cabeza, y el Rector la ofreció sin siquiera darle la cara a su fiel vicerrector (lo mismo hizo con la Vicerrectora de Investigación). Ya a esas alturas era evidente el desastre que estaba resultando Jensen al frente de la U. Si se reeligió fue porque la oposición no logró articularse y el candidato que tenía al frente era muy flojo y cometió todos los errores que no debía cometer en campaña, aún así logró sacar una buena cantidad de votos, porcentualmente hablando porque ya sabemos que una minoría es la que elige Rector.

Tras la reelección Jensen decidió poner al frente de la VAS a Marjorie Jiménez, su trayectoria al frente de la Sede del Pacífico nos hizo pensar que podría haber un cambio positivo. Pero aquello fue espejismo, y la crisis interna de la VAS fue peor. Aunque la vicerrectora tuvo el acierto de promover el nuevo Reglamento de TCU (que el anterior vicerrector "engavetó" dos años) pronto perdió el rumbo y no tuvo capacidad de dialogar con todos los sectores de la VAS, escuchó "a su gente" y la dinámica pronto se tornó tóxica a niveles intolerables, incluso para la misma vicerrectora. La crisis tuvo uno de sus climax cuando  los tres directores renunciaron en bloque (hecho grave que no fue contado por nadie, el Semanario miraba para cualquier porque seguramente Ernesto Rivera no quería meterse en problemas). Varios salimos de la VAS, y me atrevo a afirmar que son pocas las personas que se quieren quedar.

Durante el VII Congreso Universitario un grupo de trabajadores de la VAS propuso una reestructuración. La ponencia fue aprobada de forma unánime en el Congreso, pero Salom dijo "no es el momento" y nuevamente abrió la gaveta. La vicerrectora Jiménez retomó la propuesta, pero lejos de ponerla a discutir a lo interno para generar un consenso lo que hizo fue discutirla en su grupo de confianza, tampoco abrió un proceso a la Comunidad Universitaria, aunque le mostramos cómo fue que hicimos el Reglamento de TCU y le propusimos una metodología. Poco a poco la propuesta original se fue desdibujando, y se fue sustituyendo por chismes de un nuevo orden, por cambios que no tenían ningún sustento y no estaban escritos en ningún lado, en algunas ocasiones se implementaba un cambio y de un momento a otro se reculaba, lo que claramente generaba una sensación de estar gobernados a punta de ocurrencias. Esto lo discutimos abiertamente con ella en la Sección de TCU y su respuesta fue siempre descalificarnos.


Pero quizá el más grave de los "errores" (para utilizar un eufemismo) en este proceso (también usando un eufemismo) fue el suprimir la Sección de TCU. Mencioné que TCU realizó una propuesta de reglamento. Esa propuesta se construyó a través de un largo proceso de consultas y discusiones con estudiantes y docentes. Esto permitió que la Sección de TCU tuviera una claridad sobre lo que debía ser el Trabajo Comunal Universitario, en ese momento era la Sección de la VAS con mayor claridad política y académica, teníamos muy claro lo que debíamos ser, éramos “la vanguardia” de esa Vicerrectoría. Eso fue posible porque había un personal altamente capacitado y comprometido, porque había una discusión permanente y una dinámica de funcionamiento en la que las decisiones estratégicas se tomaban en conjunto. Eso ya no existe. La ocurrencia más dañina de la Administración fue que todos los asesores tuvieran proyectos de todo tipo, es decir, los que antes estaban encargados de darle seguimiento exclusivamente a proyectos de Trabajo Comunal, de pensar la política, de mirar estratégicamente, de articular esfuerzos desde el TCU, ahora debían dar seguimiento a proyectos de Extensión Docente, vínculo remunerado y otros tantos, llenando a esos asesores de burocracia y papeleo innecesario, convirtieron a los asesores en “todólogos”, donde es imposible darle seguimiento cabal a esa cantidad de proyectos tan disímiles. Si TCU logró tener un reglamento nuevo, si TCU estaba logrando reivindicar el papel académico de su quehacer, si se estaba logrando realizar articulaciones con otros proyectos, si se estaba logrando que todos los docentes tuvieran carga académica, si se estaba logrando articular con los Seminarios de Realidad Nacional, era porque había gente especializada en TCU, y todo eso se cayó. Se cayó por la implementación de una ocurrencia. Cierto que en TCU sigue funcionando la parte administrativa, se han mejorado procesos de matrícula (por cierto una promesa pospuesta desde hace años: un sistema de matrícula justo), se han reducido trámites absurdos. Pero políticamente TCU no tiene dirección estratégica, está diluido en la maraña burocrática de la VAS, y ahora sin capacidad de articularse como uno de los programas más importantes y exitosos de la Universidad, y único en Latinoamérica. En la VAS desde hace años hay una "guerra civil", desgraciadamente fomentada desde la Administración, que le ha hecho mucho daño a trabajadores y trabajadoras, pero sobretodo a quienes ejecutan los proyectos de Acción Social.

No faltará quien me diga que uno de los puntos altos fue el Foro de Acción Social, y bueno ¿qué salió de ahí? Una declaración. El trabajo de mucha gente lamentablemente ha servido para que las autoridades pongan su buena cara, mientras hablaban de diálogo de saberes y de participación, a lo interno los trabajadores y trabajadoras de la VAS tuvieron que hacer un paro de labores que dejó en evidencia la ineptitud y poca voluntad para resolver los problemas. Pero sobre todo dejó en evidencia el doble discurso de esta Administración: linda cara hacia afuera, discursos bonitos, persecución a lo interno, y solo por poner un ejemplo: la jefa administrativa y una directora de sección, durante la huelga contra el plan fiscal, intentaron levantar listas negras de trabajadores que nos fuimos a huelga.

Cumplo diez años de trabajar en la U en uno de los momentos más críticos de la historia de la Universidad. Y ahora que ya no estoy en la VAS y dirijo un proyecto de TCU (estoy "al otro lado") no dejo de pensar en lo que se hubiera podido hacer en este momento crítico si tuviéramos una Sección de TCU fuerte y no una gran "Unidad" de Proyectos en Comunidad abstracta e inoperante. Lo jodido de este momento, es que perdimos. El Rector que dijo no iba a reducir la Acción Social, terminó aplastándonos, y que, tal como decía su entorno, efectivamente logró “domesticar” a la “Vicerrectoría rebelde”, ese entre otros muchos despropósitos será su nefasto legado. De mi parte, he de reconocer que fracasamos en nuestro intento de transformar esa estructura vertical y burocrática, nos pasaron por encima. Ahora lo que toca es reivindicar la Acción Social como un espacio de construcción de conocimiento y de transformación, esta vez desde la acción, y a pesar de los Jensen, de los Salom, y de la casta universitaria. Nuestro trabajo es demostrar que la Universidad no es esa torre de marfil y que nuestro trabajo tiene sentido formando profesionales integrales, pero también generando cambios en todas esas comunidades que han sido excluidas.





