“O se opta consciente y reflejamente, o la opción de nuestra vida se realiza sin que ni siquiera caigamos en la cuenta de ello. Pero en cualquier caso, nuestra vida y nuestra acción se inscriben en uno de los sectores contendientes. No hay marginados frente al conflicto social; hay sencillamente, contendores abiertos y contendores solapados, luchadores convencidos y tontos útiles. Demasiadas veces, y más por ingenuidad que por mala voluntad, los universitarios formamos parte de este último grupo. Todos estamos comprometidos: resta saber por quién”.
Ignacio Martín-Baró

martes, 28 de enero de 2014

Las encuestas y la manipulación.

Sin duda alguna la decisión de la élite político-económica agrupada tras La Nación S.A. de no publicar la encuesta contratada a la empresa UNIMER ha atizado el ambiente político y generado muchas especualciones. ¿Porqué esta decisión? Claramente no es inocente. El editorial de hoy (28 de enero) es sencillamente de antología. Intentaré acá brindar una hipótesis a partir de un breve análisis del editorial.

Antes de entrarle propiamente al editorial, podríamos preguntarnos para qué sirven las encuestas. Las encuestas sirven para de alguna forma "conocer" la opinión de la gente en torno a temas específicos, ayuda por lo tanto a medir tendencias de la opinión pública. Por el momento no entraré a discutir si la opinión pública, es la opinión de la gente o la agenda que quienes controlan la posibilidad de decir algo a través de los medios de comunicación. Dejemóslo aquí por el momento.

Las encuestas en materia política también sirven para tomar decisiones, sobre todo en procesos electorales, deben haber otros usos, pero no interesan para efectos de este apunte. Con mediciones adecuadas se pueden tomar decisiones estratégicas que pueden determinar el rumbo de una elección. Por ejemplo con una adecuada medición se pueden redireccionar recursos hacia una población específica o un grupo etáreo concreto. Por ejemplo, se podría tomar la decisión de enfocar la propaganda en jóvenes de los barrios del sur y dar un mensaje específico. Esto es básico. Se trata de una cuestión estratégica, y es básico el disponer de información para decidir.

Las encuestas también, dentro de lo estratégico, sirven para generar confusión e inducir a la opinión pública en determinada dirección, en esto son expertos en el PLN y La Nación S.A. Por esa razón es que publicar encuestas los días previos a una elección es prohibido, porque eso podría cambiar la decisión electoral, ya ocurrió en 1998. Recordemos la encuesta a boca de urna publicada por el diario Al Día (parte del Grupo Nación) a mitad de la tarde y que claramente influyó es los resultados, hubo fraude.

Ahora bien, la manipulación - y esto también es teoría básica del análisis del discurso -, se puede dar por la tergiversación abierta del discurso con enunciaciones falaces, o a través de omisiones. En La Nación S.A., como dije, son expertos en el arte de la manipulación. Cientos son los estudios al respecto. En La nación S.A. hacen eso porque el periódico tiene una línea editorial definida, aunque no reconocida abiertamente, y está claramente alineada a intereses económicos concretos.

Por eso el que La Nación S.A. diga en su editorial que "La decisión (de no publicar la encuesta) responde a nuestra convicción de que, en las especiales circunstancias de esta elección, poco aportaríamos al proceso cívico y mucho a la especulación malintencionada...", resulta un ejercicio de cinismo casi infinito. Porque si lo que se quiere es no generar especulaciones lo mejor es simplemente publicar la encuesta, si la metodología es tan sólida y "en cuya corrección confiamos plenamente" ¿a qué obedece entonces no publicarla?

La Nación S.A. intenta justificar su proceder con 4 argumentos básicos: a) que los datos son añejos, porque son de hace una semana y la elección siendo el domingo podría arrojar resultados distintos porque hay muchos indecisos; b) "La poca cultura nacional sobre encuestas, en buena parte promovida por políticos que aplauden o censuran según los resultados"; c) la pluralidad metodológica de las casas encuestadoras; y, d) una retorcida interpretación de parte de los bandos.

