“O se opta consciente y reflejamente, o la opción de nuestra vida se realiza sin que ni siquiera caigamos en la cuenta de ello. Pero en cualquier caso, nuestra vida y nuestra acción se inscriben en uno de los sectores contendientes. No hay marginados frente al conflicto social; hay sencillamente, contendores abiertos y contendores solapados, luchadores convencidos y tontos útiles. Demasiadas veces, y más por ingenuidad que por mala voluntad, los universitarios formamos parte de este último grupo. Todos estamos comprometidos: resta saber por quién”.
Ignacio Martín-Baró

sábado, 30 de diciembre de 2023

Hasta sentir el temblor, en mis piernas

 En Las ruinas circulares todo es irreal. 
Borges.

Cuando ingresé a la carrera de Psicología, allá por 1995, mentía de forma descarada cuando me preguntaban por mis pasatiempos, solía decir que me gustaba mucho leer. Estoy seguro que no era necesario un polígrafo para detectar tan vil mentira, solo tenía que hablar un poquito para que me descubrieran. En mi defensa debo decir, que más que un intento de engañar a los demás y hacerme el interesante, era un intento desesperado por convencerme a mí mismo de que me gustaba la lectura. Decidí estudiar psicología desde que estaba en noveno año, así que cuando terminé el colegio fui a buscar el plan de estudios para darme una idea más concreta, por supuesto el nombre y siglas de los cursos no me dijo mucho. Lo que sí me sorprendió es que la "ficha de información profesiográfica" que entregaban en el Centro de Orientación Vocacional (COVO) decía que que psicología era una carrera en que se leía mucho. Así que me angustié un poco. Hoy dirían que me dio ansiedad, pero no fue eso, ni de cerca. Solo que por entonces yo no leía nada, empecé a convencerme de que me gustaba. De hecho ahorré algo de dinero y me fui a comprar un libro, La Odisea, obviamente no sabía por dónde empezar, y no supe a quién preguntarle. El caso es que tantas veces dije que leer era mi pasatiempo favorito que terminé creyéndomelo y me aficioné de verdad a la lectura. Fue ahí cuando empecé a comprar libros con el poco dinero que lograba ahorrar y con las pagas de trabajos ocasionales, o la beca. En 1996 hice horas estudiante en la Biblioteca Carlos Monge Alfaro, y acomodando libros descubrí un montón de joyas de la literatuta latinoamericana. Empecé entonces a tratar de recuperar el "tiempo perdido". Llegué casi a saberme el orden de los libros de esa biblioteca.

Mientras me iba construyendo mi biblioteca, fui descubriendo música. Fui ampliando considerablemente mis gustos, fue la época de la explosión del rock latinoamericano, de las mezclas exquisitas con ritmos tradicionales. Se me abrió el mundo de reprente entre la lectura y la música. Ya había aprendido a estudiar escuchando música, en mi casa éramos tantos que me resultaba imposible concentrarme, así que la música sirvió de aislante.  Así que música y literatura han ido de la mano desde entonces, hasta el día de hoy.

En algún momento de esa época me dio por pensar qué pasaría si uno recordara todo, absolutamente todo, y llegué a la conclusión de que si eso pasara uno estaría entonces obligado a contar un recuerdo tal y como ocurrió, con exactamente la misma duración, pensé que eso lo metería a uno en un bucle intenso e inútil. Me pareció que esa, sería una historia interesante de contar. Pero la decepción llegó poco tiempo después, cuando un día cualquiera cayó en mi manos Ficciones, y me di cuenta que ya en 1944, Jorge Luis Borges había pensado en un cuento de un tipo que lo recordaba todo: Funes el memorioso, y encima, era un cuento perfecto, como todos sus cuentos. "Me cago en Borges", pensé, "¡cómo es posible que en pocas palabras pueda decir tanto y de forma tan perfecta!". Obviamente, hasta ahí llegó la idea de contar, o escribir, el relato de un tipo que lo recordaba todo, ya no tenía sentido hacerlo.  

 A principios de este año (2023) en el curso de Psicología General hice referencia al cuento de Borges. Como debo preparar el programa del curso de este primer ciclo de 2024, volví a leer Funes el memorioso, y aleatoriamente leí otros cuentos. Por alguna razón que no tenía clara me detuve en Las ruinas circulares, menos clara fue la razón por la que hice una búsqueda en internet de ese cuento, porque me llevé una sorpresa. Resulta que el cuento de Borges sirvió de inspiración a Gustavo Cerati para escribir la letra de Cuando pase el temblor, canción de 1985 incluida en el álbum Nada personal, una de mis canciones favoritas en mi niñez, y por supuesto la introducción a Soda Stereo. Luego esta información la corroboré en un podcast musical, y en un estudio académico del semiólogo Raúl Barreiros titulado Temor y temblor (1999). Honestamente, nunca había hecho la conexión, ni siquiera cuando leí el cuento de Borges. Así que lo volví a leer, volví a escuchar la canción, y busqué el artículo del ya fallecido Barreiros. 