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martes, 13 de agosto de 2019

42

La cuenta ya llega a 42 ¿en qué momento ocurrió tal cosa? No me di cuenta. A veces me pregunto si a todo el mundo le pasa que llega esta edad y todavía se siente joven, supongo que sí. Obviamente no es que me sienta como un adolescente, porque cuando juego fútbol el cuerpo lo recuerda con absoluta crueldad, pero sí me siento joven. 

Llego a esta edad, que posiblemente sea algo más de la mitad de mi vida, con una sensación contradictoria. Por un lado, el personal, con un cierto optimismo, sintiendo que hay cosas que van mejorando. Pero por otro lado, veo con mucha preocupación lo que sucede a mi alrededor, lo que pasa en un país cada vez conservador y derechizado.

Más allá de la falsa polaridad "progres"-"ramachecos", lo que vivimos es un embate brutal de las élites, que van a por todo, tienen la fuerza. Tanto "progres" como "cristianos" apoyan esa agenda económica, igual que el PLN, el PUSC y los otros partidos representados en la Asamblea Legislativa (excepto el FA). La correlación de fuerzas, hoy, nos tira a la derecha, en lo político y en lo cultural. La narrativa neoliberal se ha vuelto hegemónica como nunca antes. Se ha logrado construir un discurso anti comunista potente, como si hubiera una amenaza comunista. Se trata de un discurso anti comunista sin comunistas. Todo aquello que cuestione el discurso oficial es atacado desde todos los medios, desde todos los frentes, tienen la fuerza y están por destruir toda oposición. Esto es muy peligroso porque va a generar una fractura. Las políticas que se están implementando y las leyes que se están aprobando no van dejando salida, y tras tanto tiempo lo único que hacen es acelerar la desigualdad y la exclusión. Lo peligroso de todo es que es posible que la salida sea autoritaria, porque desde la izquierda tampoco vemos proyecto. Ojalá me equivoque, pero veo la cosa muy mal, el embate contra lo público es brutal.

Pero como decía, contradictoriamente en lo personal me siento más optimista. Se cerró un ciclo, mi ciclo en la Vicerrectoría de Acción tras casi diez años y un ambinete laboral tóxico. Paso a hacer cosas más interesantes y estimulantes. A partir de este año estoy trabajando en el INIE (Instituto de Investigación en Educación) ejecutando un proyecto de Acción Social, y en estos días me estrenaré como profesor de la Escuela de Psicología y dirigiré un TCU. La vida me cambió, y después de la tristeza absoluta, siento que puedo sonreír. Tal vez suene un poco exagerado ponerlo de esta forma, pero este es un cambio importante. Yo diría que determinante en mi vida, y estoy agradecido por ello. Lentamente se va cerrando el duelo, y aunque esta tristeza siempre me va a acompañar el dolor ha mutado. Hoy es momento de sonreír, y de celebrar, así que salú: ¡por la vida!



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miércoles, 7 de agosto de 2019

Sobre la dirección del Semanario Universidad

Desde hace algún tiempo he dicho que el Semanario Universidad ha dejado de ser un medio crítico e incómodo. ¿Es esto responsabilidad de Ernesto Rivera? Sí y no.

No, porque el viraje se dio desde hace tiempo. Recordemos que la administración Jensen desde su inicio se planteó borrar todo lo que se había hecho en la administración González. Recuerdo a Roberto Salom, Vicerrector de Acción Social en ese momento, diciendo que el Semanario debía ser un "medio académico" y que no le gustaba el "sesgo" que tenía el Semanario, nunca dijo claramente cuál era ese sesgo. Otro tanto decía Miguel Guzmán, en aquel tiempo asesor de la Rectoría. Para darle ese giro, para ser un "medio académico" trajeron a Mauricio Herrera, luego Ministro de Comunicación del gobierno de Solís. Cuando se fue Herrera quedó Rivera. Recordemos la polémica que se generó con la salida de Martínez, recordemos que antes el Director (a) del Semanario era escogido por el Vicerrector.

En aquel momento, el CU era un vergonzoso coro del Rector, y Rivera fue nombrado. Así que continuó con la línea de su antecesor: un medio pro-PAC y ultra dócil con las autoridades universitarias. El apoyo al Gobierno, es más que evidente, y parece que es el giro que deseaban las autoridades. No es de sorprender entonces que voces cercanas al gobierno o al PAC apoyen que Rivera siga al frente del Semanario. Y bueno, cada quien es libre de opinar lo que le de la gana, solo que sería más honesto dejar de jugar de neutrales (ideológicamente hablando). Fíjense quiénes defienden a Rivera y saquen conclusiones.

Ahora, también hay que decir que la carta que han publicado los Decanos y Directores es de una torpeza política enorme. Además que vaya firmada por el Decano de Derecho le da un tufo de revanchismo que sólo alimenta el morbo. La carta en sí misma, pero además con la firma de Chirino, básicamente convierte en mártir a quién no lo es, Rivera no es un mártir ni un adalid de la libre opinión y menos aún del pensamiento crítico, es un periodista, desde mi punto de vista, mediocre y conservador.

En fin, será el Concejo Universitario el que deberá decidir, y para eso existe un Reglamento. Además es importante señalar que Rivera intentó hacer una interpretación, para decirlo bonito, sui géneris, y solicitó al CU una prórroga de su nombramiento, sin el debido procedimiento (oficio SU-112-2019). El CU en oficio CU-587-2019 le respondió que el procedimiento estaba claramente establecido en el Reglamento y que por lo tanto su solicitud de prórroga automática no procedía.

Así que, como todo el mundo opina yo también lo haré y espero que el CU no prorrogue el nombramiento de Rivera, y esperaría que el Semanario retome su criticidad y que vuelva ser ese medio incómodo para el poder.


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viernes, 2 de agosto de 2019

Libros, revistas, entrevistas, y el para qué.


