“O se opta consciente y reflejamente, o la opción de nuestra vida se realiza sin que ni siquiera caigamos en la cuenta de ello. Pero en cualquier caso, nuestra vida y nuestra acción se inscriben en uno de los sectores contendientes. No hay marginados frente al conflicto social; hay sencillamente, contendores abiertos y contendores solapados, luchadores convencidos y tontos útiles. Demasiadas veces, y más por ingenuidad que por mala voluntad, los universitarios formamos parte de este último grupo. Todos estamos comprometidos: resta saber por quién”.
Ignacio Martín-Baró

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Apunte Porteño

Valparaíso, Chile.

Luego del periplo hacia Santiago desde Mendoza, logré llegar a Valparaíso, ciudad patrimonio de la humanidad, título bien ganado. Esta ciudad sí que parece Latinoamérica. Por algunas zonas es bien caótica, y por otras bien ordenada.

Valparaíso tiene un centro cerca de la costa y todos los cerros alrededor están llenos de casas, hoteles, comercio, pintados de mucho colores. Es muy común que en las paredes haya pintas y murales, lo que hace que efectivamente sea muy colorida. Según me contaron la vida cultural de Valparaíso es intensa, como pude notar que es la vida nocturna.

Estuve en un conversatorio con los estudiantes de psicología de la Universidad de Valparaíso sobre el TCU de la Universidad de Costa Rica. Resultó muy interesante porque al final de cuentas estamos hablando del modelo de Universidad y acá en Chile, es todo un tema, quiero decir es EL TEMA. Si bien los estudiantes se han movilizado intensamente por su derecho a la educación pública, gratuita y de calidad, no se ha llegado aún a platear el tema del modelo de Universidad y las demandas estudiantiles en ese sentido son pobres. Aunque se debe decir que los estudiantes de secundaria sí han logrado hacer planteamientos de fondo. En todo caso las cosas como que se mueven por acá, y lo más interesante es que se trata de chicos y chicas que no nacieron en dictadura, por lo que podría creerse que es gente que ya no tiene tanto miedo. Pero he dicho en otros apuntes la lógica del neoliberalismo está instalada en lo más cotidiano de la vida de este país que es agobiante. Bueno, contaba que el encuentro con los estudiantes de psicología fue muy interesante justamente por eso. Y creo que les deja una sabor agridulce, por un lado me dijeron que les agradaba que en otros países se hicieran las cosas tan interesantes que hacemos e la UCR, pero que les generaba una gran frustración verse, ver su sistema educativo y cómo la educación en Chile es una simple mercancía.

Salidos del conversatorio, hubo que cenar. Y me llevaron a un sitio que ha sido declarado patrimonio inmaterial de la humanidad, funciona desde 1896, se llama Zinceno. Se trata de un bar-restaurante hermoso en el que hay música en vivo, tango, y se come muy bien, ahí comí un plato típico de Valparaíso, y no recuerdo el nombre... memoria de pez. Luego me hicieron un tour por la ciudad, y subimos a los cerros en uno de los elevadores, desde ahí se ve parte de la ciudad. Caminando vi lo impresionante de las callecitas angostas que por ratos me recordaron los callejones de Guanajuato. Cuando bajamos terminamos en El Pajarito, un bar que abrió sus puertas en 1902, ahí me tomé un Terremoto, una deliciosa bebida espirituosa hecha con vino blanco y helado de piña, pedí uno y me trajeron un pichel, hubo que tomárselo todo, aclaro que lo tomamos entre cuatro, no se vaya a pensar mal de mí.

Hoy por la mañana, luego de desayunar me di una vuelta por la ciudad en el trolebus, y caminé de punta a punta hasta llegar al monumento de Prat, y enfrente me monté en una de las lanchas que lo llevan a uno a dar una vuelta por la costa y ver Valparaíso desde el mar, además estrené la lancha, era su primer viaje. El almuerzo estuvo delicioso, y una vez que terminamos de comer, hice viaje de vuelta a Santiago.

