Ignacio Martín-Baró
lunes, 30 de junio de 2014
Apunte Mundialista. A Cuartos de Final...
sábado, 28 de junio de 2014
Apunte Mundialista. Gran Mundial
Ese equipo de Brasil sí que era un equipazo. Esos once que hoy juegan, excepto Neymar, no le llegan a los tobillos a ese gran equipo que tuve la oportunidad de ver en mi infancia. Pareciera que el triunfo del capitalismo a los inicios de los noventa también marcó la época de comercialización total del fútbol, o al menos profundizó ese proceso que ya el corrupto de Havelange había iniciado con reinado supremo. La comercialización extrema del fútbol ha ido influyendo demasiado en el juego, y ahora se juega a no perder. Claro, hay millones de dólares en juego. La FIFA toma las decisiones pensando más en el negocio que en el juego mismo. Recordemos a Maradona ya desde los ochenta denunciando todas estas situaciones. Lo de ahora es simplemente obsceno.
Este ha sido un gran mundial, el mejor Mundial que he visto. Muchos goles, equipos que juegan a ganar, que le ponen ganitas. Los grandes equipos europeos, los tres de las ligas más potentes económicamente, se fueron con la cabeza gacha, humillados, y endosándole pérdidas millonarias al ente corrupto que dirige el fútbol mundial. No les sienta bien jugar en el Trópico, mucho calor dicen, mucha humedad se quejan, prefieren jugar cómodos, no saben lo que es jugar con las duras condiciones que tenemos en estos sures. Reventados por el calendario que les exige jugar para alimentar los bolsillos de los mercaderes y que el negocio circule como la redonda bola, los grandes equipos europeos (excepto Alemania y Francia) se fueron por la puerta de atrás con más pena que gloria. En tanto, a excepción de Ecuador y Honduras, los equipos latinomericanos pasaron mostrando que están en distintos niveles, pero en todo caso cerrando una primera fase para ser recordada.
¿Será porque el Mundial se juega en Brasil que éste es tan bueno? La verdad no sé si eso influye. Podrían ser muchas cosas, ya habrá tiempo para pensar en eso. Podría ser que ocurriera que los jugadores han visto las protestas en el Brasil y pensaron que la gente tenía razón, y que entonces deberían jugar al fútbol como se debe, porque es lo mínimo que un jugador de fútbol debería hacer. Pero pensar eso es realismo mágico, lamentablemente.
Indigna por eso el castigo "ejemplar" a Suárez. Porque, aunque hay consenso en que Suarez debía ser sancionado, es desmedido, es hipócrita, moralista. La FIFA no tiene ninguna moral para hacer lo que hizo, pero tiene el poder. Ya es hora de sacar a estos corruptos de la dirección del fútbol mundial. No debería ser Suárez el que sea expulsado del fútbol, sino Blatter, y para siempre. Las protestas en Brasil exigieron democratizar el gasto y la toma de decisiones, exigieron otra racionalidad en la economía, y denunciaron e hicieron evidente la corruptela de esa mafia que es la FIFA. Pero ¿cómo sacarlos para siempre del fútbol? Esa es la cuestión, y por eso es que es nefasto que los equipos tengan dueños. Los dueños no se eligen y toman decisiones porque lo que ven es plata. ¿No es el fútbol una metáfora de cómo funcionan las cosas en el mundo de verdad?
Hasta ahí lo dejo. Esperemos poder celebrar mañana un pase a cuartos de final, las posibilidades son amplias, como nunca antes. Pero, ojo, el equipo griego es un equipo duro y ultradefensivo que sabe cuándo matar, por algo están ahí, por algo también fueron campeones de Europa, jugando horrible, pero al fin de cuentas campeones.
Pd. Lamentable que Chile haya quedado eliminado, gran equipo.
sábado, 21 de junio de 2014
Apunte Mundialista. El grupo de la muerte.
jueves, 12 de junio de 2014
Apunte Mundialista. Fútbol a pesar de la FIFA
Empezó el mundial, y con él muchas otras cosas. Creo que este es el primer mundial de la historia que se inicia en medio de tanta polémica, envuelto en tantas protestas. Podría pensarse que es irónico que ocurra así en un país que se supone es absolutamente futbolero. Y lo que ocurre es que ha quedado en evidencia el despilfarro que ha significado la organización del mundial, como también se hizo evidente que existe todo un entramado de corrupción. Hoy para todo el mundo es claro que la FIFA es una institución corrupta, manejada por una bola de mercaderes a los que poco les importa el fútbol y están preocupados por hacer grandes negocios. Solo eso les importa. Joseph Blatter en su vida ha tocado una pelota de fútbol, es posible que no entienda de fútbol, es un tecnócrata corrupto. Y es una lástima que un deporte como el fútbol se convierta, se reduzca, a ese vulgar negocio que encabeza la multinacional más corrupta del planeta, y eso es mucho decir, porque la competencia es dura.