Es muy común que me pregunten a qué hora me voy a leer esa cantidad de libros que he ido acumulando, y que poco a poco ya no caben en los libreros, la otra pregunta común es qué porcentaje de libros son los que me he leído. Ambas preguntas, sin que sea la intención a veces parecen de censura, puede ser tal vez me pongo algo a la defensiva. Pero la cosa es que mis respuestas se han vuelto casi un machote, para la primera pregunta suelo decir "tengo el resto de mi vida para leerlos", y para la segunda suelo contestar "eso no se pregunta, porque no tiene ninguna importancia, los voy leyendo conforme lo voy necesitando". También me preguntan si no me voy a deshacer de algunos, y siempre respondo lo mismo: "No".

Juan Tallón en su columna Libros ¿Para qué? en el Diario El Progreso escribía:
"... después de su lectura se guardan, pero la sola idea tiene algo de escalofriante. Porque lo que viene a continuación de esa lectura efímera son años, quizá siglos de abandono físico. La mayor parte de las obras se leen una sola vez, y en algunos casos ni eso. A veces compras libros para el futuro, confiando en que habrá para ellos un momento perfecto, y te equivocas. Así que el sentido de la vida del libro también es permanecer cerrado la mayor parte del tiempo. Digamos que es una función no expresada (...) Los libros también se atesoran para no leer. De lo contrario, tras la lectura sentirías a menudo la tentación de cederlos, ganando espacio, porque ya no sirven para nada más. Pero sí sirven (...) Los libros permanecen con nosotros porque "son" nosotros. También te los quedas porque cabe la posibilidad de que quieras leerlos una segunda vez, y porque, aun acabados y guardados, te parece que cumplen una función relevante: ser expuestos, ser mirados y en ese momento quizá ser recordados". 

Es muy probable que el comprar libros a un ritmo mucho más acelerado de lo que puedo leerlos en realidad se trate de un problema serio de consumismo, y que sea una justificación el decir que en algún momento los voy a necesitar; en todo caso si se tratara de eso debo agradecer que lo que compro son libros y no otras cosas, si fuera, pongamos el caso cocaína o alguna otra droga, ya estaría desde hace mucho tiempo acompañando a algunos cantantes famosos.

Tengo además otra una afición, no digamos vicio porque muy feo, la lectura de revistas. Me he suscrito a varias, el salario escolar me permite este pequeño placer. La mayoría son revistas españolas sobre cultura y política, aún no me animo a suscribirme a alguna sobre fútbol, como la Panenka, aunque ganas no me faltan. Es una maravillosa sorpresa llegar a la oficina y que la secretaria me diga "te llegó esto", o encontrar en el escritorio un sobre con alguna de las revistas. Porque además me gusta el papel. En eso soy todo un señor antiguo. Disfruto de las ediciones impresas, aunque leo también revistas digitales, lo primero que hago al abrir el sobre es oler el papel: amo el olor de la tinta. Me encanta abrir la revista y mirar el índice, echarle una ojeada completa a la revista y empezar a leer algo que me llame la atención, y luego darle desde el principio. Por supuesto, me llegan más revistas de las que puedo leer en un mes, así que irremediablemente se van acumulando. Alguien alguna vez dijo sobre mi antiguo apartamento en Vargas Araya que era "La casa tomada".

La ventaja que tienen las revistas es que se pueden ir leyendo de a poquitos, en el bus, mientras estoy comiendo, antes de dormirme, mientras cago, o simplemente cuando estoy aburrido. Últimamente me he aficionado a las entrevistas que se publican en la revista cultural Jot Down, muchas veces personajes conocidos del deporte, el arte, la cultura o la política, pero la mayoría del tiempo personas que no tenía idea que existían, y mucho menos su obra. Ha pasado que en algunas ocasiones eso me ha animado a comprar algún libro o averiguar más sobre algún personaje.

Pero también ocurre que esas muy interesantes entrevistas me dejan pensando cosas puntuales. Por ejemplo en el número 34 de la revista Jot Jown Smart de Julio 2018 me encontré una entrevista que el periodista Enric González  le hizo a Ramiro Pinilla (Bilbao, 1923 - Baracaldo, 2014) en 2012. No tenía la más mínima idea de quién era Pinilla, se trata de un escritor vasco. Y según él mismo dice publicó varias novelas en editoriales pequeñas del País Vasco sin prácticamente difusión, "... me da mucha rabia que ahora se estén publicando poco a poco en Tusquets como reediciones, cuando en el fondo no son reediciones porque nadie conocía esas novelas".

Me ha intrigado este escritor, y me han dado ganas de conseguir alguno de sus libros. Pero lo que realmente me llamó la atención es la última pregunta de González: "¿Sigues ajeno al mundillo literario?", bueno, no tanto la pregunta sino la respuesta:
"Se me llama alguna vez, pero de tertulias y eso, nada. Estoy seguro —y digo que estoy seguro, no que sea una teoría que hay que demostrar— de que estamos en el mundo para contarnos. El individuo que no pinta y que no escribe es porque, desgraciadamente para él, tiene facilidad de expresión, es simpático, es aceptado en sociedad y habla mucho… ese es el genio de las tertulias. Y generalmente no hace nada serio luego. Todos necesitamos contarnos de alguna forma. Los que no hablamos, los que no vamos a tertulias, luego en casa tenemos que meternos a escribir para contarnos cómo somos. Ese es uno de los secretos de la vida". 
Me ha quedado dando vuelta en la cabeza eso de "Estamos en el mundo para contarnos", es una necesidad, somos eso que contamos. Y ahora que lo pienso estos Apuntes nacieron como eso, como la necesidad de decir, no necesariamente con la consciencia de estarme contando, pero sí con la necesidad de decir cosas. Ya casi son doce años y medio, y aunque los últimos años no han sido los más constantes, aquí sigo, opinando, contando cosas, algunas íntimas, sobre todo los dos últimos años atravesado por el dolor. Y entonces, como siempre, después de hablar alguna cosa (esta vez hablar de libros y revistas) en realidad lo que quería era simplemente preguntarme si será de verdad que este acto de escritura, este contar cómo somos, es realmente uno de los secretos de la vida. Porque desde hace un tiempo me pregunto  ¿para qué este blog? ¿para qué mantenerlo? y sobretodo si habrá llegado ya el momento de dejarlo.



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lunes, 1 de julio de 2019

Formas del dolor

Hoy es 1 de julio e inevitablemente me lleno de dolor y tristeza. Inevitablemente siento este vacío en el pecho. Inevitablemente siento estas ganas de llorar. Hoy Prisci debería cumplir 33 años, hoy deberíamos celebrar, no llorar.