No voy a reproducir lo que ya dice Barreiros, solo voy a citar un pequeño fragmento en el que dice "Es imposible deducir el sentido del cuento Las ruinas circulares y su argumentación a partir de esta canción, pero si lo inverso, la transformación está presente, la materia toma siempre nuevas formas". Por que esta relación no es tan automática como pensé cuando supe de ella, es necesario hacer un ejercicio de abstracción, y Barreiros ayuda mucho a hacerlo. Escuchar nuevamente Cuando pase el temblor ahora es otra cosa, tiene otro sentido, y me cuestiono si alguna vez le había dado algún sentido. 

Todo esto para llegar de vuelta a aquel recuerdo de 1990 cuando entré tarde a mi clase de matemática y la profesora en su arenga decía: "¡esos homosexuales de Soda Stereo!", doce y trece años tendríamos. Hoy lo veo en retrospectiva, y lo que veo es una profunda homofobia y mucho odio, eso era lo que esta señora nos estaba enseñando. No nos estaba enseñando a pensar, ni ella ni el resto del profesorado, salvo honrosas excepciones. Lo que nos transmitían era una terrible ignorancia, una vagancia intelectual insultante, era disfrazar un falaz discurso de amor al "señor", en nombre de dios se hacen tantas barbaridades. No sé si muchas cosas habrían cambiado en nuestras vidas, en mi vida, si en lugar de condenar todo lo que les sonara diferente o amenazante, hubiésemos analizado lo que decían las músicas que nos gustaban, si nos hubieran planteado las preguntas adecuadas, si nos hubieran enseñado la maravillosa relación entre música y literatura. Si en vez de enseñarnos a ser buenos cristianos, nos hubiesen enseñado a ser buenos ciudadanos, nos hubiesen enseñado a pensar críticamente, si nos hubiesen estimulado realmente a leer, si nos hubiesen abierto el mundo en vez de cerrarlo y ver la amenaza de Satanás y el pecado en todo lado, en vez de llenarnos de culpas absurdas y ajenas. Tal vez, solo tal vez, no habría tenido que convencerme a mí mismo que leer era divertido y maravilloso, y me hubiera ahorrado muchos ridículos cada vez que abría la boca y se me notaban las pocas páginas que tenía encima. Pero tal vez, solo tal vez, la cosa es más compleja, y solo le echo la culpa a un puñado de evangélicos en la primera mitad de los noventa que no tenían idea de que había algo más allá de su obtusa enseñanza, porque le tenían mucho miedo al diablo, o tal vez, tan solo lo que tenían era miedo de sentir el temblor en sus piernas.

lunes, 18 de diciembre de 2023

Señor, sálvanos del rock!!

 Era 1988, y yo estaba por cumplir los 11 años. Vestía una camisa de anchas rayas celestes y blancas, con un pantalón verde oscuro. Iba en los asientos traseros de un autobús escolar junto con la gente más grande del colegio, nos dirigíamos al concurso "Antorcha". Todo eran risas y bromas. Y de repente la conversación se tornó seria. Hugo, uno de los de quinto de secundaria, iba parado en las gradas de salida del bus, y pidió a quienes estábamos atrás, silencio. Luego reflexionó sobre la peligrosa puerta que se abría con un concierto de rock que se celebraría en nuestro país próximamente. Pidió una oración para detener el concierto y el resto a mi alrededor se unió. A mí aquello me pareció muy raro, pero no dije nada, no tenía cómo contestarles. 

Por supuesto el Señor no escuchó aquellas plegarias y el Concierto por los Derechos Humanos se realizó el 13 de setiembre de ese año 1988. El antiguo Estadio Nacional fue el escenario en el que actuaron  Bruce Springsteen & the E Street Band, Sting, Peter Gabriel, Tracy Chapman y Youssou N’Dour, junto a la costarricense Guadalupe Urbina. Este concierto fue organizado por Amnistía Internacional en  conmemoración de los 40 años de la declaración de Derechos Humanos. Por supuesto que hubo aluciones a la dictadura chilena. Según cuentan, parte de la gira incluía Santiago de Chile, pero el régimen militar del dictador Pinochet prohibió la realización del concierto, así que el “recital chileno” se realizó en el estadio Malvinas Argentina de Mendoza el 14 de octubre de 1988, y contó con las bandas chilenas Los Prisioneros e Inti Illimani y el grupo mendocino Mankama. Según los relatos miles de chilenos pudieron acudir a la cita. Es probable que algún otro "Hugo" (o tal vez el mismo), ante las fallidas las plegarias ticas, se sintió más complacido con lo implacable del dictador chileno. 

Yo no asistí al concierto en el Estadio Nacional, con los años lo he lamentado mucho, pero bueno tenía apenas 11 años. Lo que no lamenté nada fue no haberme unido a la oración antirockera, porque la verdad yo sí quería que se abriera esa puerta. Ya desde entonces me gustaba mucho la música. 

Este no fue el único episodio del conservadurismo rancio que viví en mis años escolares. Hubo bastantes más. Recuerdo otro, 1990, tenía apenas 12 años y estaba en primero de la secundaria. Llegué tarde, como casi siempre. Cuando entré la profe estaba haciendo una arenga anti Soda Stereo, índice levantado y tono de acusació  dijo: "¡esos homosexuales de Soda Stereo...!", yo recuerdo pensar "me gustan unos homosexuales". Ya en la tarde no importó cuando cantaba a todo galillo "... del aquel amor... de música ligera... nada nos libra... nada más queda...",  poco me importaba ya el tono profundamente homofóbico de la profesora. 