Es lamentable que, por poner sólo un ejemplo, se haya visto ese patético espectáculo con "pitbull" y "JLO", ¿es que acaso en el Brasil no hay cientos de miles de artistas que podrían representar de verdad esa riqueza cultural? Es una vergüenza que ese "artista" se haya presentado, para disimular tuvieron que ponerle una camiseta amarilla, que dijera Brasil, como "para que nadie lo notara". No es chovinismo, es que simplemente es una expresión patética de globalización mercantil. Es realmente molesto que se haya puesto en escena la "bandera de la felicidad" de coca-cola, una multinacional que ordenó matar sindicalistas en Colombia entre otras bellezas; esa es su "felicidad". Es indignante que ese sincretismo entre marca y fútbol sea promovido de esa forma, porque es muy perverso. Porque además no es cierto que sin los patrocinadores el fútbol no es posible; no es cierto. El fútbol se juega, el fútbol emociona, apasiona, a pesar de los patrocinadores, a pesar de la FIFA, a pesar de los oportunistas de saco y corbata, a pesar de los tecnócratas que lo único que ven en una bola es un negocio redondo. Que se joda la FIFA. Por eso tienen razón quienes se manifiestas en las calles de Brasil, exigiendo más inversión pública, más educación, más salud, porque es posible, hay dinero. Es obsceno que se gaste tanto dinero construyendo estadios innecesarios mientras hay hambre y pobreza. Es obscena la política de desplazamiento territorial y urbana para construir los estadios, es obscena la brutal "limpieza" urbana que han hecho. Y lo más obsceno de la inauguración, por cínico, fueron las tres palomas por la paz en el mundo, eso fue casi una provocación.
Y a pesar de todo esto me gusta el fútbol, me emociona el juego. Crecí jugando fútbol. E insisto que muchos intelectuales crean simplemente que esto es 22 carajos corriendo detrás de una bola, es un simplismo, por decir lo menos, pero denota que nunca jugaron, por eso se les hace incomprensible. Pero da igual. Como dije, me gusta el fútbol a pesar de la FIFA y su corruptela, y debería decir además, me gusta el fútbol a pesar de los intelectuales.
El primer partido quedará para la historia, con un Brasil sin gracia, insípido. No es un asunto de presión, Brasil siempre ha jugado con presión. Es un asunto de mercado. El Jogo Bonito es eso, nada más, no es garantía de títulos, y eso en estos días es lo que se requiere, ganar como sea. Y hoy Brasil ganó con la ayuda del árbitro japonés. El titular de El País de España es exacto: "Neymar remata la faena del árbitro". Brasil podía haber ganado su partido sin la ayuda tan descarada del árbitro, pero no se veía cómo. Y es que Brasil no puede quedarse fuera en la primera ronda, ni en la segunda. Imagino que ahí sí estallaría todo. Además el ente corrupto necesita a Brasil en la final. Lamentable. Muy bien la selección de Croacia, me gustó.
El fútbol es polémica, es inherente a la naturaleza del fútbol. Por eso en parte es que apasiona, porque está lleno de situaciones. Lo del japonés puede ser un error, puede que no. Eso dará de qué hablar por largo tiempo y será parte de las mil historias en los mundiales.
Ya veremos si mañana logro, aunque sea de reojo, enterarme de los partidos de la jornada dos. Por el momento ya acerté el primer resultado de la quiniela, como la mayoría. Mis pronósticos, triunfos de Camerún, Chile y Holanda. Este no será el mundial de España.
sábado, 7 de junio de 2014
Italia 90
Pues bien, ayer fuimos a ver Italia 90 de Miguel Gomez, me encontré con mi querida amiga Marcia, que preguntó si semejante suceso (la película) ameritaría un apunte, le respondí que sí, y aquí está.
Lo primero que debo decir es que me gusta mucho el fútbol, bien jugado es una interesante mezcla de táctica, estrategia, esfuerzo físico, habilidad y creatividad, entre muchas otras cosas. Me gustan los planteamientos técnicos, me gusta cuando los entrenadores se vuelven estrategas y llevan el juego al nivel de la inteligencia. Me gusta que se juega con la cabeza. Me gusta el fútbol ofensivo, me gustan los equipos que quieren ganar. Me gustan esas historias heroicas de equipos pequeños que contra todos los pronósticos logran ganarle a un equipo poderoso, o cuando una derrota se convierte en una muestra gigante de dignidad. Me gusta que el fútbol a veces se torna impredecible.
