“O se opta consciente y reflejamente, o la opción de nuestra vida se realiza sin que ni siquiera caigamos en la cuenta de ello. Pero en cualquier caso, nuestra vida y nuestra acción se inscriben en uno de los sectores contendientes. No hay marginados frente al conflicto social; hay sencillamente, contendores abiertos y contendores solapados, luchadores convencidos y tontos útiles. Demasiadas veces, y más por ingenuidad que por mala voluntad, los universitarios formamos parte de este último grupo. Todos estamos comprometidos: resta saber por quién”.
Ignacio Martín-Baró

sábado, 30 de junio de 2012

Francisco Chacón - La frase de la semana

“En relación a todos los casos y en concreto sobre las actuaciones del vicepresidente Liberman y el ministro Garnier, consideramos que no hubo dolo ni falta grave y que los hallazgos no ameritan sanciones”. (La Nación, 26 de junio)
Francisco Chacón, Ministro de Información (ese Ministerio debería llamarse así: Ministerio de Propaganda del Mal Gobierno)

Como ven la frase de la semana no será ninguna que tenga que ver con "el hueco" (dicho sea de paso, alguien debería pedir los documentos de las inspecciones periódicas que contrata el MOPT, la revisión podría evidenciar la negligencia del MOPT con este asunto).  La frase de esta semana tiene que ver con un asunto mucho más importante. Claramente me refiero al dictamen de la Procuraduría de la Ética, sobre las "cartas de recomendación" firmadas por el Vicepresidente, el Ministro de Educación, la exviceministra de Comercio Exterior, y una exasora del MEP.

Este asunto, muy convenientemente (y de mera casualidad) para el gobierno, ha pasado a un segundo plano con lo del hueco. Pero que debería estar siendo ampliamente discutido, es más, el gobierno debería estar siendo emplazado por todas las fuerzas políticas y sociales, para que de una vez por todas asuma su responsabilidad y aplique sanciones a los funcionarios implicados en este asunto. 

Si Laura Chinchilla hubiese dicho algo al respecto posiblemente la frase de la semana habría sido la suya, ya todos sabemos que la presidenta no se caracteriza por gran capacidad intelectual, y creo que en su mal-gobierno han valorado esto, y por eso Francisco Chacón ha dicho lo dicho. El silencio de Chinchilla es escandaloso y su inacción inaceptable. Chacón, por su parte, ha pedido a los diputados que vean el asunto con "mesura, racionalidad y proporcionalidad". Pero resulta que estamos frente a un evidente tráfico de influencias, frente a una trama de corrupción descarada.

El Procurador de la Ética Pública, Gilberth Calderón, es categórico: “... concluimos que estas cartas no son certificados de experiencia, que serían admisibles en un proceso de contratación, sino que son cartas de recomendación que violentan las disposiciones del Poder Ejecutivo y la CGR y violentan los principios éticos de integridad, objetividad, imparcialidad, rectitud y liderazgo que deben observar los funcionarios públicos." (La Nación, 28 de junio).

Si bien es cierto es potestad de la presidenta tomar la decisión de sancionar o no a los funcionarios, es un imperativo ético hacerlo, y, como mínimo, separarlos de su cargo, eso es lo que ocurría en un país decente. Pero nos gobierna una mafia. Y además, la presidenta ha demostrado que no es ni firme, ni honesta, tampoco inteligente, pero  sí que es machista, conservadora, que no se entera de qué va la cosa, y que además no gobierna. Así que no se puede esperar nada de ella en esta línea (y pareciera que en ninguna otra) máxime si su partido, la campaña en la que fue electa, están plagados de corrupción y de corruptos, de arriba a abajo.

Es insostenible la presencia de Garnier como ministro de educación, la de Liberman como vicepresidenta, y Amparo (Amparito, como le decían cuando militaba en la izquierda) Pacheco en Asignaciones Familiares. Es sencillamente inaceptable otra cosa que no sea la destitución de estos funcionarios, y esto como mínimo, porque luego deberían venir las investigaciones penales por tráfico de influencias, entre otros.

La Procuraduría de la Ética Pública simplemente ha dicho lo que ya todos sabíamos, que no se trataba de simples cartas de recomendación, se trata de tráfico de influencias.

Por cierto que la ley fue aprobada con el voto afirmativo de Chinchilla, cuando era diputada, en esa ocasión, como ahora, tampoco dijo nada.

"Desampa"

Hoy tuve que ir a desampa,y me toco chuparme toda la presa, que aún a las siete y media de la noche había. Una total desgracia. Viví diez años en Desamparados. Por necesidad, si hubiese podido escoger jamás lo habría escogido, así es la vida. Nunca me gustó, y nunca me gustará.

En lo que a mí respecta, detesto Desamparados. Comprendo que a mucha gente le guste ese lugar (ahí crecieron), pero a mí no, para nada. Demasiada gente, demasiado desorden (y eso que yo no soy precisamente un amante del orden), desorden de todo tipo, sobre todo urbano.

Las calles de Desampa son un desastre y las arreglan cada diez sólo para cuando va a haber Juegos Nacionales, y tienen que mostrar lo eficiente que es "la muni", y por cierto sólo arreglan las calles por donde deben pasar los periodistas, a su centro de comunicación (que queda al puro frente de la casa de mis papás). Esa Municipalidad es una desgracia absoluta, manejada por el PLN y una alcaldesa mañosa, que prefiere el negocio a los ciudadanos, es decir, una digna representante de esa maquinaria corrupta que nos gobierna.

Llegar a Desamparados es realmente una odisea, las presas son interminables, recomendable llevar siempre un libro o algo que hacer, seguro que de camino lo termina, o si no duerme un buen rato. Sucede a veces lo típico, alguien con una bolsa de pollo, ojalá lloviendo. Y pasar por el centro de Desamparados es lo peor debe tener la densidad de buses más alta del país, muchas veces todos pitando al mismo tiempo.

Pero además, Desamparados es demasiado lejos de todo. Si al menos las interlíneas no hubieran sido ese gran chorizo, pero ni eso, para llegar hay chuparse todas las presas de San José, y como ya dije las del centro del pueblo. 

No busco ofender a ningún  desamparadeño, simplemente desahogarme de la desgracia que me significa ir a Desamparados. Y no comprendo como los desamparadeños lo consideran sucursal del cielo. El lugar donde nació Laura Chinchilla no puede ser sucursal del cielo, ni siquiera Purgatorio.

Comprendo que todo lo que he dicho aplica para cualquier cantón de este país: presas, malas calles, políticos corruptos, pésima planificación urbana (más bien inexistente), pero el cantón de Desamparados me produce esa aversión que describo, lo lamento.  Pero no lo logro.

Nunca lo logré. Y es que efectivamente Desamparados es como ese rótulo que estaba a la entrada del cantón: "Ámelo o déjelo", posiblemente este sea el único sitio en el mundo en el que esta sentencia tan absoluta sea tan verdadera, es así tal cual. Por eso opté por lo segundo, y sin posibilidad de lo primero.