En otras ocasiones, nos juntaban a todos los estudiantes del nivel, en una materia que se llamaba "capilla". Ahí nos decían cosas como que Pink Floyd o Queen eran satánicos. Y claro, el viejo truco de "poner el disco al revés" para denotar adoración a satán o el incentivo al consumo de drogas. Según nos advertían, escuchar esa música tenía una influencia oculta, mensajes subliminales que calarían en nuestro insconsciente hasta llevarnos a la perdición. Un rídiculo absoluto. 

En junio de 1992 la policía irrumpió en el Cráneo Metal, un concierto de metal que se estaba realizando en La Fosforera. Aquello desató todo un debate que tomó unos tintes moralistas muy feos. Recuerdo que a raíz de la intervención policial los medios de comunicación empezaron a "satanizar" ya no solo al metal, sino a la juventud como tal. Andar pelo largo y camisetas negras era muy sospechoso. Sospechoso de cualquier cosa. Y se organizó toda una cruzada contra "los satánicos". No sé porqué en aquellos momentos me acorde de Hugo. 

El debate público que se armó fue lamentable. Yo estaba por cumplir los 15 años, y en Canal 4 se transmitía el programa En la Mira, que conducía Jorge Valverde. Como los estudios del canal quedaban a la vuelta de mi casa, fui junto con mis amigos del barrio a la grabación del programa en el que se debatió sobre el rock y el satanismo. Ahí estaba yo entre el público, claro, al lado de la gente de camisetas negras y  pelo largo. Entre las panelistas estaba mi profesora de artes plásticas, Leda Ortega, acusando de satanismo a los organizadores y a quienes nos gustaba el rock. Esta señora solía definirse como "bíblica", y decía cosas como que el rojo era satánico o que el negro no existía en la naturaleza. Al día siguiente dl programa, por supuesto, la profesora me llamó aparte en su clase y con cara de preocupación por mi alma perdida, me preguntó qué hacía con "esa gente", "son mis amigos" le respondí. 

Algunos años antes, Ortega se había encargado (no sé si solita ella o en conivencia con otros docentes) de hacerle la vida imposible a Diego. Esto pudo haber sido en el año 1987, o sea, estábamos en cuarto grado. Y cuando digo hacerle la vida imposible, era literal, acosaron a Diego hasta que lo trasladaron de escuela. El acoso no fue gratuito, Diego era fanático de Iron Maiden. Parece que según Ortega, Diego era una mala influencia para nosotros porque escuchaba rock satánico. Creo que no exagero si califico esto como un episodio de persecución por parte de una fanática religiosa a un niño de 10 años que le gustaba el rock. Una vergüenza total. Hace unos cuantos años me encontré a Diego en el AreaCity, y recordamos aquellos momentos.

Pero el origen de todo este ya largo apunte, es que hace poco me enteré de algo que me conectó directamente con lo que estoy contando. Resulta que Bruce Dickinson, cantante de Iron Maiden (pero además compositor, productor musical, esgrimista, empresario, escritor, historiador, locutor, presentador, guionista, catedrático universitario y piloto de aviación) en 1994 tenía su propia banda llamada Skunwords, y en medio de la Guerra de los Balcanes, decidió hacer un concierto en Sarajevo, para llamar la atención sobre las atrocidades que se estaban ahí viviendo. En muchos documentales y crónicas se cuenta que había un circuito de conciertos en la ciudad, y recordarán que ese mismo año se organizó un concurso de belleza, el famoso Miss Sarajevo ("Don´t let them kill us" rezaba la pancarta que las concursantes sostuvieron). Todo aquello buscaba no solo llamar la atención del resto del mundo sobre lo que ocurría, sino también intentaba hacer que hubiese algo de vida en medio del asedio. La presentación de Skunwords fue usada para crear el documental Scream For Me Sarajevo, estrenado en 2017. En un capítulo de su libro What Does This Button Do?, Dickinson también cuenta del concierto y lo que vio en Sarajevo durante aquel cerco a la ciudad de Sarajevo. Posteriormente Dickinson fue declarado ciudadano honorario de la ciudad. No voy a reproducir todo lo que dicen tanto el documental ni el libro, solo basta decir que ese concierto fue un evento épico en medio de una sangrienta guerra, Dickinson y el grupo se jugaron la vida en un momento en el que ahí no había garantías de nada. 

Leda Ortega y Hugo, protagonizan en mi vida, episodios que me resultan vergonzosos por su naturaleza profundamente reaccionaria. Con el tiempo aquellos eventos que he narrado, fueron tomando dimensiones muy importantes en mi historia de vida y en lo que pienso, es decir, me afianzaron en muchas de mis convicciones, aunque claro no del modo en que mis profesores y mi entorno escolar hubiese querido. Porque estos hechos me abrieron una grieta muy profunda con la religión, particularmente con la de los evangélicos. Y aunque tengo claro, que estas personas no representan a todos los evangélicos, sí son parte de una forma del evangelismo que es hegemónico. Al respecto me parece que hay contradicciones que son simplemente insalvables. ¿Cómo alguien puede hablar de amor al prójimo y oponerse a la vez a un concierto de rock por los derechos humanos? ¿era eso lo que pesnaba Hugo o estaba reproduciendo otras cosas que había escuchado en su casa, la iglesia o el colegio? A favor de Hugo habría que señalar que tienía 17 años, y no sé si ahora haría una oración similar. Pero Ortega ya era una adulta en aquel momento, y la pregunta es ¿Cómo una persona adulta que predica el amor puede acosar a un niño de 10 años porque le gusta el rock? ¿No estaba pensando en el daño que le podía causar a un niño de 10 años? ¿En serio creía que le iba a xpulsar al demonio, o que nos iba salvar a nosotros? 

