“O se opta consciente y reflejamente, o la opción de nuestra vida se realiza sin que ni siquiera caigamos en la cuenta de ello. Pero en cualquier caso, nuestra vida y nuestra acción se inscriben en uno de los sectores contendientes. No hay marginados frente al conflicto social; hay sencillamente, contendores abiertos y contendores solapados, luchadores convencidos y tontos útiles. Demasiadas veces, y más por ingenuidad que por mala voluntad, los universitarios formamos parte de este último grupo. Todos estamos comprometidos: resta saber por quién”.
Ignacio Martín-Baró

lunes, 30 de junio de 2014

Apunte Mundialista. A Cuartos de Final...

La última vez que vi un partido mundialista de la Selección en casa de mis papás, con toda mi familia, fue hace exactamente 24 años, en aquel famoso partido en el que los checoslovacos nos clavaron cuatro. Me resistía a verlo en familia, por aquello de las cábalas; pero al final pudo más el cumpleaños de dos de mis hermanas.

Partido trabado, trabadísimo, el más flojo de la Sele en el mundial. Los griegos lo trabaron, no dejaban jugar, ese es su estilo. Lo dije en el apunte anterior, que sería un partido duro, y así fue.

El gol de Ruiz nos hizo brincar del sillón. Mi papá se había ido a su cuarto en el medio tiempo y ahí se había quedado, presa de los nervios. Pero cuando la comadreja metió el gol no lo gritó. En el tele de su cuarto la señal tenía 30 segundos adelante, ¡qué detalle! Los bebés lloraron, no de la alegría, sino del susto de escuchar los gritos de la celebración, la expresión de Zazil (mi sobrina) era de susto total; no entendía los gritos... Pero luego sí entendió la alegría de la celebración después del partido.

El arbitraje de este partido, todos lo vimos, fue totalmente parcializado. Y aunque siempre puede ser peor, ya sería el cinismo absoluto de un ente que tiene unos spots muy lindos contra el amaño de partidos. El australiano expulsó a Duarte, que curiosamente había sido considerado el mejor de Costa Rica en los partidos que había jugado la Sele, y antes no había pitado una mano enorme, que sólo el australiano no vio. Ya jugando con 10, el equipo tuvo que echarse atrás. Cincuenta y cinco minutos aguantando la presión griega.

Por eso la explosión de alegría tuvo esas magnitudes. No porque celebráramos "como si hubiéramos ganado el Mundial", como escribió Nefer Muñoz para la BBC. Seguramente por escribir para la BBC es que escribió viendo "objetivamente" lo que ocurría, pero sin comprenderlo. Seguramente es que identificado con el vendedor de lotería que cita fue que todo le pareció exagerado. Muñoz cree que celebramos como si hubiéramos ganado el Mundial porque no entendió que en realidad celebramos como si hubiéramos pasado a cuartos, que fue lo que hicimos. Si ganáramos el Mundial celebraríamos con la magnitud que implica tal cosa. 

Lo que Muñoz no entiende es que el equipo resistió heroicamente jugando con 10, contra el árbitro, contra la historia misma, contra nosotros mismos y nuestra mentalidad "chiquitica". No entendió que nuestra bronca con la FIFA viene desde antes de quedar en el "grupo de la muerte", antes de los 7 jugadores meando en un tarrito, antes del pésimo arbitraje del australiano, antes de la hostilidad griega, antes del entrenador expulsado que no salía del campo, antes de que Umaña fuera a tirar el quinto penal y no hubiera una bola. La bronca empezó con lo de Colorado, con aquel infame partido bajo la tormenta de nieve. El Fairplay la FIFA se lo pasó por el ojete. La celebración apoteósica del domingo tenía todo eso de fondo. Nadie en Costa Rica defiende a la corrupta FIFA.

El partido de octavos contra Grecia es el partido más sufrido de la historia del fútbol de Costa Rica, por las circunstancias. Nunca antes había sufrido de esta forma un partido de fútbol. Nunca antes lo grité tanto. La alegría de la gente saliendo a las calles en todo el país es proporcional al sufrimiento experimentado por los noventa minutos, los treinta de tiempo extra (casi una hora jugando con 10) y los penales. ¿Cómo no celebrar de esta forma? Por eso el titular de la BBC no es exacto; es el más claro ejemplo de una cierta "objetividad" del periodismo -seguro eso enseñan en las escuelas de periodismo-. Pero el problema no es de escritura ni de estructura, sino de incomprensión. Grave para un tico que haya escrito con pluma inglesa. 

