“O se opta consciente y reflejamente, o la opción de nuestra vida se realiza sin que ni siquiera caigamos en la cuenta de ello. Pero en cualquier caso, nuestra vida y nuestra acción se inscriben en uno de los sectores contendientes. No hay marginados frente al conflicto social; hay sencillamente, contendores abiertos y contendores solapados, luchadores convencidos y tontos útiles. Demasiadas veces, y más por ingenuidad que por mala voluntad, los universitarios formamos parte de este último grupo. Todos estamos comprometidos: resta saber por quién”.
Ignacio Martín-Baró

sábado, 21 de julio de 2012

Memorias Rojas

Memorias Rojas este es el título de las memorias de Álvaro Rojas Valverde, libro que fue presentado, al fin, hace unas semanas. Debo decir que el título me gusta mucho, porque efectivamente se tratan de las memorias de todo un Rojo, que además es de apellido Rojas. Libro de una lectura muy agradable.

Le dije a Álvaro que se había ganado un Apunte, y que no sabía si eso era bueno o malo para él. En todo caso, y ya fuera de bromas, sé que Álvaro agradecerá que le dedique este Apunte lleno de opiniones sinceras.

Lo primero: Que he disfrutado muchísimo de estas Memorias, en parte porque las esperaba desde hace tiempo, pero sobre todo porque creo que se trata de un gran aporte a la memoria colectiva de la izquierda de nuestro país.

Las esperaba porque desde 2006 ó 2007 en aquellos acongojantes,  pero hermosos días de la lucha contra el TLC, Álvaro nos anunciaba en el despacho del entonces diputado José Merino, que escribiría sus memorias, al tiempo que me animaba a seguir con este blog que apenas daba sus primeros pasos, o más bien sus primeros apuntes. Antes solía escribir pero los lectores eran mucho más reducidos y vía correo. El caso es que por aquellos tiempos cuando estábamos en el despacho, en el momento en que Álvaro se disponía a contar algunas de sus historias luego de alguna estupidez de los brillantes diputados, debíamos parar el trabajo para escucharlo, no como imperativo, sino porque era imposible seguir con cualquier cosa, simplemente había que ponerle atención a aquel cuento, que muchas veces nos hacía reír pero otras tantas nos hacía pensar. Fue una buena época, aprendí, pero ahora veo que no lo suficiente.

El libro, en realidad es como una larga conversación con Álvaro, según me dijo esa era su intención, y creo que en mi caso lo logró. Cada página fue como escuchar la voz de Álvaro, e incluso los tonos y énfasis en algunas de las frases. Eso hizo que lo disfrutara más. Además algunas de estas historias ya las había escuchado de propia voz.
Álvaro Rojas Valverde en la presentación de su libro

Sus Memorias, como le expresé a Álvaro hace unos días, me han hecho pensar sobre lo poco que a veces uno conoce a la persona que tiene al lado. Uno de mis tantos defectos.

Siempre lo he contado y no es objeto de vergüenza o cosa parecida: yo no provengo de una familia de izquierdas, tengo familiares que militaron en el Partido, pero eso no lo descubrí hasta poco. Así que debo reconocer que desconocía la trayectoria de Álvaro, claro que sabía de su militancia en el Sur, pero no de los detalles.



Y es precisamente ahí donde el libro de Álvaro adquiere ese otro valor: el histórico. Álvaro hace un esfuerzo fundamental, que es el de no permitir que esas luchas tan importantes que se dieron en el Sur se pierdan para siempre. Nos la cuenta él, desde su perspectiva y su prodigiosa memoria, rescatando muchos nombres que la historia, injustamente, ha dejado en el olvido, o que nosotros mismos hemos dejado en el olvido. Álvaro nos da cuenta de una Costa Rica que ya no existe, de una organización que existió y nos brinda hipótesis del por qué ya no existe, y me parece que nos invita a abrir ahí una discusión.

El Salón de expresidentes de la Asamblea Legislativa lleno, durante la presentación de Memorias Rojas. (Foto: Edgar Mora Guerrero)


En varios pasajes de su libro, he de decir, me sentí interpelado,  como por ejemplo cuando menciona que le parece injusto que los más jóvenes critiquemos con tanta dureza la estructura del Partido (bueno esto lo digo yo, Álvaro no lo dice en estos términos). Yo he cuestionado eso en varias ocasiones, y de hecho solíamos discutirlo con él, tal vez ocurra que no tengo la disciplina que se requiere para militancia partidista, y mi carácter sea el que choque con esa vieja concepción de Partido. Pero posiblemente, también se deba a que la experiencia tanto por dolorosa, como por derrotada, se haya transformado en fracaso. Esta es otra de la hipótesis de Álvaro, y nos invita a recrear NUESTRA historia, porque no puede ser que la izquierda no tenga memoria, su propia memoria.

Por ejemplo:
Marchena es hoy prácticamente un desconocido, incluso entre la gente de izquierda. Igual ocurre con otros destacados luchadores y luchadoras. Es un daño que nos causamos a nosotros mismos, a nuestra causa. Mientras en otros países de América Latina muchas agrupaciones de izquierda se apoyan fuertemente en su pasado, en sus luchadores y luchadoras, que son leyenda y mito, como ocurre en Uruguay y El Salvador, por citar sólo dos casos, en Costa Rica más bien se ha propagado en ciertos sectores toda una leyenda adversa y sin fundamentos contra la "vieja izquierda".
Y claramente no se trata de exculpar los errores que se cometieron, Álvaro tampoco intenta ocultarlos, sino de ver en su real perspectiva al Partido, en su contexto y su momento histórico.

Como ya dije, el libro es valioso por la cantidad de nombres que rescata, por su intento de contarnos cómo fue la lucha y organización del Partido en el Sur, pero sobre todo porque nos "tira la pelota", y nos invita a rescatar también esa memoria. Nos reta a no dejar que la derecha nos borre de la historia, a que no permitamos que se olvide que este país lo construyó la gente más humilde con su esfuerzo y su idealismo, con su solidaridad.

Álvaro nos invita a no perder la fe en que las cosas pueden ser mejores aún cuando pareciera que el mundo se cae a pedazos, a pesar de la nostalgia, su nostalgia, porque lo peor que nos puede pasar es estar desmemoriados.

Agradezco muchísimo a Álvaro que se animara a escribir sus Memorias Rojas, un gran aporte, como lo ha sido su vida honesta, comprometida y consecuente. Les invito a que disfruten de este gran libro.