Lo que tienen en común ambos casos, es que no importa el mensaje que transmiten los artistas, no les importa si hablan de la desigualdad, si denuncian la guerra, si piden que se acabe una brutal dictadura... o tal vez sí, y ese puede ser el fondo, porque esta gente es muy conservadora, no toleran lo diferente, y quieren que todos seamos como ellos. Y esos discusos de odio, desgraciadamente, no son parte de una anécdota de mi niñez y adolescencia. 

domingo, 19 de noviembre de 2023

Costa Rica - Panamá, despropósitos organizativos de un partido

 Este apunte es una mala idea, pero bueno, vamos pa'lante, así me caigan los fanáticos. 

Hay algunas personas sorprendidas, y hasta decepcionadas, tras la goleada que nos propinó Panamá el pasado jueves. Honestamente no sé qué esperaban, no sé en qué mundo viven, a veces hasta creo que no saben nada de fútbol. Recuerdo que alguien (uno de esos saprisistas fanáticos) dijo que le podíamos ganar a España en el pasado Mundial, y bueno nos clavaron siete. Los miércoles suelo jugar fútbol con un grupos de amigos, a algunos de ellos los noté optimistas, esperanzados, pensaban que se podía sacar un buen resultado. Yo para mis adentros pensaba que eso no se ajustaba a ninguna realidad, y que visto lo visto, no había posibilidades de ganar la serie contra Panamá. Otro amigo, incluso hasta vaticinó que perderíamos tres a cero, otros le dijeron que no, que ganaríamos con cierto tono de regaño por antipatriótico. Posiblemente ese optimismo sea proporcional a la sensación de desengaño, desilusión, o vaya a saber qué. 

Conforme fue avanzando el partido los otrora optimistas empezaron a manifestar su decepción, su enojo, su vaya a saber qué. Se fueron sucediendo los insultos contra algunos jugadores, particularmente contra Campbell, que "ya no está para este nivel", que "está bien para nuestro futbolito" (esos mismos  luego cuando gana Saprissa, son los que restriegan en la cara el triunfo, equipo del siglo y no sé qué), pero el clímaz fue llegar a "por dicha no contratamos a eso"... aclaro que no se trataba de un asunto racial. Me parecía aquello era algo excesivo e ingrato con un jugador como Campbell, que ha dado a la selección nacional grandes momentos, que en muchos momentos nos sacó las castañas del fuego. Pero no dije nada. Pensaba para mis adentros que Campbell no se merecía esos insultos. Y seguía pensando muchas cosas, cuando escuché los gritos de "fuera Campbell" y la constante silbatina de un sector de la afición cada vez que Campbell tocaba el balón así fuera para hacer un saque de banda, pensé que no era para tanto. Me preguntaba qué estaba pasando, porque podemos coincidir en que Campbell no estuviera jugando un buen partido, pero tampoco la selección en su conjunto. Pero cuando de repente escuché el cántico "aquí estoy morado soy", me pareció entonces, que las cosas cobraban sentido. Recordé entonces que el clásico pasado ya había insultos a Campbell (los saprisistas no le perdonan jugar con la Liga, y ahora por lo visto se comportan como Shakira versus Piqué: despecho absoluto), pero además recordé a aquel imbécil con carné de periodista (ese mismo que piensa que el naciolsocialismo fue bueno para Alemania y que Hittler escribió el Manifiesto Comunista) que desde sus redes llamó a insultar a Campbell. Y todo me pareció un despropósito. 

Y claro, es que el despropósito inicial fue haber elegido el Saprissa para jugar ese partido y dejarle a "Cultura Morada" la organización. De acuerdo a las justificaciones que se dieron en la previa del partido, la decisión se toma porque se quería un "estadio lleno". Se apeló además al mito del Estadio Saprissa "da miedo". Mito, porque la evidencia empírica demuestra lo contrario, a Panamá o al Real Estelí cero miedo. Canal 7, el sapricanal, se montó también en la comparsa. Toda la operación mediática fue construida para intentar ganar un partido que se sabía no se iba a ganar. Y no se podía ganar porque Costa Rica desde hace casi ocho años no juega a nada, y Panamá desde hace tiempo sí sabe a qué juega, pero además hacen las cosas seriamente. 

Un despropósito cómo se hizo todo, porque intentaron hacerlo todo como si aquello fuera un partido del Saprissa. Y claro, la Selección no es Saprissa. Esto debería ser obvio, pero alguien no pensó en eso. Es por algo que la Constitución Política prohíbe que un partido político use los signos patrios como propaganda electoral, precisamente para ningún partido político "se apropie" de "La Patria". Bueno, lo mismo debería aplicar para la Selección. La Federación de Fútbol desesperada, recurrió al saprisismo para levantar a la Selección. Y como es evidente les salió mal, a ese muerto no lo levanta nada ni nadie de milagro, a punta de emotividad, hace falta mucho trabajo. Además, la cueva no asusta, nos golearon, silbaron a los jugadores e insultaron a Campbell, aquello terminó con el ole, con las gradas medio vacías a medio partido, y los saprisistas proclamando el amor a su equipo por encima de la Selección. 

