“O se opta consciente y reflejamente, o la opción de nuestra vida se realiza sin que ni siquiera caigamos en la cuenta de ello. Pero en cualquier caso, nuestra vida y nuestra acción se inscriben en uno de los sectores contendientes. No hay marginados frente al conflicto social; hay sencillamente, contendores abiertos y contendores solapados, luchadores convencidos y tontos útiles. Demasiadas veces, y más por ingenuidad que por mala voluntad, los universitarios formamos parte de este último grupo. Todos estamos comprometidos: resta saber por quién”.
Ignacio Martín-Baró

viernes, 24 de febrero de 2012

Campos clínicos y la hipocresía editorial de La Nación S.A.

Como que la hipocresía y el cinismo editorial de diario de Tibás no tiene límites. Veamos el caso.

El Tribunal Contencioso Administrativo mediante la resolución 395-2012 pone la cosas en su lugar y obliga a las universidades privadas a pagar por los campos clínicos. La Nación S.A. dedica su editorial de ayer 23 de febrero a este asunto.

Durante años las universidades privadas, aún cobrándole hasta 1.9 millones de colones a sus estudiantes, utilizaron de gratis las instalaciones y la capacidad profesional de la CCSS. O sea, que los dueños de estas universidades han estado estafando a sus estudiantes durante décadas, además aprovechándose de los recursos públicos. Recuerdo que hace una década (o un poco más) el descaro llegó al punto de utilizar los auditorios de la UCR en hospitales para que estudiantes de alguna universidad privada recibieran sus clases.

Puesto más claro, negocios privados se aprovechan de recursos públicos. Pero esto el editorial de La nación S.A. cínicamente lo justifica acudiendo a una falacia: "Aprovechan, sí, las instalaciones de la Caja, pero esa institución es patrimonio de todos los costarricenses y los alumnos de las universidades privadas no lo son menos. Tampoco es menor el derecho de sus padres, casi siempre cotizantes para el seguro social". Posiblemente este mismo razonamiento fue el que utilizó el carebarro de Justo Orozco cuando quiso celebrar la graduación de SU colegio en la Asamblea Legislativa. Aquí no está en cuestión si los estudiantes son ticos o no, si cotizan o no, lo que está en cuestión es que un negocio privado se aprovecha, lucra, haciendo uso de instalaciones públicas, que todos pagamos, ¡un negociazo! Grandioso ejemplo dan a los estudiantes, luego esos mismos son los que se quejan amargamente de la"pérdida de valores" de nuestra sociedad. Pero sólamente demuestra lo cínicamente hipócritas que son en la caverna de Tibás.

No es nada nuevo que la La nación S.A. defienda el negocio de la universidades privadas disfrazando su postura como defensa de estudiantes y padres, ya lo ha hecho antes, es un recurso populista que tiene como objetivo ganar credibilidad, y lo hace utilizando falacias y estrategias discursivas cargadas de ideología. Si de verdad La nación S.A. defendiera los derechos de estudiantes y padres, la orientación y tono del editorial sería muy otro, y no esta postura tan llena de demagogia.

El problema de fondo es que desde hace muchos años ha habido un proceso de desregulación de la Educación Superior, al punto que a la fecha hay cincuenta universidades privadas, y como todo sabemos muchas de dudosa calidad, pero eso sí con precios exorbitantes, hasta por hacer el "TCU" cobran.  ¿Y el CONESUP? simplemente ve para cualquier lado.


Pero continuemos con el editorial. En él se afirma: "En primer lugar, el costo no lo asumirán las universidades privadas. El Tribunal  Contencioso Administrativo, de donde emana la orden de hacer el cobro, intenta prevenir el traslado del costo a los estudiantes y ordena a la Caja velar porque no ocurra, pero en materia de educación privada no hay control de precios. ¿Cómo evitar, por ejemplo, que el gasto sea incorporado a la matrícula regular?". La pregunta es realmente hipócrita, porque la solución es "sencilla", se puede evitar el cobro regulando la actividad de estas universidades y sus tarifas, pero eso es mala palabra para los defensores del libre mercado afincados en el diario de Tibás. El CONESUP podría por ejemplo hacer su trabajo, y evitar que estudiantes que desean estudiar sigan siendo estafados de esta forma, porque eso es lo que ha ocurrido con las universidades privadas: por cada campo clínico se embolsan una buena cantidad de dinero, negocio redondo. Los cobros que ordena el Tribunal Contencioso Administrativo no deberían, bajo ninguna circunstancia, ser trasladado a los estudiantes, es un costo que debe asumir la universidad.

