“O se opta consciente y reflejamente, o la opción de nuestra vida se realiza sin que ni siquiera caigamos en la cuenta de ello. Pero en cualquier caso, nuestra vida y nuestra acción se inscriben en uno de los sectores contendientes. No hay marginados frente al conflicto social; hay sencillamente, contendores abiertos y contendores solapados, luchadores convencidos y tontos útiles. Demasiadas veces, y más por ingenuidad que por mala voluntad, los universitarios formamos parte de este último grupo. Todos estamos comprometidos: resta saber por quién”.
Ignacio Martín-Baró

jueves, 14 de enero de 2016

Apunte Che: Fito Páez.

Tras dos años de intermitencia en el Blog, regreso. Espero este año escribir bastante más seguido, de la maestría solo me falta la tesis, que no es poca cosa, pero ya no tendré la presión de la responsabilidad de hacer entregas para los cursos y las lecturas que día a día tenía que hacer. Debo decir que me resulta maravilloso que mi rutina haya cambiado de esta forma, no tener que asistir a cursos casi todas las noches es un respiro de aire puro, casi tan fantástico como el que se respira en mi nueva casa. Pero bueno, este apunte no trata en lo absoluto de esto, si no del concierto de Fito Páez.

Buenos Aires, Argentina. Diciembre de 2015.

El pasado 20 de diciembre nos pusimos de acuerdo entre varios amigos que estábamos de vacaciones por el sur, para ir a ver a Fito Páez al Teatro Gran Rex. Nunca he sido fanático de Fito, de hecho hasta podría decir que no soportaba escuchar un disco suyo completo, esto a pesar de que hay canciones de Páez que realmente considero joyas, y que además tengo un par de sus discos (Circo Beat y El Amor después del Amor). Lo que pasa es que me aburría, me parecía - y esto es solo una opinión -, que su tono de voz era monótono, además siempre me pareció bastante pedante y su gesticulación no me gustaba, y tampoco me sigue gustando mucho.




La primera vez que lo vi en vivo, fue en un concierto en el Melico Salazar, y fui no muy convencido, en esa ocasión me estrené como fotógrafo de Radio U. El resultado fueron unas 20 fotos medianamente aceptables, nada mal para un primer trabajo fotográfico con una cámara prehistórica y la inseguridad que me dejó un curso corto que hice en la U. Aquel concierto me gustó, aunque no me fascinó. Y a pesar de ello, ese concierto representó un giro en mi vida, pero ese es un enano de otro cuento.

Esta vez el concierto tuvo una connotación completamente distinta, empezando por ser en tierras argentas - concretamente en el majestuoso Teatro Gran Rex -  y porque se trataba de los 30 años de la publicación de Giros, pero sobre todo porque la Argentina atraviesa un momento complicado, un giro lamentable a la derecha. El ambiente anda crispado, y desgraciadamente lo seguirá estando.

Desde antes de iniciar el concierto ya se escucharon algunas manifestaciones políticas cuando apareción Martín Sabbatella en el teatro, nosotros no nos enteramos que era él hasta que revisamos en Twitter. Pero una amplia mayoría de los presentes empezó a corear "vamos a volver" (consigna Kirschnerista tras la derrota electoral).

Pues bien, inició el concierto con Giros, y en el mismo orden del disco sonaron las otras ocho canciones que contiene ese álbum: Taquicardia; Alguna Vez Voy a Ser Libre; 11 y 6; Yo Vengo a Ofrecer Mi Corazón; Narciso y Quasimodo; Cable a Tierra; Decisiones; y, D.L.G. Ver a Fito Páez en un teatro como el Gran Rex es otra cosa, seguramente es una polada lo que estoy diciendo, pero lo que me parece es que el ambiente es bastante distinto, mucho más sentido, mucho más fiesta, mucho más de todo, que el concierto que viví en el Melico. No sé si fue porque había más de tres mil personas, no sé si era el ambiente, si fue porque era diciembre, si porque estaba en Argentina y cuando uno está en otro país todo cobre otro sentido. Puede ser eso, como que de repente Fito Páez tuvo sentido, no se me hizo tan ajeno, como que el escuchar el coro en "argento" fue distinto. No sé, pero me ha pasado con el tango, con el folklore argentino, me pasó también con la música banda en Guatemala, y el duranguense en México. 






El concierto fue creciendo en emoción conforme avanzaba, y para colmo apareció Fabiana Cantilo, que le puso un matiz muy lindo al concierto. Luego de haber tocado todo el Giros, siguió con Del 63; Tres agujas; Canción sobre canción; Nunca podrás sacarme mi amor; y de Spinetta Folis Verghet; siguió con una de Charly García: Fanky; Instantáneas; y otra de Spinetta Hay otra canción. Hubo varias referencias al momento que vive Argentina y una burla a los milicos.







Así pasaron otras nueve canciones más, con el público en la bolsa y extasiado, Fito nos llevó hasta Y dale alegría a mi corazón, y si ya el concierto estaba emotivo, esto fue el éxtasis (bueno uno de ellos) y el cierre del concierto. Cantó, cantamos... y luego nos invitó a seguir cantando, y así lo hicimos durante más de cinco minutos, y Fito pidiendo más, las manos se agitaban (a lo argentino, como en el estadio), y cada vez más fuerte coreamos... "y yaaaaaa verás, las sombras que aquí estuvieron no estarán, y yaaaaa verás que no necesitaremos nada más... y dale alegría, alegría a mi corazón...", y la alegría era tanta que que se nos hacía un nudo en la garganta, y la emoción era tanta que no necesitábamos nada más... e iba de nuevo, y cada vez más fuerte. Un hermoso momento, de lo mejor que he vivido en la vida. Hice el video, que se queda corto, pero al verlo se me eriza la piel.


Esa era la invitación a que Fito tocara otra, así estaba previsto, lo que no sabíamos era que al reabrirse el telón sonaría Yendo de la cama al living, pero con Charly García. Y ese fue el éxtasis (el otro). Confieso que nunca había visto a Charly en vivo, y sin ninguna duda será la última vez, Charly está en las últimas, en silla de ruedas, y puede apenas sostener la guitarra, su voz se escucha bien, pero es claro que él no lo está. Así que este otro fue un gran momento. Tres canciones más tocaron juntos: Necesito tu amor; Ciudad de pobres corazones; y Brillantes sobre el mic. ¿Qué más se podía pedir?










Y el cierre fue de lujo: A rodar mi vida. Todos cantamos "...y a rodar, y a rodar mi vida, yo sé dónde va, pero tampoco creo que sepás vos...". Y cuando pensé que se acababa, llegó la fuerza de la Mariposa Teknicolor.



La fuerza con que cerró el concierto nos dejó eléctricos. Pero ahí no se terminó la cosa. Nos esperaba en el lobby del teatro la multitud, cantando "oooooh vamos a volver, a volver, vamos a volver...", con la misma fuerza, con el eco del lugar, cientos de personas abrazadas a Sabbatella, Cecilia Roth, y otros personajes cantando, aquello se volvió en una especie de mitín y durante más de diez minutos la gente estuvo cantando, imposible no contagiarse. La cosa se extendió a la calle, y de pronto la Avenida Corrientes se llenó de gente.











Dije al inicio de este apunte que no era "fan" de Fito Páez, pero debo decir que este concierto lo ha cambiado todo, es sencillamente imposible salir inmune de una experiencia de este tipo.