 Quienes pensaban que Costa Rica podría ganar, de verdad que no sé qué esperaban tras ocho años perdidos, con entrenadores mediocres, con una federación de fútbol en la que las decisiones comerciales pesan más que las deportivas (como el jueves). No se puede arreglar el desastre a punta de echarle ganas, a punta de tener el mosaico en las gradas "más grande de latinoamérica" (sí, hasta eso se dijo), a este equipo le falta tiempo de trabajo. Es evidente que lo más probable es que no pasemos la serie contra Panamá, que nos faltan muchas horas de trabajo, de ordenar el fútbol nacional, de poner lo deportivo por encima de lo económico. Y sobretodo hay que darle espacio al nuevo entrenador para que pueda hacer su trabajo, hay que tener paciencia. 

De la prensa mejor ni hablemos, cada vez caen más bajo.  

viernes, 11 de agosto de 2023

46

"Y cómo pasa el tiempo, que de pronto son años..." 

Son 46 años ya, no sé en qué momento, pero ya me acerco peligrosamente a los 50, y ahora sí me siento un poco señor, para no decir viejo, pero supongo que es lo que corresponde a estas alturas de la vida. Al parecer ya he llegado, no sé si hace rato, a ese momento en que soy un señor, no lo había sentido antes pero ahora sí (hasta fui a comprarme plantas como regalo de cumpleaños ). Pero esa sensación de juventud que seguí teniendo todavía hasta hace muy poco tenía que ver, seguramente, con eso de no tener hijos, los sobrinos no tienen el mismo efecto aunque ya el mayor va a entrar a la U el próximo año. 

En fin, sumo un año más, y aunque se ven las roturas que va dejando la vida, me siento bien. Es posible que ya desde hace rato haya pasado la mitad de mi vida, quién sabe, me queda el resto de la vida.

martes, 28 de marzo de 2023

No es racista, solo le dijo "negro de mierda"...

"Aquí yo soy un poquito más leve...", así empieza la defensa de Josué Quesada a Jeaustin Campos. Según Quesada, todo un "intelectual" y "periodista" deportivo, Campos no es racista porque básicamente lo que ocurría es que Javon East y Campos tenían una mala relación desde hace dos años. Y Campos suele ser hiriente cuando habla (esto último lo dice en tono de papá regañón). Gustavo López Cárcamo, otro intelectual, agrega un argumento "irrebatible" en defensa de Campos: "tiene amigos negros", y procede a hacer la lista. A pesar de los esfuerzos que hacen este par de "intelectuales", "negro de mierda" y "negro bastardo" son insultos racistas, esto es irrebatible. Solo un racista se puede referir así a una persona negra, la intención de insultar  por el color de la piel es evidente. 

No veo por dónde se pueda defender a Campos. Y si alguien tiene alguna duda, simplemente hay que hacer una pregunta muy básica ¿por qué recurrir a la raza como insulto? ¿acaso se insulta a alguien por blanco? ¿A alguien le han insultado diciéndole "blaco de mierda" o "blanco bastardo"? La respuesta es obvia. Y sin embargo, López y Quesada hacen malabares y recurren a justificaciones que no se sostienen para defender lo indefendible. 

Demos una vuelta de tuerca mas, y pongámoslo en otro plano. Él le pegó a su pareja no porque sea un agresor, si no porque desde hace dos años tienen una mala relación. Él no le dijo insultos misógenos porque sea machista, se los dijo porque desde hace dos años tienen una mala relación, pero él no es machista porque vea que tiene amigas, hijas y hasta mamá, no puede ser un machista ni agreosr, es que es una persona que utiliza palabras hirientes. Más o menos así es la defensa de López y Quesada. Un absurdo. 

Esto es lo que pasa cuando los periodistas quieren ser parte del espectáculo, cuando los periodistas son amigos de jugadores, técnicos y directivos; cuando se han perdido todos los límites del oficio y todo atisbo de objetividad; cuando las opiniones personales se disfrazan de verdades y ni siquiera llegan a ser opiniones informadas. Pero si a eso le sumamos ignorancia, vagancia intelectual y ese conservadurismo rancio, lo que tenemos en una bomba. Y la bomba explota cada vez que estos ignorantes, orgullosos de su mediocridad, se posicionan frente a temas sensibles como el machismo, el racismo, la corrupción, o como cada vez que hablan de política. Como cuando Quesada aseguró, como quien da una clase, que Hitler había escrito el Manifiesto Comunista y que no había sido tan malo para Alemania. Sin sonrojarse lo dijo. El problema es que estos tipos pueden decir lo que les da la gana porque saben que no tendrán consecuencias, porque a empresas como Tigo solo les importa el dinero, y esto les genera raiting. 