Apenas han pasado dos años y medio, pero siento que ha pasado más. Tengo la sensación de que aquella fría noche de enero fue hace mucho tiempo. Pero apenas son dos años y medio. Dos años y medio es toda una vida, es la vida de alguien que no tiene idea de qué pasó, y que con el tiempo irá sabiéndolo, y que le dará su propio sentido. De momento, ha tocado lidiar con el dolor, con la ausencia, con la tristeza. Con el sinsentido de lo ocurrido, con la irresponsabilidad y negligencia de quienes no debieron dejarla morir.

Hace dos años me negaba a aceptar lo que había pasado, me negaba a aceptar la realidad, me negaba a aceptar su muerte. Seguí esperando a Prisci, creía que la me encontraría en algún lugar, aunque sabía que eso no iba a pasar. Cientos de veces he escuchado las canciones que nos gustaban, las canciones con las que crecimos. Anoche me preguntaron cómo me sentía, y mi respuesta fue: "Resignado". Porque ya eso es lo que queda, resignarse. No es fácil llegar a ese momento, me he tardado dos años y medio. Resignarse, es también otra forma del dolor. Porque el dolor va mutando, de una intensidad terrible a una nostalgia profunda. El dolor muta, no desaparece. La fractura está ahí, el vacío está ahí. Y frecuentemente ese dolor emerge, se intensifica, se hace insoportable, y no queda más dejarlo salir, llorar.

Pasará mucho tiempo para que en algún momento celebremos que Prisci existió, o tal vez nunca llegue ese momento, por lo trágico que ha sido todo esto, por lo intempestivo de su muerte, por lo injusta que me resulta su muerte. Espero, oyendo esa música que tanto nos gustaba, algún día poder sonreír un 1 de julio y tomarme una copa por su vida, mientras, solo me queda llorarla, y sentir esta nostalgia profunda, esta otra forma del dolor.




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jueves, 6 de junio de 2019

El transporte público, lo colectivo y el individualismo

Día largo el de hoy. Desde muy temprano sentado en la compu a trabajar con el montón de cosas por hacer, incluidas las correcciones de mi anteproyecto de tesis que debieron estar listas hace mucho tiempo. En todo caso logro sacar el rato para dedicarle al arbolito que sembré hace un par de días, tampoco es mucho lo que le hago, le hice más a las hortensias. Se me va la mañana en la redacción de un documento que dejo bastante avanzado, me da hambre, me doy cuenta de que prácticamente no tengo nada para comer. Así que cocino los raviolis que tenía en el congelador, hago una salsa exprés, y pienso que la cosa para la noche se va a poner medio complicada. Sigo trabajando. Avanzo otro documento, aunque no tanto como hubiese querido, pero algo es algo. Cuando oscurece me doy cuenta que no llovió hoy y que debería echarle agua al arbolito, eso me recomendaron "agua todos los días, no tanta para que no lo ahogue", no sé cuánto será "no tanta", busco en google pero no encuentro qué significa "no tanta", así que será ensayo y error, espero no matar mi arbolito, porque yo con las plantas soy como con las relaciones, muy chapa, las mato de las formas más absurdas posibles, esta vez procuraré hacerlo bien. Pospongo lo del agua porque, pienso debe estar por llover, al final no llueve. Pero como oscurece me acuerdo que no tengo nada para comer, excepto un paquete de galletas que hace rato me comí. Pienso que sería bueno avanzar un poco más en el documento que estoy trabajando aprovechando el impulso que tengo, y luego bajar a comer y de paso ir al súper, siempre es mejor ir al súper con la panza llena, así uno no se antoja de muchas cosas, eso es saludable para el bolsillo. Pero salir a comer implica como mínimo una par de horas, ese tiempo sería muy útil para seguir escribiendo. Pero ni modo, tengo hambre, así que me pongo un pantalón, estar en la casa tiene la ventaja de poder trabajar en boxer y con una de esas camisas a punto de desintegrarse, aquí arriba no hace ese calor infernal y húmedo.

Espero el bus para bajar hasta Guadalupe, que es lo que está menos lejos de mi casa y que implica solo tomar un autobús. A la vuelta, ya tarde, duré más de lo que había pensado originalmente, el bus va medio lleno, en realidad lleno, hay bastante gente de pie, como siempre la mayoría aglutinada en la parte de adelante. Intento abrirme campo entre la gente que va a pie, una amplia mayoría hombres a los que hay que empujar para poder seguir al fondo del bus, la mayoría se aparta molesta, sólo un impresentable con gorra y bulto no se mueve, de hecho es el que hace de dique para ir un poco menos incómodo en la parte de atrás. Al tipo no le importa que el resto vaya incómodo, casi parece disfrutarlo, hasta que el chofer pide de un grito que alguien le dé campo a una muchacha que lleva a un niño en brazos, nadie se había levantado a darle campo. El tipo de la gorra y bulto mira molesto hacia adelante y aprovecho para pasar hacia la parte de atrás del bus, el tipo me enjacha, pero ni modo ya pasé, más gente me sigue y los que van adelante ya no van como sardinas enlatadas. Alguien pide la parada, suena la alarma de las barras, el chofer grita que no se paren en las barras, demasiado tarde ya sonó la alarma y quien se había parado más tiempo de la cuenta ya se había bajado, seguro que eso implicará un rebajo al chofer.

Ese chofer al que seguro le rebajan un montón de plata por las múltiples "marcas" que se producen en ese obsoleto e injusto sistema de barras (esos empresarios se niegan rotundamente a un sistema moderno de cobro, obvio para no pagar impuestos y que se vea realmente su estructura de gastos). Ese chofer a pesar de las barras tiene que andar de buenas, manejar en las congestionadas calles del país a temperaturas infernales, o bajo esos aguaceros, capeando motociclistas y taxistas, cobrando y teniendo que hacer sumas y restas de dinero que si se equivoca también le rebajan, anotando a mano (en muchos casos) las cédulas de las personas adulto mayores, teniendo que pedirle a la gente que se corra para atrás o que le den campo a una persona mayor o una mujer embarazada o con un niño; si alguna persona con discapacidad va a montarse al bus tiene que bajarse para que la rampa funcione. O sea, un chofer de bus tiene que manejar y estar pendiente de todo eso, si se está orinando, debe esperar, si se está cagando, debe esperar. Posiblemente su salario sea un salario de mierda. Todos le exigimos que ande de buenas.