En todo caso y más allá de las miradas "objetivas", lo de ayer fue histórico. No hay comparación posible. Hasta los más escépticos intelectuales se han montado en la trepidante emoción de un Mundial que nos mantiene soñando, que saca lo mejor de nosotros... y lamentablemente lo peor -ya hablaremos de eso-. Por el momento quiero quedarme con esta emoción, con esta alegría, con nuestra Selección (con mayúscula) en cuartos de final contra Holanda. Será un partido más duro aún, pero ojo, que nos viene bien el papel de la víctima. Este equipo se crece, como si mimetizara, y en esa medida creciera su potencial futbolístico. Ya veremos si celebramos un pase a las semifinales. Permitámonos soñar y si perdemos, ya habremos hecho historia. Deberíamos jugar con la soltura del que no tiene nada que perder, y nosotros, trabajadores. deberíamos pensar en eso, que no tenemos tampoco nada que perder.

sábado, 28 de junio de 2014

Apunte Mundialista. Gran Mundial

Hoy cumple años mi hermana, la número 5 del clan, así que bajé a comprarle algo (ya ella sabe qué, lo que no sabe es cuál...; esa es la sorpresa). El caso es que cuando iba en el bus empecé a escuchar pitazos. Al principio pensé que la gente andaba muy contenta y llena de optimismo por el partido de mañana. Y cuando pasé por la Fuente Tsaitami (ése es el verdadero nombre de lo que llamamos la Fuente de la Hispanidad, según lo que comentó mi querida amiga Amanda Alfaro en el feisbuc, y lo que significa es TODAS LAS AGUAS, en bribri), había decenas de colombianos celebrando el pase de Colombia a los Cuartos de Final en el Mundial.

Tras superar amplia y brillantemente a un muy mermado Uruguay, se medirán contra Brasil en Cuartos. Supongo que los brasileños deben estar felices por no jugar contra Uruguay, pero deberían estar mucho más preocupados por el gran juego de los colombianos. Y como escribió también en feisbuc otro muy querido amigo mío, Manuel Morales: "El 'jogo bonito' de Brasil se acabó en el '86, con aquel equipo maravilloso de Telé Santana, Zico, Sócrates, Junior, Falcao y Careca. Llegó como favorito a las copas del '82 y el '86 y se fue de las dos temprano, eliminado primero por Paolo Rossi y después por Francia, en parte gracias a una floja defensa y a un pésimo portero. Fue un campeón sin corona, que jugó el mejor fútbol de Brasil en toda su historia (mejor aún que en el '70)".

Ese equipo de Brasil sí que era un equipazo. Esos once que hoy juegan, excepto Neymar, no le llegan a los tobillos a ese gran equipo que tuve la oportunidad de ver en mi infancia. Pareciera que el triunfo del capitalismo a los inicios de los noventa también marcó la época de comercialización total del fútbol, o al menos profundizó ese proceso que ya el corrupto de Havelange había iniciado con reinado supremo. La comercialización extrema del fútbol ha ido influyendo demasiado en el juego, y ahora se juega a no perder. Claro, hay millones de dólares en juego. La FIFA toma las decisiones pensando más en el negocio que en el juego mismo. Recordemos a Maradona ya desde los ochenta denunciando todas estas situaciones. Lo de ahora es simplemente obsceno. 

Pero volviendo a los colombianos. Me pareció lindísimo que los colombianos se encontraran en la Fuente, que se la tomaran, que se la apropiaran, que hicieran suyo ese espacio público. El pase a cuartos es similar a lo que podría hacer nuestra selección mañana. Colombia, a pesar de ser un equipo con un gran fútbol, y de haber tenido grandes equipos, grandes jugadores, grandes entrenadores, no había pasado de los octavos, igual que nosotros en Italia 90. Ese equipo del noventa era un cuadrazo, grandes figuras que para el siguiente mundial hicieron unas eliminatorias de ensueño y luego se fueron en la primera ronda, y siempre habrá que recordar a Escobar. Pero desde ese equipo del noventa Colombia no había superado la fase de grupos, y de qué forma lo han hecho: cuatro triunfos al hilo, y un equipo que se muestra como candidato a ganar. El técnico, uno enorme: Pekerman. Recuerdo que estaba en Medellín cuando escuché la noticia de su nombramiento, un tremendo acierto de la Federación, opinión que no compartían algunos periodistas y opinadores de los medios comerciales. Hoy, igual que Pinto en nuestro país, les cierra la boca. Es posible que muchos de los que hablaron pestes contra Pinto en Colombia también lo hacían con Pekerman. Es posible que, en cierta medida, eso le alegre a Pinto. No sé; a mí sí. Los nuestros son nefastos, y lo peor de todo es que son unos payasos, unos figurones, ignorantes y bien vagos, no se informan bien. 