Quesada y López, defendiendo a su amigo, lo único que hacen es defender las actitudes racistas, las justifican. No se trata de crucificar a Campos, de lo que se trata es que esta forma de violencia no se reproduzca en ningún espacio de nuestra sociedad. Así que el Saprissa ha actuado a la altura despidiendo de forma inmediata a Campos, abriendo, además una investigación a Ángel Catalina que al parecer no hizo nada, o más sí hizo algo: justificó la agresión racista diciendo que era parte de la cultura costarricense. Lo más seguro es que este señor no vea otra cosa más que Tigo Sports. 

miércoles, 22 de marzo de 2023

Felicidad, pobreza, bullying, seguridad en la discursividad neoliberal

Hace un par de días reicibi en mi correo un anuncio de una libreria del "día internacional de la felicidad". En el correo se promocionaban varios libros relativos a la felicidad, por supuesto todos de la sección de "autoayuda" como por ejemplo: "Ser feliz es decisión tuya", "Trabaja tu felicidad", y un par más de libros con títulos fancamente patéticos. Obviamente, no se mencionan títulos como "La industria de la felicidad" de William Davies, "Happycracia: Cómo la ciencia y la industria de la felicidad controlan nuestras vidas" de Edgar Cabanas y Eva Illouz, o "La promesa de la felicidad: una crítica cultural al imperativo de la alegría, de Sara Ahmed. Porque obvio, quién querría arruinar el "Día Internacional de la Felicidad" poniendo sobre el tapete que es este imperativo social, es una ilusión, un mandato que nos responsabiliza de manera individual y que nos hace sufrir en busca de un ideal. 

Lo comenté en la clase del lunes, la publicidad y esos libros patéticos de autoayuda, irremediablemente me hicieron pensar en aquella película lacrimógena que protagonizó Will Smith, The Pursuit of Happynes (En busca de la felicidad, 2006). No voy a contar de qué trata, pero básicamente la película se resume en "sí uno quiere, puede", y de ahí al "..el pobre es pobre, porque quiere..." el salto es automático. Solo hay que esforzarse un poquito... y con suerte, mucha suerte, se puede salir de pobre a punta de voluntad, persitencia y mente positiva. Cualquiera puede... claro, no todos, porque si no, no habría pobres. Pero el mensaje es inequívoco, uno llora cuando el personaje lo logra tras muchas fracasos, habría que ser muy insensible como para no identificarse con Chris Gadner y no terminar llorando a moco tendido. Ideología en estado puro.


Seguramente algo así tenía en mente la ministra de educación cuando sugirió que "un niño, una niña, un joven con buena autoestima no se deja afectar por el bullying". O traducido al buen neoliberal, si alguien es víctima de acoso o violencia escolar y esto le afecta, es porque tiene una baja autoestima. Es, básicamente responsabilidad de quien sufre la agresión, el culpable es la víctima. Una versión cínica del "pobre es pobre porque quiere". Una versión brutal, descarnada. Digna de la manada de pachucos trumpistas que nos gobierna. Y es que siguiendo esta lógica ministerial el problema de la violencia escolar se podría resolver en buena medida promoviendo una "buena autoestima". Tal vez los libros de autoayuda que vende la librería que me mandó esa publicidad ayuden. ¡Cómo no se nos ocurrió antes! Tantos años de estudio e investigaciones sobre el acoso y la violencia escolar, y la clave era la "buena autoestima" (¡!). Perdidos andan en las universidades públicas, con metodologías científicas y estudios profundos, será que por eso hay que desfinanciarlas, y mejor darle el dinero a alguna universidad de una prima y que los estudios se hagan conforme dicta el mercado, y así todos felices y con "buena autoestima". 



Y cuando ya pensábamos que se trataba de una declaración culpabilizadora aislada, apareció el ministro de seguridad (sí, ese mismo que admira a Bukele y aboga por las salidas represivas). El ministro dijo: "Si al barrio llega alguien y se pone a vender, por qué no ir a tocarle la puerta y decirle "aquí en este barrio no se vende". ¿Porque lo van a matar? No, no va a pasar eso, nunca". Y claro, "... lo que pasa es que somos una sociedad domesticada...", la culpa es de la gente por no echar al narco local. Yo sugiero que si alguien se atreve a tocar la puerta y decirle "váyase, aquí no se vende", también agregue "... en el nombre de Jesús te reprendo, y te expulso", eso podría darle mayor efectividad. Pero ya en serio, el ministro nos da este consejo en el momento en que tenemos una guerra por el control de los territorios que nos deja la tasa de asesinatos más alta de la historia de nuestro país. Nadie en su sano juicio haría semejante estupidez, bueno, parece que el ministro sí, y relata su encuentro con un narco colombiano que disparaba, y según el ministro, le peguntó porqué disparaba, tras el diálogo (suponemos en términos cordiales a pesar de los disparos) el narco se fue (o también porque se dio cuenta que hablaba con un policía). Este relato, digno de cualquier libro barato de autoayuda, es inverosímil, es muy probable que nunca haya ocurrido, y que el ministro además de facho sea mentiroso (como la mayoría del gabinete presidencial). 

Pero esto de "hay narcos en las comunidades porque somos domesticados y no los echamos" es otra versión del "pobre es pobre porque quiere", pone el foco en la responsabilidad individual obviando todas las condiciones sociales, económias y políticas que han hecho que el narco se haya salido de control. 