Sumemos por otro lado, que los usuarios no somos capaces de entender que todos necesitamos viajar, que todos queremos llegar a algún lado, no nos importa, tan educados en el individualismo nos quedamos en la mitad del bus, total ya nos montamos, no damos campo a personas que necesitan ir sentadas. Y no hay nada que apele a la colectividad, nunca el chofer (le estoy pidiendo que además piense en colectivo) pide a la gente que se mueva para atrás porque todo necesitamos viajar, tampoco cuando pide que no se paren en las barras le recuerda a la gente que le rebajan su salario. Útil sería ese recordatorio, como también sería útil que desde los medios de comunicación y desde el gobierno se apelara a ese sentido de colectividad, de bien común, de algo tan básico como dar paso en el bus, de pensar un poco en los otros.

Pero esto es mucho pedir en nuestra sociedad de la competencia como valor supremo, y más bien medios de comunicación y los ideólogos del neoliberalismo criollo apelan siempre a la solución desde lo privado, desde lo individual, defendiendo el negocio y la competencia por encima del bien común... porque claro, esos ideológos no viajan en bus. Me acordé de un tuit de Juan Carlos Hidalgo, ese "ciudadano privado" que recientemente le dio su adhesión al esquizofrénico PUSC:



Mientras me acordaba de ese tuit, pensaba en el dogma neoliberal: lo privado es prácticamente sagrado, "la empresa privada produce libertad". ¡Cuánta libertad hay en ese bus! pienso mientras veo la maravillosa eficiencia de la empresa privada en materia de transporte público. Porque es obvio que este modelo de transporte público de concesiones por rutas no funciona. Y no funciona simplemente porque cada empresario autobusero está pensando en su beneficio y no en el de la gente. Por eso es que los usuarios padecemos en buses incómodos (peor si una persona tiene alguna discapacidad física, solo recordemos que los autobuseros se han negado sistemáticamente a acatar la Ley 7600). El poder y la presión política que hacen estos empresario (donantes de las campañas políticas) hace que las cosas no mejoren para los usuarios y casi siempre empeoran, con un transporte caro y un servicio deficiente, solo la entidad encargada de regular el transporte público parece opinar lo contrario y por eso chinea a los empresarios, pobres criaturas, ¡la autoridad reguladora al servicio del empresario!... bonita cosa. Pero para el dogmatismo liberal esto es lo que funciona, jamás regulación estatal, y mucho menos una empresa pública, cosa por cierto, que funciona en la mayoría de los países. Lo más grave es que aunque es evidente que la cosa no funciona Nuestra obsoleta mentalidad de mercado, no nos deja pensar en soluciones alternativas poniendo como centro el bien común y no la ganancia privada de unos empresarios avaros. Al menos comí rico, y me hice de provisiones para estos días.


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jueves, 4 de abril de 2019

Las ganas de vivir

En enero de este año el Semanario Universidad hizo una serie de reportajes que titularon "Crónicas de vulnerables" en los que se describen las penurias que muchas personas pasan para lograr sobrevivir. Una de ellas es la historia de Freddy que trabaja repartiendo comida en su bicicleta a través de la plataforma digital UberEats.

El periodista Ernesto Rivera reseña:
"Juntas [la tecnología de la rueda y la tecnología digital] son parte de lo que en el mundo se conoce como economía de plataformas, un fenómeno comercial imparable que hace llover oro sobre un puñado de corporaciones globales que inventaron una tecnología que conecta –a través suyo y con una buena comisión– la oferta y demanda con servicios y productos.
En la base de esta nueva economía hi-tech están Freddy y el resto de la tribu dos ruedas. Son una variante siglo XXI de los proletarios del XIX. No tienen nada. Usan una bicicleta y un celular para vender la fuerza de sus piernas junto a una buena dosis de empeño y algunas capas de piel que el sol les comisiona cada día."
Se trata de un segundo trabajo para redondearse dinero para sostener a su familia, necesidad que llaman. Otro chavalo, Osiris, dice: "Yo antes era hojalatero en construcción, pero qué va, no hay brete, no me sale nada y tenía la bici. Le reforcé los aros y salí. Le meto unos 30 kilómetros al día y me rinde. No crea, le saco entre 12 y 13 mil cañas al día". Agrega que buscó pero no consiguió otro trabajo.

Otro chavalo, Mauricio, dice: "Yo en realidad me pasé, hacía Uber con un auto pero tenía que pagarle ₡100.000 al dueño, juntar para la gasolina, lidiar con los taxistas y todo eso nada que ver. Agarré la moto, ahora me queda todo a mí y es mejor. Salgo como a las ocho de la mañana y a las siete pasaditas me voy a casa con ₡8.000 o ₡10.000 en la bolsa. Es mejor que el carro y que la bici. Yo por lo menos si me accidento, tengo el seguro del INS. Es carísimo, pero al menos si me rompo la madre, me arreglan".

Todos ellos tienen en común la precarización laboral, un salario (no reconocido como tal) que apenas alcanza y un esfuerzo corporal diario, descomunal. Todos ellos son parte de una relación laboral que tampoco es reconocida. Por supuesto, no tienen seguro, no cotizan a la CCSS, la empresa no se hace responsable de lo que les pase, porque son "socios repartidores" no trabajadores. La OIT las llama “formas vulnerables de empleo” en el sector informal. Pablo Sauma indicó que “Tienen características típicas del trabajo informal, son empleos autogenerados, riesgosos, apartados de la seguridad social y que hasta hace poco tiempo eran trabajos asalariados formales, ya que cada restaurante tenía sus motos y sus choferes. Ahora esos empleos se pasaron al sector informal”.

Para El Estado de la Nación (PEN) hay un serio problema con este tipo de empleos ya que “La tendencia a la informalidad laboral tiene impacto en que son personas que no están cotizando para su jubilación y tampoco están aportando a la seguridad social, por lo que le restan sostenibilidad a los actuales pensionados y rompen el pacto generacional de que los jóvenes financien las pensiones de quienes ya se jubilaron”.

La situación es jodida, porque se trata de una espiral de precarización del trabajo y la vida, con un Estado que se niega a tener una política de empleo que no sea la de atraer multinacionales y flexibilizar cada vez más las condiciones laborales. El PEN también advirtió que la aplicación de las políticas neoliberales de los PAE, en los ochenta y noventa, debilitó considerablemente la educación, produciendo miles de expulsados del sistema educativo, y el resultado es que muchísima gente que pudo haber accedido a un empleo de mayor calidad no lo hizo porque no tiene los estudios suficientes, y que eso tendrá será un serio problema en el futuro.