Que los colombianos celebraran la victoria de su Selección en un lugar público en el que nosotros celebramos habla del nivel de integración que la comunidad colombiana tiene en nuestro país, o al menos eso interpreto yo. Puede ser que me equivoque. El caso es que esa apropiación de espacios públicos, desde mi punto de vista, colabora a naturalizar la presencia de gente que nacieron en otros lados y que por muchas razones están en nuestro país. Ayuda a que asumamos que esto es natural y que en eso consiste la convivencia social, porque además no escuché comentarios reprochando que se tomaran la fuente; por el contrario, la gente que iba en carro y a pie sonreía. Me gustó eso.

Este ha sido un gran mundial, el mejor Mundial que he visto. Muchos goles, equipos que juegan a ganar, que le ponen ganitas. Los grandes equipos europeos, los tres de las ligas más potentes económicamente, se fueron con la cabeza gacha, humillados, y endosándole pérdidas millonarias al ente corrupto que dirige el fútbol mundial. No les sienta bien jugar en el Trópico, mucho calor dicen, mucha humedad se quejan, prefieren jugar cómodos, no saben lo que es jugar con las duras condiciones que tenemos en estos sures. Reventados por el calendario que les exige jugar para alimentar los bolsillos de los mercaderes y que el negocio circule como la redonda bola, los grandes equipos europeos (excepto Alemania y Francia) se fueron por la puerta de atrás con más pena que gloria. En tanto, a excepción de Ecuador y Honduras, los equipos latinomericanos pasaron mostrando que están en distintos niveles, pero en todo caso cerrando una primera fase para ser recordada.

¿Será porque el Mundial se juega en Brasil que éste es tan bueno? La verdad no sé si eso influye. Podrían ser muchas cosas, ya habrá tiempo para pensar en eso. Podría ser que ocurriera que los jugadores han visto las protestas en el Brasil y pensaron que la gente tenía razón, y que entonces deberían jugar al fútbol como se debe, porque es lo mínimo que un jugador de fútbol debería hacer. Pero pensar eso es realismo mágico, lamentablemente.

La gente tiene razón en quejarse contra esa institución corrupta que es la FIFA y exigir a los gobiernos mayor inversión pública en cosas muy importantes y básicas como la educación, la salud, el empleo; o sea que gobiernen democráticamente y democratizando. Este Mundial ha terminado por dejar desnuda a la corrupta FIFA. Este Mundial ha reivindicado el fútbol a pesar de la FIFA. La gente en Brasil ha hecho lo que debía: mostrarle al mundo la obscenidad del negocio alrededor del fútbol. Lo ha retratado de forma incontestable; creo que sólo en Brasil podía ocurrir semejante cosa y eso es posible únicamente porque hay una ciudadanía activa, organizada, y porque hay un proceso político intenso, porque los gobiernos progresistas han avanzado, empujados por la gente, hacia que sea posible exigir más. El gobierno de Brasil está muy amarrado por las élites político-empresariales que frenan las reformas y por eso es fundamental que la gente empuje y se organice; eso es lo que han hecho aprovechando la vitrina que el mundial les da. Eso puso en el tapete la discusión en torno a la desigualdad, en torno a lo obsceno del negocio. Deja tocada a la FIFA, nunca como ahora tan desacreditada. Nadie en su sano juicio hoy se atreve a justificar a semejante corruptela.

