“O se opta consciente y reflejamente, o la opción de nuestra vida se realiza sin que ni siquiera caigamos en la cuenta de ello. Pero en cualquier caso, nuestra vida y nuestra acción se inscriben en uno de los sectores contendientes. No hay marginados frente al conflicto social; hay sencillamente, contendores abiertos y contendores solapados, luchadores convencidos y tontos útiles. Demasiadas veces, y más por ingenuidad que por mala voluntad, los universitarios formamos parte de este último grupo. Todos estamos comprometidos: resta saber por quién”.
Ignacio Martín-Baró

domingo, 23 de junio de 2013

El tiempo y el "modelo país"

Abro el diario de Tibás y me encuentro dos cosas que me llaman la atención: una entrevista a Fancisco Chacón (ex-ministro de propaganda) y un reportaje sobre el uso del tiempo de los costarricenses. En principio, una cosa no tiene que ver con la otra... y en realidad no, bueno tal vez un poco.

En noviembre del año pasado escribí un par de apuntes sobre el "Absurdo de vivir", el segundo específicamente relacionado con el trabajo y de cómo nuestra vida se va en el trabajo. Decía que "Vivimos sometidos (voluntariamente, es lo peor) a un ritmo de vida que únicamente sirve para la producción de cosas. Un ritmo de vida que en realidad es un ritmo de producción. Nuestra vida está en función de la producción, nos hemos convertido en simples eslabones de esta absurda y destructiva espiral de producción-consumo, que en realidad es de destrucción de la vida humana y del planeta, en forma paralela." 

Cuando leo el "reportaje especial" del diario de Tibás me quedo pensando que Álberto Barrantes C. ni siquiera se pregunta qué es lo que pasa, su reportaje es completamente superficial, lo cual no debería extrañarme. En su narración (decir análisis sería exagerar) Barrantes nos explica: "Corre como el agua. El principal culpable es el tiempo. Ese enemigo que, con sus minutos y segundos, se escurre en un abrir y cerrar de ojos entre la computadora, el celular, comer, dormir, el traslado para llegar al centro de trabajo y para realizar los quehaceres domésticos del día a día."  (la negira es mía).


Según Barrantes se trata del tiempo, no de la lógica de producción que nos ata al trabajo y al consumo. Sería mucho pedir que hubiese llegado al fondo del asunto. La colega y amiga Amaryllis Quirós lo pone un poco más en perspectiva cuando cuestiona la lógica materialista que nos exige tener más, pero se queda corta (claro que la entrevista y las opiniones de Quirós no están del todo consignadas en el reportaje). El reportaje de Barrantes por eso se queda corto, porque como es típico en estos periodistas de molde, apenas se dedica a describir una encuesta a la que podría sacársele más jugo, pero no es de interés ni del periodista ni del diario, que ya sabemos lo que es. Es apenas un dato que el 44% de los encuestados se sienta satisfecho con su trabajo, es decir el 56% está insatisfecho más de la mitad, hace diez años el 70% se manifestaba satisfecho. Esto no es un dato menor, ya veremos si en otro reportaje se mencionan las causas. 


Pero obviamente el "culpable" no es el tiempo, si no su distribución, y la distribución del tiempo no es azarosa, está completamente estructurada en función de la producción. La vida se nos va en el trabajo,  en estudiar para tener mejor trabajo, y en el consumo, porque el consumo es una pieza fundamental para que el sistema se sostenga, sin consumo no hay crecimiento y sin crecimiento, "hay caos". Por eso la reivindicación con respecto al tiempo es fundamental, y tiene también que ver con darle el verdadero valor que corresponde a los valores de uso, nuestra sociedad le da ha dado una posición privilegiada al valor de cambio, y es así como hemos convertido todo en una mercancía que se vende o se compra, "time is money", dicen los dueños de todo, los capitalistas, y las focas aplauden, aunque no tengan dónde caer muertos. Con esta lógica es que acabamos con nuestra vida, no es por culpa del tiempo, el tiempo es el que es, siempre lo ha sido, la diferencia fundamental es nuestro "ritmo de vida". 


Hace unos días veía una entrevista en TVE al presidente del Uruguay, José Mujica (ese que es "igualito a la Chinchilla"). En esa entrevista el Mujica reflexionaba sobre la vida, sobre nuestra vida en la sociedad de consumo, en esta misma línea en la que he venido argumentando desde hace meses sobre el trabajo y el tiempo, y Mujica decía: "... porque para vivir hay que tener libertad y para tener libertad hay que tener tiempo, si me preocupo mucho de los cacharros, de la casa grande, del servicio, cosas no tengo tiempo, me tengo que ocupar de eso, y si tengo mucha plata me tengo que preocupar de que no me roben y que trabajan, y si despilfarro estoy viviendo a costilla de otros. Entonces prefiero tener el mayor margen de tiempo para hacer lo que a mí me gusta y eso es la libertad. Mientras tengo que trabajar para llenar la olla no tengo libertad (…) Cuando tu compras con plata, no estás comprando con plata, estás comprando con tiempo de tu vida, que tuviste que gastar para tener esa plata y lo único que no se compra es la vida, entonces hay que ser avaro en la forma de gastarla y veo que la humanidad esta enloquecida y no tiene tiene tiempo." (se puede ver la entrevista completa aquí: http://www.rtve.es/alacarta/videos/los-desayunos-de-tve/entrevista-jose-mujica-presidente-uruguay-desayunos/1847647/)


Es muy claro, nuestro tiempo está castrado por la lógica de producción-consumo, y eso no tiene ningún sentido. Y hay quienes se sienten muy felices con esta lógica - hasta orgullosos -, de que cada vez dediquemos más tiempo al trabajo y al consumo, total se trata de un modelo que en nuestro país se viene profundizando, ellos le llaman "modelo país". 



No tenemos tiempo para disfrutar de la vida, estamos insatisfechos con nuestro trabajo, y el malestar en esta cultura neoliberal sale por todos lados, pero aún así Francisco Chacón dice en esa entrevista publicada en el diario de Tibas, cuando le preguntan cuál es el "modelo país" que han impulsado, responde: "Hacer de Costa Rica un país exitoso en el mundo económico, para mejorar la calidad de vida de la población. Los esfuerzos que ha hecho Costa Rica en los últimos 25 años, y de los cuales me siento orgulloso de haber formado parte, han sido exitosos".

Gracias don Francisco, pero mejor no se hubiera molestado.