La lógica que articula esta discursividad es la responsabilidad individual, y el problema es que tras años de prédica, se está convirtiendo en sentido común. Este es el núcleo del discurso neoliberal, no hay sociedad detrás, se trata de individuos que solitos y a punta de voluntad pueden cambiar las cosas, aquí no hay sociedad (a lo Margareth Tatcher: "la sociedad no existe, solo el individuo"), por lo tanto, no hay responsabilidad estatal y menos colectiva. Estos discursos, lo que ocultan es que es el modelo neoliberal, ese capitalismo salvaje, hace aguas por todo lado, que la promesa de la felicidad es una ilusión, y que lo único real es que la desigualdad crece y crece, y que eso sí que genera violencia, que no es suficiente con esforzarse para conseguir la felicidad, tener una buena autoestima o tocarle la puerta al narco del barrio. Pero no, lo que hace falta es una verdadera estrategia nacional, un plan país. Pero este gobierno va por la profundización del neoliberalismo, por los buenos negocios. No habrá política de seguridad, y eso lo que pasa cuando ponen  a un tombo al frente de ese ministerio. No habrá tampoco ruta de la educación porque eso es lo que sucede cuando se pone al frente del ministerio de educación a una persona clasista que piensa la educación en función de las empresas y es prima de la dueña de una universidad privada que estuvo ligada al movimiento libertario y que ha abogado por tener parte del FEES para su negocio. Eso es lo que pasa cuando se elige a un funcionario del Banco Mundial acomplejado y machista. Eso es lo que pasa cuando quienes gobiernan hacen declaraciones como si estuviean usando twitter, son unos irresponsables. 

jueves, 23 de febrero de 2023

G.I.Chaves

No ha pasado un año desde que Chaves asumió el poder, y parece que en el país donde nunca pasaba nada, las cosas se empezaron a suceder a un ritmo frenético. El presidente le metió el acelerador a la contrarreforma neoliberal del PAC y el gobierno de Alvarado. Chaves le ha agregado histrionismo, y las puestas en escena han sido la tónica de lo que llevamos de este primer año de gobierno. Esta combinación de neoliberalismo e histrionismo, es explosiva en un país en crisis, una crisis que se profudizó con el giro neoliberal de Carlos Alvarado y el PAC, y los durísimos efectos de la pandemia. Chaves ha sabido explotar esto. 

De hecho, uno de sus primeros actos de pompa e histrionismo, ocurrió el día que oficializó el apoyo de Natalia Díaz a su candidatura. Fue en "el día del amor y la amistad" que Chaves se unió con la ex-"libertaria", y dio un giro aún más a la derecha (porque parece que Chaves siempre puede estar más a la derecha). Su logo era elocuente, la primera O de su nombre con una flecha a la derecha. Si es que acaso algún despistado no se había enterado, o si no bastaba ya con el apoyo de Díaz, había que graficarlo. Lo único anecdótico, pues, es que el anuncio haya sido un 14 de febrero, pero declaraciones de amor parte, ya dejaba ver lo que venía: la profundización de las políticas del gobierno anterior, ninguna ruptura en ese sentido. 



Todo este año hemos asistido una y otras vez a exabruptos, matonadas, medias verdades y mentiras absolutas, chambonadas, errores graves, los ejemplos son inumerables, y aún así el presidente goza de una gran popularidad, podría ser que precisamente ese histrionismo, esa puesta en escena de "trumpismo criollo" le haga mantener su popularidad. 

Así que no debería extrañarnos que Chaves aparezca ahora con escoltas fuertemente armados, aunque en su momento dijo que no sería necesario, una mentira más. Le gusta toda esa parafernalia. El problema de esto, es que empieza a normalizar gestos militaristas, que en nuestro contexto, están fuera de lugar. Chaves es ese tipo de personas que con poder se crecen, de los que se la creen, por eso es que se le ve cómodo. Egocéntrico y autoritario como es, hace que todo gire en torno a él. Pero el hecho de grabar un video de pésame por la muerte de un trabajador de seguridad y que aparezcan personas con armamento de alto calibre no es propio de nuestro país, debería ser censurable. Es una falta de respeto.


Como también debería serlo, el video circulado en el que Chaves hace un saludos militar. Ese video no es un azar, no es una casualidad ni un descuido, es un mensaje, es parte de su puesta en escena. Quiere verse como un "hombre fuerte", como un macho alfa. Chaves quiere explotar esa pulsión autoritaria siempre latente en nuestro país, y en los últimos años más a flor de piel. Y esto es peligroso, ya ha habido en otros momentos grupúsculos de ultraderecha, grupos xenófobos, que se han manifestado, este tipo de videos que emiten desde casa presidencial normalizan, como dije, y envalentonan, si el presidente puede, todos pueden. 