Indigna por eso el castigo "ejemplar" a Suárez. Porque, aunque hay consenso en que Suarez debía ser sancionado, es desmedido, es hipócrita, moralista. La FIFA no tiene ninguna moral para hacer lo que hizo, pero tiene el poder. Ya es hora de sacar a estos corruptos de la dirección del fútbol mundial. No debería ser Suárez el que sea expulsado del fútbol, sino Blatter, y para siempre. Las protestas en Brasil exigieron democratizar el gasto y la toma de decisiones, exigieron otra racionalidad en la economía, y denunciaron e hicieron evidente la corruptela de esa mafia que es la FIFA. Pero ¿cómo sacarlos para siempre del fútbol? Esa es la cuestión, y por eso es que es nefasto que los equipos tengan dueños. Los dueños no se eligen y toman decisiones porque lo que ven es plata. ¿No es el fútbol una metáfora de cómo funcionan las cosas en el mundo de verdad?

Hasta ahí lo dejo. Esperemos poder celebrar mañana un pase a cuartos de final, las posibilidades son amplias, como nunca antes. Pero, ojo, el equipo griego es un equipo duro y ultradefensivo que sabe cuándo matar, por algo están ahí, por algo también fueron campeones de Europa, jugando horrible, pero al fin de cuentas campeones.


Pd. Lamentable que Chile haya quedado eliminado, gran equipo.

sábado, 21 de junio de 2014

Apunte Mundialista. El grupo de la muerte.

¿Alguien se podía imaginar hace dos semanas que Costa Rica iba a liderar el grupo de la muerte? ¿Alguien se imaginaba pasarle por encima a Uruguay? ¿Alguien se pudo haber imaginado que en un mismo día Costa Rica le ganaría a Italia y eliminaría a Inglaterra? Pues yo no. Lo reconozco. No le tenía fe al equipo, porque le tocó en el peor de los grupos. Dejémonos de varas, Costa Rica clasificó muy bien al mundial, pero en una zona que se practica mal fútbol. En la CONCACAF no hay potencias futbolísticas, y nos enfrentábamos a tres equipos de tradición, llenos de figuras. Se trata de realismo, nada más que eso. En la quiniela, confieso, le anoté tres derrotas a Costa Rica.



Desde hace muchos años no gritaba un gol de esta manera, hace mucho tiempo no celebraba un triunfo de la Sele así. El equipo de Costa Rica ha ganado dos partidos jugando muy bien, siendo muy superior a Uruguay y a Italia, y eso no es poca cosa, eso me emociona más aún. Esto es histórico. Impresionante. Superior a lo de Italia 90. Superior porque el grupo en este mundial era muchísimo más complicado, tres campeones mundiales. El equipo juega con ganas, todos. Pero juega con orden, porque Pinto es un gran entrenador. Muchos periodistas, esos que hoy le alaban, le criticaron con fiereza. Pinto es el gran artífice de este triunfo, porque estas victorias son fraguadas desde el camerino, desde el pizarrón, desde la meticulosidad de un hombre que estudia. Pinto dijo en la conferencia de prensa que llevaba 20 años estudiando cómo juega Italia, y antes había dicho que llevaba 8 años viendo jugar a Pirlo. Y Pinto planteó el partido para anular el sistema italiano, Pirlo no brilló, Ballotelli anulado. Pinto planteó de forma brillante el partido, y los jugadores se aplicaron en la cancha. Los jugadores le respetan, y Pinto ha logrado compactar al grupo, eso se nota cuando el equipo salta a la cancha: todos trabajan para el equipo. Costa Rica juega con autoridad en el grupo de la muerte, con una idea clara, sin complejos, al ataque. Me gusta este equipo, me gusta mucho.

Costa Rica fue más que Uruguay, Costa Rica fue más que Italia. Se tocó la bola contra Italia, se oyó el ole en las gradas... de verdad ¡¡¡quién se lo iba a imaginar!!! 

La FIFA, que sólo piensa en el negocio, sacó la calculadora, y no deben estar muy contentos, serán millones en pérdidas por la eliminación de Inglaterra, y ojo que hasta podría quedar afuera Italia. No sé si será por eso que a la FIFA se le ocurrió que tenía hacerle la prueba dopping a siete jugadores de nuestra Selección. La FIFA es un órgano corrupto, de eso ya nadie en el mundo tiene duda. A esa dirigencia corrupta le gusta que pasen los grandes, los poderosos, los que tienen dinero, los que reproducen el negocio. Es un insulto lo de las pruebas de dopping, aunque digan que se trata de hacerlas a los jugadores que no tenían el control previo al mundial. 