Pues bien, Valparaíso me ha gustado muchísimo, una ciudad que además tiene mucha historia y que en su momento fue un importante puerto y una ciudad realmente esplendorosa, aún se nota que alguna vez fue una ciudad de mucha importancia para el país. En este lugar la gente es bastante más amable que en Santiago y eso me gustó, aunque también es muy cara la vida. Una lástima no haber podido estar más tiempo por acá.

Ya casi se acaban estos apuntes desde el sur, mañana vuelvo a Costa Rica y me queda contar la última noche en Santiago y mis impresiones finales de este viaje por Mendoza, Santiago y Valparaíso.

Apunte desde el fin del mundo...

Valparaíso, Chile.

Este será un apunte breve.

Santiago de Chile me sigue pareciendo una ciudad fría, es decir, con gente fría, que no lo mira a uno a los ojos, y que si pueden le pasan a uno por encima. Es como si Santiago fuera la sociedad neoliberal, lo es de hecho, lo que quiero decir es que si hubiese personificaciones de eso que llamamos neoliberalismo, sería la gente de Santiago. Ahora, eso es meramente una percepción superficial, porque habría que estar más tiempo. Pero es la impresión que por el momento tengo de Santiago. Cuando regresé de Mendoza, y luego de un tortuoso viaje de doce horas, estaba que me iba a comer las cortinas del bus, así que fui a comer algo en la misma estación, un pollo horroroso que me supo a gloria. una vez comido el susodicho pollo, busqué un taxi que me llevara a la calle Matilda Salamanca. Tomé uno que estaba fuera de la estación y le dije a dónde iba, cuando estaba subiendo la maleta a la cajuela, el taxista me dice que ya estaba comprometido. Y claro lo que ocurría era que otra persona requería que lo llevaran al aeropuerto, lo que le supondría unos 14.000 pesos más de lo que yo iba a pagar (6.000 pesos), así que el tipo simplemente me dejó jeteando, encima el muy cabrón me habla en inglés... eso ya fue mucho (recuérdese que venía llegando a Santiago tras doce horas de viaje), así que simplemente exploté y lo cargué de insultos, a lo tico, seguramente entendió la mitad, de por sí no parece haberle importado. Llegado a mi destino, simplemente caí.

Ayer martes me levanté muy temprano para venirme para Valparaíso, y como no tenía pesos debía cambiar un poco de dólares. Así que hice lo lógico, pregunté donde había un banco y fui. Pregunto en el banco a cómo está el cambio, y e dicen que no me pueden cambiar porque no soy cliente del banco (¡¡¡¡¡!!!!!). Pueden imaginarse la cara que hice porque la chica me dijo que eran normas de los bancos. Lo único que atiné a decir fue: "este país sí que es raro", y salí del banco, la casa de cambio estaba cerrada así que tuve que acudir a un cajero que me cobró tres dólares y nuevamente me sentí estafado en Chile.

Tomé el metro, que no es en nada parecido al de México. Éste es frío, la gente no se mira a los ojos, cada quién va en lo suyo sin ver a nadie. El metro de Chile es impecablemente limpio, y no hay vendedores de cualquier cosa como en el DF. El precio del pasaje es sencillamente un abuso, 600 pesos (el dólar vale exactamente lo mismo que en Costa Rica), es por esa razón que los estudiantes en su momento se tiraron a la calle por el precio del pasaje, y tienen razón es un absoluto abuso. en Santiago es brutalmente evidente la división de clase.

Llegado a la estación abordé el bus a Valparaíso, y se sentó una señora a la par mía que parecía le dio asco tener que sentarse ahí... Su problema. Tal vez sería porque iba leyendo Le Monde Diplomatique que es una edición conmemorativa a años del Golpe de Estado.

En Valparaíso la cosa es bien distinta, esta ciudad parece latinoamericana, tal vez por ser puerto, o por no ser la capital. Santiago tiene un ritmo frenético. Acá la vida es más acompasada, la gente saluda, te mira a los ojos... Me gusta Valparaíso.

Ya le dedicaré un apunte completo a este lugar tan bello y lleno de vida.