“O se opta consciente y reflejamente, o la opción de nuestra vida se realiza sin que ni siquiera caigamos en la cuenta de ello. Pero en cualquier caso, nuestra vida y nuestra acción se inscriben en uno de los sectores contendientes. No hay marginados frente al conflicto social; hay sencillamente, contendores abiertos y contendores solapados, luchadores convencidos y tontos útiles. Demasiadas veces, y más por ingenuidad que por mala voluntad, los universitarios formamos parte de este último grupo. Todos estamos comprometidos: resta saber por quién”.
Ignacio Martín-Baró

lunes, 8 de abril de 2013

A cerrar la calle para que siga siendo pública

La semana anterior discutía con una colega y un abogado sobre el tema de los bloqueos. Nuevamente salía a colación aquello de que "está bien que protesten pero que no afecten mi libertad de tránsito", claramente se referían al caos generado por taxistas y piratas, dos días consecutivos.

Más allá de compartir o no los motivos de ambas protestas, creo que el malestar de ambos sectores es legítimo, fundamentalmente por una razón: ningún gobierno ha resuelto el problema, sólo han tirado la bola para adelante dejando la brasa al próximo gobierno. Y esto sencillamente ocurre por cálculo electoral, por incapacidad política y por hipocresía.

Y el tema con las protestas, como ya he comentado en algún otro apunte, es que cuando un gobierno es incapaz o no le importa resolver los problemas de la gente, se vuelven legítimas, porque si las instituciones no resuelven, cuando los que toman decisiones no escuchan, ¿qué le queda a la gente? La legitimidad entonces viene dada, no porque el gobierno lo diga o no, no porque los medios de comunicación intenten invalidarla (que siempre lo harán), si no por las razones de la protesta y por la inacción del gobierno.

Tratar entonces de establecer horarios y permisos para la protesta es sencillamante ridículo, eso sugería el abogado y también el diario La República. Se imaginan ustedes pidiendo permiso para una protesta en una oficina de gobierno: "Disculpe señor es que queremos protestar", "sí, por favor llene la fórmula P-14-2-C, y hágame la filita, allá detrás de aquella señora". Y luego de una fila de dos horas, uno llega a la ventanilla, y la persona que atiende: "ay no, fíjese que para ese día ya tenemos una manifestación en defensa de los perros, pero tenemos espacio para dentro de tres meses, ¿no importa?", "disculpe, es que se trata de algo urgente fíjese que no están cerrando los EBAIS...", "no, es que no tengo espacio...". Me imagino además las condiciones, permiso para marchar el día tal de 11 a.m. a 2 p.m., POR LA ACERA, nada de bloquear.

Bueno así de ridículo sería. Pero pongamos un ejemplo de mucha actualidad para que quede más claro. 

Yo creo que a nadie le queda ninguna duda que la "concesión" de la carretera a San Ramón es un chorizo monumental, de esos de la magnitud de la construcción del ferrocarril al Atlántico. Por cierto que es mera casualidad que la empresa se llame OAS (como Óscar Arias Sánchez, esas ironías de la vida).

Háganse de cuentas que le hacemos caso al abogado y a La República. Pidamos permiso para protestar contra la concesión, porque claro, es legítimo protestar, pero en orden. Tal y como han ido las cosas, "a la institucionalidad" de este país le ha importado un soberano pepino las evidentes irregularidades en el contrato. La Contralora ni siquiera leyó el documento, el ministro trabajó para la empresa concesionaria pero dice que eso no influye en el contrato, la empresa hará lo que le dé la gana menos ampliar la carretera. Es decir, tendríamos que pedirle permiso a todo ese aparataje que falló, que tranzó, para que este monumental chorizo se hiciera realidad. ¿No les parece ridículo? A mí sí.

La protesta se ejerce sin permiso de nadie, la protesta es un derecho, y ese derecho se ejerce porque uno está cabreado, inconforme con lo que está pasando y porque todos los canales de negociación están cerrados, como es el caso. Así que no queda otra cosa que la calle, porque este mal gobierno es incapaz de comprender por las buenas. Y no entiende sencillamente porque tiene la mirada puesta en los buenos negocios, en los chorizos, le importa un cacahuate la gente.

Este gobierno tan malo por algo tiene el récord de protestas, porque es pésimo, porque la presidenta es simplemente incapaz, y es corrupta, igual que su equipo de gobierno, Laura Chinchilla es una farsa, un mal chiste de presidente (con minúscula y en masculino se comporta como macho). Así de sencillo.

Pero se metieron con quienes no debían porque Moncho, y el Occidente en general, no se deja, y además ya estamos cabreados de tanto chorizo. No queda ya de otra, que esa institucionalidad que dicen defender está corrompida, está podrida. Y sin pedirle permiso a nadie, habrá que hacer por la fuerza de la protesta lo que las instituciones debieron hacer y no hicieron: parar este chorizo. Y habrá cerrar la calle, para que la calle no se privatice, que la calle sí es pública.