Esas pruebas de dopaje, que por cierto han salido todas negativas, son sospechosas, malintencionadas, e intentan poner en cuestión un triunfo legítimo, incuestionable, incluso a pesar del mal árbitro chileno. Los italianos terminaron arrastrando los pies en el calor de Recife, los nuestros salieron enteros. Para la FIFA entonces, resulta eso sospechoso. Como si este no fuera un país tropical y no fuera, por tanto, más asimilable el clima, como si no fuera posible una buena preparación física, como si no fuera posible lo que el mundo entero vio en la cancha: un equipo muy superior al otro. En lo simbólico, la FIFA cuestiona el triunfo, o intenta empañarlo. Son unos impresentables. En todo caso, espero que esto también sirva como "efecto nieve" y le dé al equipo más ganas de triunfar. 

En fin, este triunfo sobre Italia es histórico, y muestra que no siempre se impone la lógica. Que hay algo de impredecible en este maravilloso deporte, lamentablemente prostituido por los mercaderes. Estamos frente a un gran mundial, con muchos goles, con grandes juegos, como hace tiempo no se veía en los mundiales uniformes de la FIFA. Brasil ha resultado difícil para algunos equipos europeos que no soportan el clima y la humedad, los estadios llenos de latinomericanos que hacen sentir presión adicional a estos jugadores. Este mundial de Brasil ya es un gran mundial, y además parece será nuestro mundial, ya veremos hasta donde llega nuestra selección, por el momento en el grupo de la muerte somos los que estamos vivos por encima de todos, y eso es motivo de celebración.

jueves, 12 de junio de 2014

Apunte Mundialista. Fútbol a pesar de la FIFA

Empezó el mundial, y con él muchas otras cosas. Creo que este es el primer mundial de la historia que se inicia en medio de tanta polémica, envuelto en tantas protestas. Podría pensarse que es irónico que ocurra así en un país que se supone es absolutamente futbolero. Y lo que ocurre es que ha quedado en evidencia el despilfarro que ha significado la organización del mundial, como también se hizo evidente  que existe todo un entramado de corrupción. Hoy para todo el mundo es claro que la FIFA es una institución corrupta, manejada por una bola de mercaderes a los que poco les importa el fútbol y están preocupados por hacer grandes negocios. Solo eso les importa. Joseph Blatter en su vida ha tocado una pelota de fútbol, es posible que no entienda de fútbol, es un tecnócrata corrupto. Y es una lástima que un deporte como el fútbol se convierta, se reduzca, a ese vulgar negocio que encabeza la multinacional más corrupta del planeta, y eso es mucho decir, porque la competencia es dura.

Es lamentable que, por poner sólo un ejemplo, se haya visto ese patético espectáculo con "pitbull" y "JLO", ¿es que acaso en el Brasil no hay cientos de miles de artistas que podrían representar de verdad esa riqueza cultural? Es una vergüenza que ese "artista" se haya presentado, para disimular tuvieron que ponerle una camiseta amarilla, que dijera Brasil, como "para que nadie lo notara". No es chovinismo, es que simplemente es una expresión patética de globalización mercantil. Es realmente molesto que se haya puesto en escena la "bandera de la felicidad" de coca-cola, una multinacional que ordenó matar sindicalistas en Colombia entre otras bellezas; esa es su "felicidad". Es indignante que ese sincretismo entre marca y fútbol sea promovido de esa forma, porque es muy perverso. Porque además no es cierto que sin los patrocinadores el fútbol no es posible; no es cierto. El fútbol se juega, el fútbol emociona, apasiona, a pesar de los patrocinadores, a pesar de la FIFA, a pesar de los oportunistas de saco y corbata, a pesar de los tecnócratas que lo único que ven en una bola es un negocio redondo. Que se joda la FIFA. Por eso tienen razón quienes se manifiestas en las calles de Brasil, exigiendo más inversión pública, más educación, más salud, porque es posible, hay dinero. Es obsceno que se gaste tanto dinero construyendo estadios innecesarios mientras hay hambre y pobreza. Es obscena la política de desplazamiento territorial y urbana para construir los estadios, es obscena la brutal "limpieza" urbana que han hecho. Y lo más obsceno de la inauguración, por cínico, fueron las tres palomas por la paz en el mundo, eso fue casi una provocación.