El mensaje de inicio de este ciclo lectivo de 2023, tiene también una referencia a lo militar, textualmente Chaves dijo "Hoy es un día especial, hoy volvemos a los cuarteles de la educación en Costa Rica, a las escuelas a los colegios...", y en otro video anuncia que la disciplina en las escuelas y colegios va a reforzarse. Esto no es cosa menor. El anucio disciplinario tene como objeto que estudiantes o encargados legales de los menores no puedan quitar o poner docentes, porque deben llegar disciplinados al trabajo, la ministra de educación, con tono condescendiente, pone un ejemplo ridículo, pero que muestra la intención real de este disciplinar: no puede ser que ya adultos los padres intervengan cuando a sus hijos no les gusta un jefe. Claro que sería ridículo que un papá o una mamá llamara a una fábrica quejándose del jefe, pero no se trata de eso, de lo que se trata es básicamente de tener que aguantarse a un jefe zángano (que por cierto abundan), a trabajar sin rechistar, disciplinar para la reproducción del capital, ese es el fondo. Chaves en un arrebato de nostalgia rancia y conservadora anuncia lo que implicará este giro a la disciplina cuando les dice a los docentes: "les vamos a devolver el respeto y la objetividad en las notas, y no tener que negociar notas con nadie (...) enseñen, ustedes son el ejército maravilloso de este país...". Se puede interpretar con facilidad, que esta nostalgia por la autoridad y estas referencias bélicas se sintetizan en una práctica de mano dura, de disciplina. También el ministro de seguridad ha manifestado sus simpatías con las actuaciones represivas de Bukele. 

Pero estas no son las únicas referencias, ni tampoco las únicas veces que Chaves ha usado lenguaje bélico, justo antes de que finalizara el gobierno de Carlos Alvarado, un grupo de hackers, supuestamente rusos y denominados "Conti", atacó las páginas de instituciones públicas. Al respecto, Chaves, ya una vez presidente, (concretamente el 16 de mayo), declaró: 

"Estamos en guerra y esa no es una exageración. Costa Rica está sufriendo un ataque terrorista cibernético, por eso hemos declarado un estado de emergencia nacional para enfrentar esa amenaza. La guerra, y no estoy exagerando, es contra un grupo terrorista nacional que aparentemente tienen filibusteros en Costa Rica que están traicionando a la patria"

Estas declaraciones, más allá de la evidente desprotección institucional a los ataques cibernéticos, aluden a dos cosas, la primera es que al tratarse de "hackers rusos", Chaves aprovecha para alinearse a la OTAN en este conflicto (reciemente esto se hace más explícito); lo segundo, es la construcción de un enemigo interno señalándolos como filibusteros traidores de la patria, y llama a prepararse, declarando un estado de emergencia nacional (lo que permite movilizar recursos). Este recurso de llamar filibusteros a la oposición no es nuevo en nuestro país, se utiliza con frecuencia, lo que sí es nuevo es combinarlo con una retórica de guerra, y en este caso agregando además, una declaración de estado de emergencial nacional. Prácticamente el discurso de Chaves hace un llamado a la "movilización" hacia la guerra contra los enemigos externos (los "hackers rusos") y el enemigo interno, esos filibusteros que están traicionando la patria. La pregunta de quiénes son estos traidores, nunca quedó respondida, me parece que no hubo un solo arresto o acusación concreta, de hecho este asunto pronto desapareció de la discusión pública. Pero de nuevo, la ecuación es la siguiente: terroristas nacionales + filibusteros = traición a la patria; por lo tanto es necesario movilizarse, estamos en guerra. 

Con un poco más de tiempo, algo más de exhaustividad y agregando más elementos, es posible que haya más referencias de este tipo en el lenguaje en las puestas en escena de Chaves. A pesar, de esto, sí podemos decir que Chaves encarna ese imaginario de "hombre fuerte", de ese macho que puede resolver los problemas del país, esa es su personalidad, seguramente muchas personas se verán reflejadas en este tipo de actitudes y comportamientos, y los más grave, es que al igual que lo hizo Trump, al anturalizar este lenguaje bélico, es muy posible que muchos se estén envalentonando para dar rienda suelta a ese machismo, a ese consevadurismo rancio, y de ahí a la violencia política, la línea es muy delgada y cualquiera la puede pasar. 

Pero ya saben lo que dice el dicho: "en guerra avisada no muere soldado"... lo único es que es mentira, sí mueren soldados y civiles, los que no mueren son los generales, esos siguen vivos. Igual estamos avisados.

miércoles, 25 de enero de 2023

Comerse la bronca

 Yo creo que a estas alturas no es exacto decir que Cháves "no se está comiendo la bronca", el asunto es que no es la bronca que dijo en campaña iba a comerse, básicamente no es la que imaginaban, esperaban o querían sus votantes.


Cháves sí se está comiendo una bronca, pero esa bronca es contra las élites que han estado al frente del país las últimas décadas. Esta es una bronca entre élites.

Y uno quisiera poder simplemente sacar las palomitas mientras se tiran los puñetazos a diestra y diestra (ahí no hay zurdos, todos son derechos). Un sector de los ricos ha intentado tomar por asalto la dirección del estado, y aprovecharon una oportunidad inmejorable (eso tienen las crisis), y  es lo que estamos viendo, la lucha en el reemplazo de élites, y ese reemplazo es una lucha, a punta de güevazos, a la fuerza.

Nosotros deberíamos tomar nota del mierdero, pensar quiénes se alían con quién y porqué, cuáles son sus intereses (económicos, "follow the money") y pasar a la acción también... la cosa es si tenemos la capacidad y el músculo para hacerlo.

Porque mientras pasan puñetazos a diestra y diestra, la contrarreforma neoliberal avanza con fuerza, y en eso sí que están de acuerdo, quién la dirige y se queda con el botín económico es el tema. Así, que repito, toca ver cómo desarmar ese relato populista autoritario, antes de que sea demasiado tarde.