“O se opta consciente y reflejamente, o la opción de nuestra vida se realiza sin que ni siquiera caigamos en la cuenta de ello. Pero en cualquier caso, nuestra vida y nuestra acción se inscriben en uno de los sectores contendientes. No hay marginados frente al conflicto social; hay sencillamente, contendores abiertos y contendores solapados, luchadores convencidos y tontos útiles. Demasiadas veces, y más por ingenuidad que por mala voluntad, los universitarios formamos parte de este último grupo. Todos estamos comprometidos: resta saber por quién”.
Ignacio Martín-Baró

miércoles, 17 de diciembre de 2014

Apunte Porteño. La Memoria

Buenos Aires, Argentina.

Apenas anoche llegamos a Buenos Aires, y hoy miércoles visitamos el barrio de Floresta al sur de la Ciudad. Se trata de un barrio cualquiera, común y corriente, nada particular, excepto porque en la calle Venancio Flores hubo un centro de tortura donde operaron militares de todo el sur de América en el marco del Plan Cóndor. ¿cuánta gente fue torturada y asesinada en este lugar? No se sabe con certeza, se calcula que más de trescientas, pero posiblemente sean muchas más, de muchas nacionalidades.


Me cuesta creer que estas cosas realmente ocurrieron, no porque crea que no pasaron o porque lo niegue, sino porque me cuesta mucho creer que tal brutalidad sea posible, las cosas que nos contaron son sencillamente de un nivel extremo de degradación de la condición humana, y en esto colaboraron muchos psicólogos y médicos, que aplicaron su conocimientos científicos para la tortura, al servicio de un orden social y económico. Eso es lo que defendían, la acumulación de capital.



La sensación que tengo en este lugar me hace un nudo en la garganta, me humedece los ojos y me llena de rabia e indignación, igual que a todos los que estábamos presentes. Las compañeras y compañeros nos cuentan, en este galpón ocurrió esto y aquello, aquí abajo asesinaron, acá los tenían con los ojos vendados. Nos cuentan la historia del sitio, las historias de muchos de los que ahí fueron torturados y asesinados, del matrimonio que se fugó y cómo lo hizo. En Automotores Orletti ocurrieron barbaridades, crímenes de lesa humanidad, ahí se ejecutaron, acciones de un plan internacional orquestado en conjunto con los Estados Unidos.

Jorge Andino de 79 años.
¿Sabían los vecinos lo que pasaba? ¿Sospechaban?¿Qué habrán visto? No es difícil suponer por qué no hablaron en esa época cuando uno de los pilares del Terrorismo de Estado era precisamente sembrar el miedo entre la población, mostrar que la cosa iba en serio. Por eso dejaban vivos a algunos
detenidos, para que contaran lo que podía pasar a los subversivos, para que las heridas fueran permanentes, para que siguieran vivas. Don Jorge Andino nos contó que le dijeron "contálo todo, cada detalle". Perverso, muy perverso. A don Jorge le robaron todo, su empresa, sus cosas, las cosas de sus hijas, todas las cosas más simples, desaparecieron a su familia, sólo le queda su hija Georgina, ahí estaba contándonos también su historia.


 Estos Espacios de la Memoria tienen el objetivo fundamental de no dejar que estos crímenes se olviden, y lo que mueve a esta gente a mantener viva la historia es que esto no ocurra nunca más, y como nos explicó Ricardo Poggio "hacemos esto porque no nos han vencido (...) es demostrarle al poder que tenemos dignidad (...) vivimos de la esperanza, nos toca hacer esto para que la humanidad sea otra cosa".


Jorge Poggio, explicando lo que sucedía en ese cuarto, según lo que han podido reconstruir en base a los testimonios de personas detenidas en Operación Cóndor.

El lugar fue recuperado por la gente, y posteriormente expropiado por el Estado y ahora es parte de la política estatal de recuperación de la memoria, y uno de los tantos sitios en los que ocurrieron estas atrocidades. Es fundamental que sea política de Estado. Si no es así, jamás podrán sanar las heridas tan profundas que cuarenta años después sigue habiendo.



Intenso, muy intenso este primer día en Buenos Aires, la visita se extendió por casi cuatro horas. Escuchamos, preguntamos, discutimos, y sentimos el dolor de este intento de destruir una sociedad, de romper sus lazos sociales. Este grupo que se hace cargo de este Espacio de la Memoria lucha día a día para que, después de casi cuarenta años, haya justicia, para que NUNCA MÁS vuelva la barbarie, para que triunfe la Solidaridad frente al individualismo que nos mata, para que el Nosotros esté lleno de memoria y juntos construyamos un mundo distinto.