“O se opta consciente y reflejamente, o la opción de nuestra vida se realiza sin que ni siquiera caigamos en la cuenta de ello. Pero en cualquier caso, nuestra vida y nuestra acción se inscriben en uno de los sectores contendientes. No hay marginados frente al conflicto social; hay sencillamente, contendores abiertos y contendores solapados, luchadores convencidos y tontos útiles. Demasiadas veces, y más por ingenuidad que por mala voluntad, los universitarios formamos parte de este último grupo. Todos estamos comprometidos: resta saber por quién”.
Ignacio Martín-Baró

domingo, 1 de julio de 2012

La educación superior privada: una estafa

 Este es el país de la estafa permanente. Nos gusta ser estafados. Nos encanta que nos mientan, que nos prometan cosas que sabemos no se cumplirán. Vivimos en uno de los países más caros de toda Latinoamérica, el más caro de la región. Y lo justificamos, y además nos sentimos orgullosos de ello, somos ticos. Ir al súper es deprimente, y uno siempre sale con esa sensación de que el dinero no alcanza. Eso a pesar de que nos prometieron desde hace treinta años que la competencia traería mejores precios para el "consumidor". Treinta años llevamos creyendo esa promesa neoliberal. Nos han estafado. Y hay quienes justifican esta gran estafa, la defienden, algunos por orgullo, aunque estén comiendo mierda, otros por ignorantes, y otros tantos por fachos. Lo cierto, y esto es objetivo, los buenos precios anunciados nunca llegaron, y no creo que estén por llegar.

La ideología neoliberal ha penetrado todos los espacios de nuestra cotidianidad, absolutamente todos. El bombardeo ha sido tal, que los aparatos ideológicos nos han llevado al convencimiento de lo público es malo e ineficiente de por sí, y que lo bueno es lo privado. Que a una sociedad le conviene el egoísmo, porque eso genera solidaridad, algún día se derramará el vaso de la riqueza. Llevan treinta años diciéndonos eso. La competencia es buena, la regulación mala.

Este discurso ha servido para desmantelar al Estado, y algunas instituciones básicas, que de alguna forma redistribuían la riqueza. Privatizar para ser eficientes. En nombre de la eficiencia unos pocos hacen buenos negocios, y se quedan con la riqueza que producimos todos con nuestro trabajo diario. Los ejemplos sobran, desmantelaron la "banca de desarrollo", han quebrado la CCSS, al ICE, la educación. Asistimos a la consumación de la mayor estafa de la historia de este país, y algunos la celebran, por supuesto quienes ganan (los corruptos que nos gobiernan y sus aliados empresariales), pero sobre todo, quienes son estafados. Todo un contrasentido.

Esta gran estafa se extiende a la educación de una forma escandalosa. Tomemos como ejemplo concreto la Educación Superior. El titular de ayer en La Nación S.A. nos da algunas luces: "Docentes formados en "U" privadas fallan en prueba de mate". En el artículo se resalta que los egresados de las Universidades Públicas obtuvieron los mejores resultados, y las privadas que imparten la enseñanza de la matemática no salieron tan bien. La pregunta más sencilla y de sentido común es ¿Es que acaso alguien esperaba que fuera diferente? ¿A alguien le extraña que la universidad latina y la de San José sean las últimas? A mí no. Las explicaciones del encargado de la universidad de San José son algo confusas, para decir lo menos, pero en parte esa explicación tan jalada del pelo, podría explicar el bajo nivel.Otras universidades se amparan en que y imparten esas carreras, ¡Vaya descargo! "Ya no es cosa mía" parecen decir. Y claramente es su responsabilidad. 


Veamos un par de ejemplos más.

Hay una universidad cuyo fundador-dueño-director se graduó con honores, ¡cuidado falla! ¿Realmente alguien puede considerar esa universidad como un centro de enseñanza serio? Adivinen quienes sí... ¡acertaron! el CONESUP... y por supuesto, el graduado con honores, que por cierto es un diputadillo homofóbico.