Me gusta el fútbol porque desde pequeño me emocioné metiendo un gol, o botando uno muerto, porque muchas veces evité goles cantados, otras tantas por mi culpa perdimos un partido. Me gusta el fútbol porque cualquiera puede ser ese jugador imprescindible en un equipo, y ojo que digo cualquiera, pero no todos. Pero ese cualquiera siempre está en cualquier calle (o estaba ya no se juega en la calle), en cualquier potrero, cancha abierta, etc. He sentido esa emoción desde que me acuerdo, siempre quise ganar aún cuando no se podía, aún cuando el rival nos metía cinco y nos pasaba la bola por todo lado. Esos intelectuales que tanto odian el fútbol, en muchos casos nunca patearon una bola, nunca sintieron la adrenalina del partido, nunca sintieron los nervios de una final, nunca sintieron la responsabilidad del penal decisivo. Peor para ellos.
Odio a la FIFA, odio a los comerciantes del fútbol (que son muchos lamentablemente), odio a los dirigentes, odio a Cristiano Ronaldo que aunque es un jugador extraordinario a veces parece que la cabeza la tiene más en una pasarela que en la cancha, odio a los fanáticos que creen que la vida es el fútbol, odio a los entrenadores que les importa más no perder que ganar y que hacen que el juego sea un aburrido cálculo, odio, en fin, que el fútbol sea un negocio y que eso mate lo más hermoso del este deporte que es el jugar para ganar, para dar espectáculo, para emocionar. Porque el fútbol para mí es eso, emoción.
Y esas emociones se vuelven recuerdos, significados ligados a nuestras vidas,es lo que lo hace memorable. Esos partidos épicos, emocionantes, son memoria colectiva, los compartimos, incluso se transmiten de generación en generación. Y es muy interesante que esa memoria colectiva tiene su particularidad, su individualidad.
Recuerdo ese famoso partido que Costa Rica en su debut mundialista jugó contra Escocia, tenía apenas 12 años, faltaban dos meses para que llegara a los 13. Pensábamos en mi casa que nos meterían al menos 3 goles. Creíamos que con que Costa Rica no jugara con los once en el área y diera un partido digno, estaría bien. Puedo recordar perfectamente la sensación de nerviosismo cuando inició el partido, cuando Costa Rica defendía bien y además atacaba, Gabelo de pronto parecía un porterazo con esos varios tapadones a quemarropa. Cuando Juan Cayasso metió el gol, en mi casa hubo silencio, mi papá preguntó incrédulo si había sido gol, mi hermano respondió que lo habían anulado. Cuando Cayasso se volvió a abrazar a sus compañeros, y sólo en ese momento, pudimos gritar el gol, cuando al fin pudimos dar crédito a lo que estábamos viendo. Lo demás fueron nervios. Y una alegría inesperada. La fiesta fue luego en las calles.
Contra Brasil la cosa fue mucho más comedida, y no hubo siquiera un tiro a marco de los nuestros. El consuelo fue no haber salido goleados. Para el último partido de la primera ronda contra Suecia, en mi casa ya no solo estábamos nosotros, mi papá invitó a unos amigos a almorzar y ver el partido, el optimismo nos inundaba, ocupábamos sólo un empate y los pronósticos de goleada en contra ya nadie se atrevía a enunciarlos. El resultado es conocido. Mi papá grabó en VHS el partido, ¡era un acontecimiento aquello! Vimos por mucho tiempo ese partido, y en cada gol de Costa Rica se pierde la imagen, celebramos cada gol a más no poder, tantos brincos que seguro el cable de la antena se zafaba. Lo de Checoslovaquia fue ya una ilusión.
Italia 90, fue un pésimo mundial, la participación de Costa Rica es lo que lo hace memorable para nosotros.
Viendo desde la butaca de un Cine Magaly vacío, recordé todas aquellas sensaciones, aquella alegría de mi entrada a la adolescencia, recordé la mezquindad de nuestros dirigentes, recordé la estupidez de los periodistas deportivos. Recordé además el inicio de una época tormentosa en mi familia, que se extendió por varios años. Volví a sentir muchas de esas cosas que se guardan en la piel, salieron a flote los miedos de la época y los vi pequeños, casi risibles. Me acordé que en aquella época me proyectaba muy distinto a lo soy ahora a los casi 37. Pensé luego, cómo pasa el tiempo, y luego... lo volví a pensar. Me reí. Disfruté mis recuerdos y mis sensaciones, disfruté la compañía, y hasta me sentí feliz compartiendo sensaciones, muy distintas, pero compartidas por ese fenómeno que fue la primera selección mundialista de Costa Rica.
De la película la verdad no tengo mucho que decir, salvo que está conectada a la emoción, y en eso es muy efectiva.
Lo último que tengo que decir es que lamento que esos carajillos que me dicen roco y algunas veces se burlan de mi edad, al verla no podrán sentir ese montón de cosas que evoca en nuestra generación, ¡salados! Así es la vida.