Pero eso claramente no va a ocurrir. Porque no hay voluntad de quienes gobiernan para parar esta situación. Pero más grave aún, los y las estudiantes no se organizan y defienden de quienes les están estafando de esta forma, claro eso es cosa de chancletudos. Si en La Nación S.A. realmente estuvieran preocupados por estos abusos, empezaría por denunciar las barbaridades que ocurren en estas universidades. Y además la Asociación de Consumidores (que es de juguete y sólo se involucra en asuntos cosméticos) se pronunciaría fuertemente, interponiendo varias denuncias, las que sean necesarias. Pero ni lo uno, ni lo otro.

Y como no podía ser de otra forma el editorial carga contra la UCR. Y es aquí donde el cinismo se hace mayúsculo: "Las universidades privadas son, en muchos casos, el último recurso frente a la limitada oferta de matrícula en los centros públicos de enseñanza". A primera vista no habría mayor discusión, efectivamente las Universidades Públicas tiene una oferta limitada, el editorialista achaca a ese hecho la búsqueda de otras opciones, pero se le "olvida" mencionar, que precisamente su periódico se ha opuesto de forma sistemática al financiamiento de las Universidades Públicas, solo basta revisar la línea editorial de La Nación S.A. oponiéndose a la aprobación del FEES. Si no hay más oferta de las Universidades Públicas, es en gran medida porque hay una política de privatización de la Universidades Públicas, y hasta el Ministro de Educación está subido en ese carro, le hace segunda el de Hacienda. La discusión en 2010 por el presupuesto Universitario lo dejó demostrado y existe amplia documentación al respecto. Y sería bueno recordar que el FEES que se aprobó no permitirá a las Universidades Públicas crecer este quinquenio, a lo sumo mantenerse, y cuidado sino decrecer. La Nación S.A.apoyó firmemente esto, así que sus acusaciones son hipócritas, para decirlo bonito y educadamente.

Pero la cosa no queda ahí. Se asegura: "Entre los admitidos a la UCR, el 24,42% sacó el bachillerato en colegios privados, que solo participan del 8,5% de la matrícula nacional. Es decir, los alumnos de la enseñanza privada, en virtud de las ventajas de su formación, están sobrerrepresentados en la población estudiantil de la UCR y, posiblemente, también en la de la Escuela de Medicina, cuya nota promedio de ingreso fue la más alta este año". Cierto, pero aquí también hay trampa en la afirmación. Vamos por partes. La primera es que efectivamente el modelo de ingreso, por ejemplo, a la UCR, es de entrada excluyente y merece una profunda revisión, para que efectivamente los estudiantes de colegios públicos puedan ingresar en la proporción que corresponde.

Pero ojo, y es aquí donde la acusación de La Nación S.A. se vuelve, como mínimo mal intencionada, porque no es la Universidad Pública la responsable directa de la estructura de clase de nuestra sociedad. Dicho más claramente, la sociedad capitalista es una sociedad de clases, y en esta sociedad de clases desde hace más de treinta años se vienen aplicando políticas neoliberales que desregulan y privatizan servicios (qué servicios, ¡derechos!) esenciales. La Educación Pública es un ejemplo clarísimo, de cómo este desfinanciamiento beneficia a los centros privados de educación (en todos los niveles). Justamente esa es la discusión, y ¡vaya casualidad! La nación S.A. defiende este modelo. Así que las lágrimas de cocodrilo de este periódico, sólo alguien muy ingenuo, o alguien de derechas, se las puede creer.

Finalmente, el editorial tiene el descaro de decir: "Los campos clínicos de la Caja Costarricense de Seguro Social deben ser asignados en condiciones de igualdad, sin prejuicios, según los méritos académicos, con conciencia del carácter público de la institución y la necesidad de formar mejores médicos". ¿Somos iguales? ¿Se puede igualar la formación de la Universidad Pública, la UCR, con las universidades privadas? Que, en el caso de medicina (solo por mencionar una carrera), la UCR sea la primera opción no es sólo un asunto económico o anecdótico, sino que es, por mucho, la Escuela que ofrece mejor formación. Así que la igualdad que pretende el editorial no es tal, además, como ya se argumentó ampliamente, el carácter de ambos modelos educativos es opuesto. Así que tal igualdad, sólo existe en las falaces argumentaciones de La Nación S.A.


Según el editorial "No se trata aquí de ensayar una defensa de las universidades privadas...", pero ya ven, en el fondo sí se trata de eso, y no de ninguna otra, La Nación S.A. lo que defiende es el negocio tan lucrativo que es el modelo universitario privado.