Uno por uno los señalo.

a) "Los datos son añejos", siempre lo son, siempre lo serán, porque los procesos sociales no son inmóviles, por algo últimamente se dice que las encuestas son una foto de un momento determinado, si nos ponemos estrictos y me tomo una foto esta semana para la otra estará también desactualizada porque posiblemente la otra semana tendré canas que hoy no tenía, o podría quebrarme un brazo o rasuarme y verme mejor o peor, o sea diferente. Entonces las encuestas señalan momentos, y varios de esos momentos marcan tendencias. El mismo editorial señala: "Las encuestas, hay que entenderlo de una vez por todas, son un retrato del momento en que se recogen los datos, no una bola de cristal para adivinar el futuro". Para el caso concreto de La Nación S.A. esto es un insulto a la gente, hace un año (y aún hace poco) daban por descontado que Araya arrasaría en las elecciones (tenían la bola de cristal), y muchas veces hemos visto cómo se intenta dirigir la opinión pública desde las encuestas. Se pueden revisar todas los estudios de opinión que este grupo económico ha utilizado para generar sensibilidad a favor de las privatizaciones, solo para poner un ejemplo.

b) La "poca cultura nacional sobre encuestas", y en parte se atribuye a los políticos la responsabilidad, nunca al medio de comunicación, que, como ya se indicó utiliza las encuestas a su antojo y con fines estrictamente económicos. Curioso, los periodistas y los medios de comunicación nunca son culpables ni responsables de nada. La violencia en los estadios y como desde los medios de comunicación se generan fanatismo es un ejemplo, aunque no hay una relación unidireccional para explicar el fenómeno, es innegable que los medios ponen su cuota de "gasolina" en el fanatismo de las hinchadas. Pero ese es un enano de otro cuento.

c) La Nación deja ver su incomodidad por la pluralidad de metodologías y mediciones. Parece que si por ellos fuera tendrían el monopolio de las encuestas, y en este caso de decir que es La Verdad de la opinión pública. Es la misma postura con respecto a su libertad de prensa, oposición férrea a la pluralidad de medios. Por cierto llama la atención el uso cínico de la mención a la Universidad, para fines de justificar su posición ahora se trata de la "respetada Universidad de Costa Rica", he aquí una invocación cínica al criterio de autoridad, con fines absolutamente utilitarios, en unos días la Universidad de Costa Rica volverá a ser esa institución llena de comunistas opuestos al desarrollo.

d) "Una retorcida interpretación por parte de los bandos". Y aquí está el quid de la cuestión. Porque efectivamente la decisión de La Nación S.A. y de los grupos de poder (al unísono) queda develada en el último párrafo del editorial: "Es preciso dejar en claro que nuestra decisión responde a las circunstancias de esta elección...".

¿Cuáles son "las circunstancias de este elección"? La izquierda encabezando la encuesta, la izquierda disputando codo a codo la elección, la posibilidad real de que gane la izquierda. Un fenómeno político encabezado por José María Villalta pero que tiene en el fondo indignación y un cambio en la cultura política muy importante. Porque los miles de millones gastados en campaña sucia, los múltiples editoriales y noticias de las corporaciones de comunicación parecen no hacer mella en el cabreo de la gente, en la necesidad de cambiar y adecentarnos como país.

Ese es el punto. La estrategia concertada entre los grupos de poder (no sería de extrañar una reunión entre diferentes grupos empresariales, entre ellos Tomás Dueñas con los principales accionista del Grupo Nación) y sacar de la jugada la encuesta de UNIMER que sería a estas alturas una bomba política. Dejar en evidencia que no ha resultado la estrategia de miedo no es buena cosa para sus intereses. Publicar la encuesta implica que se discutan las metodologías de las otras y se ponga en cuestión esa otra realidad que desde hace un año quieren imponer. No digo que la de UNIMER sea la verdad, lo que afirmo es que pone en cuestión esas otras encuestas como verdad, genera discusión, pero sobre todo genera un efecto que no desean, y es el de dar posibilidad real a la izquierda de ganar la elección. Según Carlos Panigua de UNIMER la segunda ronda es inminente:


Por supuesto que publicar una encuesta así nos envalentona, nos motiva, y genera un clima inédito para el domingo: un posible triunfo de la izquierda, pero además algo muy peligroso para ellos, una opinión pública que ve como posibilidad ese triunfo, y podría generar una disonancia entre esta sensación y otro resultado favorable a la derecha. No se trata de responsabilidad social de La Nación S.A. todo lo contrario, ya lo veremos.