Y a pesar de todo esto me gusta el fútbol, me emociona el juego. Crecí jugando fútbol. E insisto que muchos intelectuales crean simplemente que esto es 22 carajos corriendo detrás de una bola, es un simplismo, por decir lo menos, pero denota que nunca jugaron, por eso se les hace incomprensible. Pero da igual. Como dije, me gusta el fútbol a pesar de la FIFA y su corruptela, y debería decir además, me gusta el fútbol a pesar de los intelectuales.

El primer partido quedará para la historia, con un Brasil sin gracia, insípido. No es un asunto de presión, Brasil siempre ha jugado con presión. Es un asunto de mercado. El Jogo Bonito es eso, nada más, no es garantía de títulos, y eso en estos días es lo que se requiere, ganar como sea. Y hoy Brasil ganó con la ayuda del árbitro japonés. El titular de El País de España es exacto: "Neymar remata la faena del árbitro". Brasil podía haber ganado su partido sin la ayuda tan descarada del árbitro, pero no se veía cómo. Y es que Brasil no puede quedarse fuera en la primera ronda, ni en la segunda. Imagino que ahí sí estallaría todo. Además el ente corrupto necesita a Brasil en la final. Lamentable. Muy bien la selección de Croacia, me gustó.

El fútbol es polémica, es inherente a la naturaleza del fútbol. Por eso en parte es que apasiona, porque está lleno de situaciones. Lo del japonés puede ser un error, puede que no. Eso dará de qué hablar por largo tiempo y será parte de las mil historias en los mundiales.

Ya veremos si mañana logro, aunque sea de reojo, enterarme de los partidos de la jornada dos. Por el momento ya acerté el primer resultado de la quiniela, como la mayoría. Mis pronósticos, triunfos de Camerún, Chile y Holanda. Este no será el mundial de España.

sábado, 7 de junio de 2014

Italia 90

Con este apunte me pongo en modo futbolero (como muchos otros). Aunque este año debo reconocer que el mundial no me entusiasma tanto como otras veces, ni siquiera porque la "sele" logró clasificarse. La principal razón es el despilfarro de recursos del gobierno brasileño (tiendo a ponerme del lado de la gente que protesta) y la infinita corrupción de la FIFA, que sólo debe estar un peldaño más abajo que la Iglesia Católica. Hay otro motivo, y es que además los horarios de los partidos serán en horas laborales, y claramente no los podré ver. Pero además está la maestría y el fin de semestre (semestre que ha sido violento). Pero en fin, entre obligaciones laborales y académicas intentaré comentar algo del mundial.

Pues bien, ayer fuimos a ver Italia 90 de Miguel Gomez, me encontré con mi querida amiga Marcia, que preguntó si semejante suceso (la película) ameritaría un apunte, le respondí que sí, y aquí está.

Lo primero que debo decir es que me gusta mucho el fútbol, bien jugado es una interesante mezcla de táctica, estrategia, esfuerzo físico, habilidad y creatividad, entre muchas otras cosas. Me gustan los planteamientos técnicos, me gusta cuando los entrenadores se vuelven estrategas y llevan el juego al nivel de la inteligencia. Me gusta que se juega con la cabeza. Me gusta el fútbol ofensivo, me gustan los equipos que quieren ganar. Me gustan esas historias heroicas de equipos pequeños que contra todos los pronósticos logran ganarle a un equipo poderoso, o cuando una derrota se convierte en una muestra gigante de dignidad. Me gusta que el fútbol a veces se torna impredecible.

Me gusta el fútbol porque desde pequeño me emocioné metiendo un gol, o botando uno muerto, porque muchas veces evité goles cantados, otras tantas por mi culpa perdimos un partido. Me gusta el fútbol porque cualquiera puede ser ese jugador imprescindible en un equipo, y ojo que digo cualquiera, pero no todos. Pero ese cualquiera siempre está en cualquier calle (o estaba ya no se juega en la calle), en cualquier potrero, cancha abierta, etc. He sentido esa emoción desde que me acuerdo, siempre quise ganar aún cuando no se podía, aún cuando el rival nos metía cinco y nos pasaba la bola por todo lado. Esos intelectuales que tanto odian el fútbol, en muchos casos nunca patearon una bola, nunca sintieron la adrenalina del partido, nunca sintieron los nervios de una final, nunca sintieron la responsabilidad del penal decisivo. Peor para ellos.