Pero a pesar de todo esto, para el economista Daniel Suchar Zomer, esta gente que la pulsea es más bien de gente con "ganas de vivir". El pasado 31 de marzo hizo un tuit bastante grosero al respecto:



Digo tuit grosero porque primero se banaliza la precarización de la vida de la personas mayores, yo dudo que a este señor le parezca muy bonito trabajar como "socio repartidor" en UberEats, creo más bien que este señor necesita algún ingreso económico. Esta foto, más que mostrar las "ganas de vivir", lo que en realidad muestra es nuestro fracaso como sociedad. Que una persona mayor tenga que trabajar para llegar a fin de mes no es otra cosa que un fracaso social. Una tuitera en defensa de Suchar, afirmando que "los mayores necesitan mantenerse activos", y por supuesto, que una cosa es mantenerse activo y otra muy distinta tener que trabajar. Son dos tipos de necesidades distintas, la primera desde la cierta tranquilidad que da tener una pensión, y la otra la necesidad de sobrevivir, que no es lo mismo que las "ganas de vivir". Ed Muñoz respondió desde su cuenta de Facebook a Suchar, aportando datos importantes:



Luego, la misma tuitera, me responde acusándome de matar el enfoque "de que quiere trabajar lo puede hacer sin poner  peros, sin pretender que “papá estado me dé todo!".



Y bueno, creo que la muchacha no entiende algo muy básico, que es el sistema de pensiones está pensado como un sistema solidario, no  como un sistema de "privilegio" como lo llama. Lo justo y digno es que tras una larga vida laboral, uno pueda retirarse en condiciones decentes para hacerle frente a lo que queda de vida.

Pero el problema es que este tipo de trabajo no regulados por el Estado (y que no se regulan por puro prejuicio ideológico) no aporta a la seguridad social, y entonces esas personas con "ganas de vivir" no van a tener luego una pensión digna, van a tener una pensión mínima, que hará que tengan que seguir trabajando, es un ciclo, una espiral de precarización que se extenderá hasta el final de la vida.

 

Este tipo de razonamiento tiene de fondo que quienes no tienen ese "privilegio" es porque no lo construyeron o no se lo ganaron. Pongamos por ejemplo a mi abuela, jornada de trabajo doble: casa y sostenimiento del hogar, nunca cotizó a la seguridad social, su trabajo era informal, pero trabajaba, y mucho. Al final de sus días recibió una pensión del régimen no contributiva, no tuvo "el privilegio", pero sí trabajó toda su vida. Pero para no ser autoreferencial, volvamos a los chavalos de UberEats, los "socios repartidores", con ese empleo informal tampoco cotizan, y desde la lógica de esta persona, no están construyendo ni se están ganado su pensión, o como ella insiste "su privilegio", ¿o sí? No es clara esta lógica, lo que sí es claro es que estos "socios repartidores" están precarizados, y están condenados  a seguirlo siendo.

Pero ella cree que no hay incoherencia, y creo que su último tuit es elocuente:

Yo sí creo que como sociedad estamos fallando. Cada persona que no puede estudiar por razones económicas es un fracaso social, cada persona que llega a viejo tras haber trabajado su vida entera sin haber cotizado es un fracaso social, cada viejo o vieja que no llega a fin de mes es un fracaso social, un fracaso que tenemos que asumir como sociedad. Gente "que luego hay que sostener", supongo que para ella sería ideal no haya que sostenerlos. Creo además que no hay que confundir la dignidad de la gente que la pulsea con la explotación a la que está siendo sometida, son cosas distintas, y en este caso estas personas sí están siendo explotadas. En fin, pura mentalidad neoliberal, que destila un individualismo vergonzoso.

Para finalizar volvamos al tuit de Suchar, porque cierra con broche de oro: "y tanta "gente" pidiendo en las calles". De acuerdo a esto, esa "gente"  es "no gente". Y esa "no gente" no tiene la misma consideración de los que sí tienen ganas de vivir, porque claro "el que es pobre lo es porque quiere".



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miércoles, 20 de marzo de 2019

¡Fue el Estado!

En pocas ocasiones queda tan en evidencia el carácter de clase y racista del Estado como este pasado lunes 18 de marzo. Durante la mañana el Ministro de Seguridad, Michael Soto, comparecía en la comisión especial que "analiza" el derecho a huelga en la Asamblea Legislativa. Bueno, decir que analiza es mucho, porque lo que ahí se "discute" es cómo limitar del derecho de huelga y la protesta social. Lo que hay ahí es un intento de cierre autoritario vía modificación de las leyes para amedrentar la protesta, crece el malestar social y lo que hacen los partidos no es tratar de resolver el malestar, es aplicar la "mano dura".

El señor Ministro durante un largo rato argumentó que se debían aumentar las penas contra las personas que ejerciendo el derecho a la protesta bloquearan vías, contraponiendo ese derecho al de "libertad de tránsito" (ya en otros apuntes había comentado algo al respecto). Esta contraposición de derecho se basa en una falsa premisa, que es que el derecho a la protesta se contrapone con el derecho a la libertad de tránsito, se ha venido diciendo que el derecho de protesta lesiona el derecho de circulación, pero en realidad esto es sólo un movimiento discursivo, porque en realidad lo que importa no es la circulación de la gente, sino que las mercancías circulen, importa que la gente no llegue tarde al trabajo para que no se pare la producción, eso en el fondo es la cosa.

La arenga reaccionaria del ministro dio pie para que el diputado Erick Rodríguez hiciera declaraciones aún más rancias. El diputado dijo que si él fuera trailero sería el primero en echarle el trailer a los manifestantes, quiso suavizarlo diciendo que no se trataba de ser violento. Y bueno, quién sabe que entenderá el diputado por "ser violento", porque si eso no es ser violento entonces qué. Lo más asombroso (ironía por supuesto) es que, salvo algún medio digital, ningún medio de comunicación censuró las palabras del diputado, tampoco se le cuestionó en la comisión. Y el problema es que este tipo de discursos incitan a la violencia y luego tienen consecuencias. Pero siempre queda el recurso de decir que los violentos son los otros, sobre todo si esos otros reclaman derechos. Rodríguez es un cobarde y un provocador, un instigador, y debería censurársele por este tipo de manifestaciones que alientan y naturalizan la violencia. Esto es peligroso, cuando los políticos naturalizan la violencia desde el discurso, desde la tribuna, cosas muy negativas pueden pasar. Trump, es el mejor ejemplo.