Otro ejemplo. En una creativa institución la formación es realmente deficiente, porque claro, son muy creativos, y buscan salirse de los cánones de lo "normal", pero si viera con lupa lo que se produce ahí, no tengo ninguna duda que habría una gran indignación con la calidad de esa formación. Y bueno, baste agregar que la dueña, en un gran desprendimiento de su parte, solía "becar" a los estudiantes de escasos recursos a cambio de, nada más y nada menos, la limpieza de la caquita de sus nietos. Becados pero para hacer de empleados domésticos. Toda una belleza, pero además era un secreto a voces. ¿Y el CONESUP? Viendo para otro lado, como siempre. Sí hay que decir, que el operativo del OIJ para arrestar a la fundadora-dueña-directora fue un verdadero exceso. La actuación policial fue similar a la de la captura de un capo del cartel de Sinaloa. Muy mal que se legitime la violencia estatal de esta forma. Pero por supuesto que considero que la investigación y la detención están justificadas, tardías eso sí.

Sigamos. Otra universidad quiso que un estudiante negro se cortara sus dreads por considerarlos incompatibles con las buenas costumbres de la profesión médica. Este caso no es sólo un caso de discriminación, sino más grave aún, de control del cuerpo, y por supuesto a partir de los prejuicios.


Y esto es tan sólo una  pequeña muestra de lo que ocurre con la educación superior privada. Esto sin mencionar lo que también es un secreto a voces, hay universidades de estas que pasan a los estudiantes a contrapelo de la nota obtenida realmente. Algunas de estas universidades además cobran hasta el TCU (que por supuesto no tiene ningún sentido en la lógica mercantil de estos negocios) y los estudiantes hacen cualquier cosa (hasta edecanes en las graduaciones de la misma universidad). Sería bueno revisar los trabajos finales de graduación de algunas universidades, veríamos que llegan apenas a tesinas dignas de un curso de una Universidad de verdad. Muchas de las universidades privadas siguen siendo literalmente "casas" de enseñanza superior, de dudosa calidad, así, tratándolas muy bien. Claro que también hay honrosas excepciones, pero son eso, excepciones.

Ahora, no quiero decir que en las Universidades Públicas no ocurran cosas desagrdables ni que no haya mediocres, pero la diferencia es que existen marcos regulatorios, hay debate, hay diferencias y se reconocen. Pero en el caso de estos negocios privados no hay marcos regulatorios, porque como ya vimos, los neoliberales dicen que la regulación es mala, se impone además el pensamiento único, cualquier atisbo de organización estudiantil es reprimido ipso facto, lo cual casi no es necesario, se forma para la conformidad.

Es por eso que Leonardo Garnier ni siquiera se le ocurre mencionar la palabra regulación cuando se le pregunta por su opinión por las bajas calificaciones en matemáticas de los profesionales de universidades privadas. Al periodista tampoco se le ocurrió preguntarlo, y si lo hizo, no forma parte de lo importante para publicar por parte del diario de Tibás.

En esta pequeña entrevista Garnier reconoce la preocupación y larga tradición de las Universidades Públicas por la calidad, pero la contrapone a la "variabilidad" de las privadas. ¿Será acaso que una para Garnier una cosa sustituye la otra? Pensamiento neoliberal puro. Es la competencia la que asegura la calidad. Pero además agrega el Ministro:  "... me parece muy importante la tendencia a que cada vez más carreras vinculadas a la docencia busquen la acreditación, ya que es un instrumento que puede contribuir a elevar la calidad". ¿Y la regulación? ¿El control del CONESUP? ¿Para qué tener esa aberración llamada CONESUP, sino sirve para un carajo? ¿Para legitimar la apertura de garajes? Mejor los neoliberales se dejan de varas y lo hacen sin burocracia.