Odio a la FIFA, odio a los comerciantes del fútbol (que son muchos lamentablemente), odio a los dirigentes, odio a Cristiano Ronaldo que aunque es un jugador extraordinario a veces parece que la cabeza la tiene más en una pasarela que en la cancha, odio a los fanáticos que creen que la vida es el fútbol, odio a los entrenadores que les importa más no perder que ganar  y que hacen que el juego sea un aburrido cálculo, odio, en fin, que el fútbol sea un negocio y que eso mate lo más hermoso del este deporte que es el jugar para ganar, para dar espectáculo, para emocionar. Porque el fútbol para mí es eso, emoción.

Y esas emociones se vuelven recuerdos, significados ligados a nuestras vidas,es lo que lo hace memorable. Esos partidos épicos, emocionantes, son memoria colectiva, los compartimos, incluso se transmiten de generación en generación. Y es muy interesante que esa memoria colectiva tiene su particularidad, su individualidad.

Recuerdo ese famoso partido que Costa Rica en su debut mundialista jugó contra Escocia, tenía apenas 12 años, faltaban dos meses para que llegara a los 13. Pensábamos en mi casa que nos meterían al menos 3 goles. Creíamos que con que Costa Rica no jugara con los once en el área y diera un partido digno, estaría bien. Puedo recordar perfectamente la sensación de nerviosismo cuando inició el partido, cuando Costa Rica defendía bien y además atacaba, Gabelo de pronto parecía un porterazo con esos varios tapadones a quemarropa. Cuando Juan Cayasso metió el gol, en mi casa hubo silencio, mi papá preguntó incrédulo si había sido gol, mi hermano respondió que lo habían anulado. Cuando Cayasso se volvió a abrazar a sus compañeros, y sólo en ese momento, pudimos gritar el gol, cuando al fin pudimos dar crédito a lo que estábamos viendo. Lo demás fueron nervios. Y una alegría inesperada. La fiesta fue luego en las calles.

Contra Brasil la cosa fue mucho más comedida, y no hubo siquiera un tiro a marco de los nuestros. El consuelo fue no haber salido goleados. Para el último partido de la primera ronda contra Suecia, en mi casa ya no solo estábamos nosotros, mi papá invitó a unos amigos a almorzar y ver el partido, el optimismo nos inundaba, ocupábamos sólo un empate y los pronósticos de goleada en contra ya nadie se atrevía a enunciarlos. El resultado es conocido. Mi papá grabó en VHS el partido, ¡era un acontecimiento aquello! Vimos por mucho tiempo ese partido, y en cada gol de Costa Rica se pierde la imagen, celebramos cada gol a más no poder, tantos brincos que seguro el cable de la antena se zafaba. Lo de Checoslovaquia fue ya una ilusión.

Italia 90, fue un pésimo mundial, la participación de Costa Rica es lo que lo hace memorable para nosotros.

Viendo desde la butaca de un Cine Magaly vacío, recordé todas aquellas sensaciones, aquella alegría de mi entrada a la adolescencia, recordé la mezquindad de nuestros dirigentes, recordé la estupidez de los periodistas deportivos. Recordé además el inicio de una época tormentosa en mi familia, que se extendió por varios años. Volví a sentir muchas de esas cosas que se guardan en la piel, salieron a flote los miedos de la época y los vi pequeños, casi risibles. Me acordé que en aquella época me proyectaba muy distinto a lo soy ahora a los casi 37. Pensé luego, cómo pasa el tiempo, y luego... lo volví a pensar. Me reí. Disfruté mis recuerdos y mis sensaciones, disfruté la compañía, y hasta me sentí feliz compartiendo sensaciones, muy distintas, pero compartidas por ese fenómeno que fue la primera selección mundialista de Costa Rica.

De la película la verdad no tengo mucho que decir, salvo que está conectada a la emoción, y en eso es muy efectiva.

Lo último que tengo que decir es que lamento que esos carajillos que me dicen roco y algunas veces se burlan de mi edad, al verla no podrán sentir ese montón de cosas que evoca en nuestra generación, ¡salados! Así es la vida.