Pero volvamos al ministro de seguridad. Según él, su propuesta de penar los bloqueos no criminaliza la protesta social. Yo me pregunto qué se imagina el ministro significa criminalizar la protesta social, porque criminalizar la protesta es justo eso que él quiere hacer. Como ya dije, esa Comisión Especial tiene como objetivo reducir al mínimo el derecho de huelga y criminalizar la protesta, vean nada más las arengas reaccionarias del diputado Carlos Ricardo Benavides.

En esta comparecencia el ministro dijo: "... también recuerdo una circunstancia muy particular en la frontera con Panamá en Paso Canoas donde incluso nos pusieron a miembros de la comunidad indígena a bloquear la salida fronteriza". De estas declaraciones del ministro se puede interpretar que piensa que los indígenas no tienen capacidad de discernimiento, "nos pusieron" los indígenas: pensamiento colonizador del ministro, los indígenas no tienen capacidad para analizar, pensar y tomar decisiones, no son sujetos políticos, y como tales tampoco sujetos de derecho. Y claro, lo que en realidad ocurrió es que esas personas indígenas ejercicieron su legítimo derecho a la protesta contra el plan fiscal, aunque no le guste al gobierno.

Eso pasaba por la mañana, por la noche, 15 balazos mataban a uno de esos no sujetos: Sergio Rojas. El gobierno que exige represión, permite que se asesine a un líder indígena. Para mayor gravedad, si es que en sí mismo el hecho no lo es lo suficiente, Rojas tenía medidas de protección desde hace años, que el gobierno nunca implementó. Cuestión de prioridades. Reprimir sí, proteger no. Un conflicto que tiene años, y que el gobierno ha hecho poco o nada por resolver. Todo lo contrario, ha desprotegido alentando entonces a los invasores de tierras blancos y racistas.

De nada sirven hoy los lamentos y la supuesta indignación del Presidente, de nada sirve que ahora, tras el cobarde asesinato se activen los protocolos de seguridad y medidas cautelares. Demasiado tarde. Ahora el gobierno a nivel internacional no ha quedado "como el gobierno que golpea indígenas", sino como el gobierno cobarde, y que por racista, permitió un brutal asesinato. Esto es el gobierno de la República de Costa Rica. Esto es el gobierno del bicentenario. Este es el gobierno de los Derechos Humanos... selectivos eso sí. Este asesinato deja en evidencia el carácter de clase, el carácter racista del Estado costarricense. Desde el gobierno no se apretó el gatillo cierto, pero se permitieron las condiciones para que ocurriera y eso los hace igual de responsables, que se dejen de lamentos y asuman las responsabilidades políticas.


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miércoles, 6 de marzo de 2019

Imagine

Me pasa muy seguido que me da por escuchar a un artista o grupo durante toda un semana (o semanas), todos sus discos una y otra vez, obsesivamente, casi siempre producto de algo que vi o leí, o a veces simplemente porque me aparece una canción. Me ha pasado la semana anterior con John Lennon, escuché Love, no recuerdo con exactitud dónde pero la más seguro es que me haya aparecido en algunos de los Daily Mix de Spotify, ya no recuerdo, pero da igual.

El caso es que me puse leer un poco sobre Lennon, y a escuchar sus discos. Fue como si lo volviese a descubrir. Me detuve especialmente a escuchar Imagine, que es una canción que he escuchado toda la vida, que siempre me pareció maravillosa, pero que hoy escucho diferente. En 2002 David Fricke escribió que "analizar Imagine como poesía o como un informe de situación es un asunto complicado, porque se trata de una obra compacta de habla coloquial: una canción pop, una compresión de ideas complejas entres estrofas y un estribillo, dictados por la aritmética del 4/4 de un ritmo de rock & roll lento pero firme". Al parecer la canción puede tener su origen en un libro de Yoko Ono publicado en Tokio en 1964, luego Lennon dijo que la canción fue un manifiesto para ambos. También dijo que Imagine era "prácticamente el Manifiesto comunista, aunque yo no soy particularmente comunista y no pertenezco a ningún movimiento... Pero como está endulzada, la gente la acepta". Le puso un poco de miel a un mensaje profundamente político.

Imagine invita a pensar en otro mundo: Imagine there's no countries / It isn't hard to do / Nothing to kill or die for / And no religion, too / Imagine all the people / Living life in peace (...) Imagine no possessions / I wonder if you can / No need for greed or hunger / A brotherhood of man

¿Se imaginan un mundo así? I wonder if you can... La letra siempre me pareció poderosa, pero volverla a escuchar estos días me hizo pensar en muchas cosas, por ejemplo en aquello que escribí tras el concierto de WatersResist, esa idea que para muchos se convierte en un bonito slogan, un "slogan progre". Porque luego viene el "baño de realidad", "el mundo es así" y punto, que dejemos esa obsesión contra el neoliberalismo y aceptemos la globalización... cosas así, de gente madura. And no religion, too... y dirán, sin religión el mundo se vendría abajo, no habría moral... y claro lo que queda contestar es ¡revisá la historia!

Es "curioso" que esta canción extraordinaria no tenga muchas versiones, como las cientos que sí tiene Yesterday.

Lennon que grababa un disco por año, en 1975 publicó Rock 'N' Roll y "desapareció". Y no fue hasta 1980 que volvió con Double Fantasy. En una entrevista tres días antes de ser asesinado Jonathan Cott conversa con Lennon sobre esto, y Lennon le responde "Pero la ilusión de que yo estaba apartado de la sociedad era una broma. Yo era igual que cualquiera de ustedes; estaba trabajando de nueve a cinco: horneando pan y cambiando pañales y ocupándome del bebé [Sean]. La gente me pregunta: "¿Por qué desapareciste del mapa, por qué te escondiste?" Pero yo no me escondí, me fui a Singapur, Sudáfrica, Hong Kong, Bermudas. Estuve en todos los lugares del universo. Y hacía cosas bastante normales, iba al cine (...) no compuse un carajo..."

Y lo que me quedó dando vueltas en la cabeza fue esta decisión de Lennon y Yoko de dedicarse a Sean, en realidad de esto va este apunte. Lennon en esa entrevista explica cuánto querían un hijo y de los múltiples abortos de Yoko Ono, así que cuando tuvieron a ese hijo tomaron la decisión de dedicarse a él. Otra cosa significativa es que Lennon se refiera a su trabajo: "horneando pan y cambiando pañales y ocupándome del bebé", he ahí toda una reivindicación. Una decisión, que lamentablemente en nuestra sociedad es un privilegio, porque ¿Quién puede darse el lujo de dedicarse a un hijo y además estar "en todos los lugares del universo" por cinco años? Pues Lennon y Ono, artistas multimillonarios.

