“O se opta consciente y reflejamente, o la opción de nuestra vida se realiza sin que ni siquiera caigamos en la cuenta de ello. Pero en cualquier caso, nuestra vida y nuestra acción se inscriben en uno de los sectores contendientes. No hay marginados frente al conflicto social; hay sencillamente, contendores abiertos y contendores solapados, luchadores convencidos y tontos útiles. Demasiadas veces, y más por ingenuidad que por mala voluntad, los universitarios formamos parte de este último grupo. Todos estamos comprometidos: resta saber por quién”.
Ignacio Martín-Baró

martes, 2 de julio de 2013

Manrique Oviedo: el diputado que no lee lo que vota

Leyendo las noticias de hoy, específicamente, sobre la modificación a la Ley de Persona Joven me he quedado anonadado, estupefacto. La verdad es que uno puede esperar de algunos diputados cualquier cosa, pero es que hay niveles y límites.

Uno puede esperar que Justo Orozco salga con alguna de sus típicas arengas de pastorcito con sensibilidad de macho hegemónico, a la que desgraciadamente ya nos hemos acostumbrado; también acostumbrados estamos al otro pastor que dice seguir las leyes de dios y que le valen un pepino las terrenales, aunque violen Derechos Fundamentales. Una desgracia, porque aunque nos de mucha rabia, de ese par sólo se puede esperar eso, homofobia pura, "razonamientos" superados hace siglos, pero ya sabemos a qué atenernos. Como también sabemos que son títeres y la carne de cañón de los cobardes del PLN que no se atreven a mostrar todo su machismo y homofobia.

Sería muy bueno que el TSE por fin aplicara la ley como debe ser y que estos partiditos y politiquillos-pastores que claramente utilizan el púlpito para ocupar curules y hacer política pública desde sus retrógradas concepciones religiosas, no puedan hacerlo más. Es demasiado evidente para todos - excepto para el TSE, pareciera -, que se mezcla política y religión, y que desde ese lugar se juega con la fe, pero sobre todo con los miedos de la gente, porque es muy claro que que desde ahí se instrumentaliza el odio, el miedo, y de eso se hace política pública.

Pero volviendo a los disparates diputadiles. Da pena Manrique Oviedo y el ridículo que ha hecho. Que desde hace tiempo también había manifestado toda su homofobia, su conservadurismo, digno del partido de Justo. Oviedo, al parecer es de los que creen que hay ley natural y está escrita por dios.

El PAC en realidad es algo muy raro. Uno comprende que en los partidos haya tendencias y que incluso expresen contradicciones metodológicas, y algunas veces de fondo. Pero tan abismales, es demasiado. Porque es insólito que la Jefa de Fracción haya sido el domingo pasado la Mariscal de la marcha del Orgullo, y su "compañero" de bancada dos días después se comporte como un macho del Siglo XII. ¿cómo es que en un partido que se cree progresista se exprese una contradicción tan grande e irreconciliable? No voy a entrar a especular al respecto, la verdad no creo que valga la pena para efectos de este apunte, pero quería dejarlo en evidencia (como si nadie lo notara).

Por si no fuera poca esa semejante expresión de conservadurismo, Oviedo sumó otra cosa, que me parece además inaudita e imperdonable en un diputado: no leer lo que vota. Oviedo vota "por accidente" una reforma a la Ley de la Persona Joven que abre un portillo para las personas que viven en unión libre, porque loq ue votaron establece que no debe haber "discriminación contraria a la dignidad humana", pero además de que no leyó lo que estaba votando, una vez que fue aprobado de forma unánime, hace el ridículo de pedir el veto a la presidente (en minúscula y en masculino, se comporta como macho). Resulta absolutamente vergonzoso ni siquiera haber leído lo que votó, para una vez aprobado pedirle a la Chinchilla que vete la ley. Claro que también podría ser que no entendió lo que votó, lo que hace peor aún, o sea, que sea desde cualquier ángulo el ridículo el monumental.

Son precisamente este tipo de ridículos, producto de la vagancia, de la ignorancia, pero sobre todo de los prejuicios religiosos e ideológicos. Este tipo de actuaciones, como las de Oviedo, que hoy están al nivel de Orozco y Avendaño, son las que degradan la política y la cosa pública. Es una vergüenza que tipos como estos lleguen a ser diputados, pero más que vergüenza es terrible que estos retrógrados, ignorantes, que ni leen lo que votan sean los que hagan leyes.

Quisiera pensar que estos tipos al quedar tan en evidencia harán que muchos se cuestionen a quiénes le dan el voto, pero dados los antecedentes no lo creo. Pero si además le agregamos que estos personajes representan una cierta sensibilidad del macho hegemónico, del conservadurismo puro y duro, pues no tengo muchas esperanzas.

Y por cierto, lo más probable es que la mala presidente (en minúscula y enmasculino, se comporta como macho) que tenemos vete la ley, ya hemos visto que es enemiga de la legislación progresista.