Pero volviendo a Garnier. Como vemos para Garnier la salida es la acreditación, según él "igualar hacia arriba", pero claro lo que no se dice es que los procesos de acreditación son cada vez más laxos, y que tienen sus trucos. Además "igualan" lo que no es igual. Y es preocupante que Garnier diga que la acreditación "... da instrumentos a los estudiantes y al MEP para poder sesgarse hacia aquellas carreras acreditadas". 

Garnier le deja la tarea, propia del MEP y del CONESUP, a la "mano" del mercado, y será así como los estudiantes se decanten por la universidad. Pero ojo la trampa y el perjuicio para el país por no querer asumir una responsabilidad tan importante como la regulación efectiva de estas universidades.  

En la utopía neoliberal de Garnier, los estudiantes hacen una elección racional (claro eso es lo que dice el dogma que él mismo enseña), no existe la publicidad que equipara el marketing con calidad, no. Tampoco importa que durante treinta años existe una campaña feroz contra todo lo que sea público, para él la elección es racional.  Mucho menos existen la realidad económica de los estudiantes, ni las estafas en el financiamiento para poder estudiar. Los estudiantes "libremente deciden" y así se decantan hacia las carreras que en el negocio de la acreditación cumplen con el ritual.

Mientras, universidades de garaje (aunque tengan grandes edificios y sean transnacionales) malforman a quienes deben formar a nuestros niños y adolescentes. Malforman psicólogos en cuestión de dos años y medio, y ésos son los encargados de hacer hacer terapias y velar por nuestra salud mental. Los médicos son formados en las instalaciones públicas, pero sí les cobran a los estudiantes los campos clínicos, y no usarán dreads, se vestirán muy bonito, muy aplanchaditos, pero con formación deficiente. las carreras que se imparten son "las que requiere el mercado" y cuando se sature el mercado no importa se abren otras, sin ningún tipo de planificación. Y así podríamos seguir con la lista.

Algún día el proceso de acreditación y el mercado harán que sean centros de calidad, mientras nos estamos paseando en el país con profesionales formados para el mercado, no para las necesidades del país. Porque para los neoliberales como Garnier, el mercado significa país. Las universidades privadas forman técnicos, no profesionales integrales, no les interesa, lo único que les interesa es el negocio.

Así es como se ha consumado esta estafa, disfrazada de educación libre. Una estafa fraguada con la ideología del mercado total. Apoyada por las autoridades de gobierno. Legitimada socialmente. Cuando lo correcto sería, ampliar el financiamiento de la Educación Superior Pública, garantizar el acceso a la Universidad, pero además formar para el país, no para el mercado. Es cuestión de hacerse una pregunta muy sencilla: ¿qué es lo que requiere el país para su desarrollo? Y por supuesto la respuesta incluye al sector privado, pero no sólamente. Y es a partir de esta pregunta tan sencilla como se pueden aprovechar de mejor forma los recursos destinados a las Universidades Públicas, vinculando al sector productivo toda la capacidad investigativa y de formación de la Universidades Públicas. Total que las universidades privadas no producen investigación, no les interesa, y universidad sin investigación no puede ser Universidad.

Pero la lógica neoliberal es otra, la de Garnier y la tecnocracia gobernante. El alto a la fiesta de las universidades privadas y su estafa debería ser una prioridad de un Ministro de educación serio, pero en el país de la estafa permanente no lo es, ni lo será. El señor Garnier le apuesta a la "mano invisible" que regula el mercado, y eso ocurre porque la educación para él no es un derecho, o tal vez lo sea, pero solo hasta la secundaria. Un Ministro serio actuaría teniendo como prioridad el interés común, pondría el derecho a la educación por encima al derecho de comercio. Para Garnier está por encima la lógica de acumulación de riqueza por encima del derecho a la educación. Contradictorio, porque el interés superior, el derecho a la salud fue lo que lo motivó a expulsar las fritangas de las escuelas y colegios. ¿Porqué no actuar con este miso criterio en la educación superior?

La promesa moderna, esta promesa burguesa de ascenso social a través de la educación, entonces no es más que eso, una promesa, y en nuestra sociedad neoliberal la promesa hay que comprarla... Toda una estafa.