Pero esa es la cuestión, muchos hombres ni siquiera se lo cuestionan o sienten la necesidad de quedarse en casa y compartir responsabilidades en el cuido de los niños, porque nuestro deber como hombres es ser proveedores (de dinero, no de afectos). Pero también lo cierto es que no hay condiciones para hacerlo. La sociedad no genera esas condiciones. En nuestro país, por ejemplo, no hay licencia de paternidad, sólo algunas instituciones públicas en sus convenciones colectivas (esos demoníacos privilegios) otorgan apenas cinco días, nada. La Universidad de Costa Rica por ejemplo, otorga un permiso con goce de salario el día del parto y catorce días naturales posteriores. En la empresa privada será la buena voluntad del patrono.

Un proyecto de ley buscaba otorgar una licencia de cinco días, y recientemente otro planteó que la licencia fuera de tres meses. Por supuesto hubo saltos, algunos diputados liberacionistas cuestionaron el costo para la seguridad social, pero lo más chistoso es que alegaron la ausencia de estudios que determinen los beneficios que tendría un menor estando también compañía de su padre (sí, eso alegaron). Supongo que debe ser muy difícil imaginarse lo importante del vínculo de los menores con sus progenitores, y más difícil que los padres se vinculen con sus hijos. Imagine. A esos diputados seguro no les cabe en la cabeza pensar el cuido como un asunto compartido, ni siquiera ayuda, sino cuido compartido.

Lo más gracioso de esto es que quienes suelen tener este tipo de argumentaciones son los mismos que "defienden la familia", son los mismos de los discursos apocalípticos sobre la destrucción de la sociedad con el matrimonio entre personas del mismo sexo, son los que defienden esa familia nuclear, tradicional. Lo que en realidad defienden un ideal conservador. Son también los mismos que se oponen a la educación sexual, porque Dios quiere que llenemos la Tierra; son los mismos que no quieren escuchar y discutir sobre la masculinidad; son los mismos que escupen veneno contra "la ideología de género" (que ni siquiera pueden definir).

Son los mismos que buscan que las mujeres que cobran una pensión alimenticia, en muchísimo casos insuficiente para sostener una familia, tengan que justificar sus gastos; son esos que no ven la irresponsabilidad de muchísimos padres que no quieren asumir sus responsabilidades, y que si no fuera por la amenaza de cárcel, no pagarían su pensión. Y luego tenemos todo un aparato machista que refuerza esta idea del hombre como víctima. Claro no todo son absolutos pero hay una clara tendencia a la irresponsabilidad masculina.

Fortalecer los vínculos entre padres hijos es uno de los caminos a tener una sociedad más igualitaria, pensarnos no sólo como proveedores, pensarnos y mostrarnos como seres afectivos podría ayudar a tener una sociedad mejor. Pero esto es sólo una medida, porque efectivamente es necesario educar en el marco de la igualdad, o lo que sería lo mismo, educar desde el feminismo. Como sociedad deberíamos hacer todo lo posible para que los niños tengan oportunidades, para que las redes de cuido no sean las redes de cuido a los políticos corruptos. Lamentablemente, en nuestra sociedad cada vez gana más terreno ese conservadurismo neoliberal y machista rancio. Estamos poniendo por delante lo económico, siempre decimos que los niños son el futuro, pero les negamos su presente, en nombre de la productividad.

Imagine no possessions / I wonder if you can / No need for greed or hunger / A brotherhood of man (...) You may say that I'm a dreamer / But I'm not the only one / I hope someday you'll join us / And the world will live as one

Lamentablemente lo de Lennon y Ono, que debería ser algo de sentido común (eso de dedicarse a los hijos), es un privilegio de artistas millonarios. Este es el principio de realidad de nuestra podrida e hipócrita sociedad capitalista neoliberal. Parece que mucha gente no se lo imagina, aunque cante la canción, aunque vayan de progres... ya muchas veces me han dicho que me salga de la burbuja.



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martes, 15 de enero de 2019

15 de enero

¿Quién se acuerda que hacía hace exactamente dos años? Yo sí. Fui a jugar fútbol como cualquier lunes, regresé a la casa, me bañé, y antes de acostarme me puse a leer Capitalismo Canalla de César Rendueles, esa noche leí medio libro antes de irme a acostar, caí profundamente dormido. Mientras hacía eso que haría un lunes cualquiera, mi hermana moría, agonizaba, no la salvaron quienes pudieron hacerlo. De las tres personas que estaban ahí esa noche, dos no se han dignado a darnos una explicación, y de hecho una de ellas simplemente se borró del mapa.

Recuerdo esa noche con todo detalle. Recuerdo las decenas de llamadas en la madrugada, recuerdo cuando contesté el teléfono y escuché lo que hubiera deseado jamás escuchar. Y no había absolutamente nada que yo pudiera hacer, cuando me dormí no sabía que Prisci estaba muriendo, no tenia cómo saberlo, se suponía que celebraríamos una vida y no que lloraríamos una muerte.

He soñado y pensado en millones de formas de cambiar las cosas, de salvarla. Daría lo que fuera porque estuviera viva, pero es muy jodido tener que aceptar que las cosas pasaron como pasaron, que no hay vuelta atrás. Es muy duro quedar quebrado por la muerte. Es cierto que de a pocos uno se va recuperando, es cierto que uno aprende a vivir con el dolor, que uno se acostumbra al dolor. A lo que uno nunca se acostumbra es a la ausencia. De vez en cuando me descubro esperando a Prisci, o queriendo contarle algo, o simplemente compartirle una canción, a veces me ha parecido verla en San José o en san Pedro, muchas veces en casa de mis papás siento que entrará en cualquier momento. Son dos años en los que no he dejado de extrañarla y de llorarla, y aunque a veces no se note o quiera disimularlo, ando triste, ya nunca más seré el mismo, la falta queda ahí, el vacío simplemente no tiene fondo.

Dos años se dice fácil, pero han sido los dos años más duros de mi vida, y eso que como familia la hemos visto de cuadritos.

Dos años son toda una vida, literalmente, los de Sabi. Será siempre muy jodido cada 15 de enero, será este sentimiento tan contradictorio entre el dolor de la muerte y la alegría de tener a la enana.