Ahora, es de sentido común que algo raro está pasando. Mi abuela me llamó hace un par de horas, y el sentido común de su pregunta, de repente me hizo ver lo que estaba frente a mi ojos. Su pregunta sencilla era por qué la encuesta que sí se publicó, la de CID-GALLUP, pone a Johnny Araya en el primer lugar. Y claro, mi abuela no lee La Nación S.A., no lee el "feisbuc" ni el "tuiter", se informa vía televisión o radio, y nada se decía de esta decisión de La Nación S.A., eso está invisibilizado, al menos para un sector de la población. Mi abuela no comprendía muy bien qué está ocurriendo. Y claro, si no "se muestra otra realidad" se genera la idea de que lo sí se muestra es La Verdad. Y esa es la jugada. Está concertado con todas las corporaciones de comunicación. Vamos a ver si les sale, por que las especulaciones y las redes sociales también juegan, además el país sí que está cambiando (y es que la gente, como mi abuela, pregunta), y por algo el Frente Amplio sigue arriba.

Pero para "curarse en salud" el editorial, advierte de las teorías de la conspiración (como lo sería este apunte para ellos), como si no hubiesen ya otros antecedentes del accionar de La Nación S.A. y los medios de comunicación, como por ejemplo el TLC. Se visten de ovejas si fueran un derroche de neutralidad, como si no ocurriera que todos los días hay un ataque al Frente Amplio, a la fecha La Nación debe haberle dedicado al Frente Amplio unos cuatro o cinco editoriales, más decenas de noticias editorializadas o que ocultan lo que realmente está pasando, así como manipulaciones descaradas del plan de gobierno. En el editorial la estrategia es intentar invalidar a través de la descalificación, toda crítica a su impune parcialidad y la trata como teoría conspirativa.

Finalmente, el editorial dice que prefieren "... exponer las buenas razones de nuestra decisión que salir a explicarle, a quien no quiere entender, la inevitable discrepancia entre las urnas y los resultados obtenidos en el campo una semana antes de las elecciones y publicados a tres días de las votaciones". Es obvio que habrán discrepancias entre lo que se encuesta y lo que ocurre el día de las elecciones, viene ocurriendo desde hace varios procesos electorales. ¿Pero a cuenta de qué viene advertirlo de esa forma en este contexto? ¿Serán capaces de cualquier cosa, incluso el fraude? ¿Serán tan cínicos? Cobra sentido pensar entonces que no se publica la encuesta para no dar alas a la izquierda (a los comunistas dirían ellos), y segundo para aliviar las posibilidades de que se piense que preparan actos irregulares (para decirlo suave) para el día de las elecciones: compra de votos, provocaciones de todo tipo, ofrecimientos espurios, en zonas alejadas chorreo de votos, etc.

Yo en lo personal los creo capaces de cualquier cosa (a los grupos que representa La Nación, así como a otros aliados coyunturales), y es posible que en tiempo de veda electoral se saquen de la manga alguna extraña vinculación del Frente Amplio con el narcotráfico, con alguna organización terrorista, o cualquier otro sinsentido. Habrá que ver si este tipo de jugadas hace efectos, hasta el momento tiendo a creer que los efectos de la campaña sucia no son los esperados. Lo que sí es seguro es que el 2 de febrero la maquinaria aceitada del PLN sacará a relucir todas sus mañas, y como siempre o casi siempre el TSE (a menos de que sea todo demasiado descarado) verá para otro lado.

Y aunque es meramente mi percepción, veo al Frente Amplio muy fuerte en las calles, creo que ellos también,  por es que tienen tanto miedo.