“O se opta consciente y reflejamente, o la opción de nuestra vida se realiza sin que ni siquiera caigamos en la cuenta de ello. Pero en cualquier caso, nuestra vida y nuestra acción se inscriben en uno de los sectores contendientes. No hay marginados frente al conflicto social; hay sencillamente, contendores abiertos y contendores solapados, luchadores convencidos y tontos útiles. Demasiadas veces, y más por ingenuidad que por mala voluntad, los universitarios formamos parte de este último grupo. Todos estamos comprometidos: resta saber por quién”.
Ignacio Martín-Baró

lunes, 10 de enero de 2011

Delirios de la caverna religiosa

A veces en el súper uno se encuentra cosas bien raras. Como por ejemplo el vecino que cuando me ve se hace el maje, ese mismo que cuando se va a topar conmigo en la entrada del edificio entra rápido para no saludar... pero que el día que se muda se despide de mí como si hubiese sido el mejor de sus amigos... 

Un día de estos me encontré, no al vecino (que ya debe estar viviendo en quien sabe dónde) si no un cartel bien raro que convocaba a la "Operación Ester", lo transcribo literalmente, juzgue usted si no se trata de un delirio:

"Consiste en buscar, capacitar y entrenar inicialmente a 12.000 mujeres intercesoras para clamar ante el Rey Jesús por la salvación, liberación y protección de Costa Rica y sus habitantes. Esta capacitación se realizará a través del envío gratuito de cuatro módulos de enseñanza sobre Intercesión Profética seleccionados especialmente para activar, entrenar y edificar  a mujeres de oración, quienes como lo hizo la Reina Ester entraran en adoración ante la Presencia del Rey para quebrantar los planes de Satanás contra nuestra nación y para establecer nuevos decretos para la protección y bendición de los hijos de nuestra (sic.) País" 

Me pregunto cuáles serán "los planes de Satanás contra nuestra nación" (nación sí, así con minúscula)... no vaya a ser la invasión de la isla Calero, la fecundación In Vitro, que homosexuales tengan plenos derechos, o cosas por estilo. Pero sobre todo cabe preguntarse ¿Qué tiene ver la intercesión profética con el establecimiento de nuevos decretos "... para la protección y bendición de los hijos de nuestra (sic.) País"? 

Nuevamente el uso de la religión con fines políticos, intereses de la élite evangélica conservadora, (fanáticos de religiosos de ultraderecha) cuya misión en este caso parece adoctrinar gente. Habrá que andarse con cuidado, no vaya ser que un día de estos gracias a la "Interseción Profética", nuestros derechos civiles se vean algo disminuidos.

Este tipo de delirios me recuerda mucho a mi escuela y colegio. Recuerdo cierta ocasión en que íbamos en el bus camino a aquel famoso concurso intercolegial "Antorcha", nuestro colegio ("nuestro" es decir mucho, es de los panderetas) competía contra algún otro cole. Y en el bus me tocó sentarme junto a unos chavalos de undécimo año, yo estaría en quinto grado (1988), que iban conversando sobre el Concierto de Derechos Humanos que se realizaría en La Sabana. Les oí decir que debíamos orar para que dicho concierto (¡por lo derechos humanos!) no se llevara a cabo porque constituía un enorme portillo para que luego más bandas de rock vinieran a nuestro país (y esto terminara por abrirle las puertas a Satanás a través del rock... oh casualidad "los planes de Satanás contra nuestra nación"). Acto seguido hicieron su oración. Y bueno, parece que el Señor no les escuchó o creyó que era mejor que se realizase el concierto en nombre de los Derechos Humanos, tan maltratados en aquellos tiempos por las Dictaduras de Seguridad Nacional apoyadas por los diferentes Gobiernos de Estados Unidos.

No diré el nombre de quien le pidió al Señor con tanta devoción que no se realizara el concierto, sólo diré que ocupa un alto puesto en el TSE. Pero esto me recuerda a un ex-diputado, que por cierto tiene cierta vinculación con toda esta historia (es el esposo de mi maestra de escuela), también perdido en las formas, en cierta ocasión se expresó en forma similar en torno al concierto de Iron Maiden en nuestro país. El brillante ex-diputado representante de la derecha religiosa más cavernaria del país, dijo que con ese concierto, no serían ya bandas de rock, si no las maras las que llegarían en bandadas con el gran portillo que se abría.

Los tiempos de crisis y de aplicación de políticas excluyentes como las neoliberales, son el caldo de cultivo para que afloren todo tipo de delirios religiosos que apoyan políticas autoritarias, y que por supuesto hacen ricos a unos cuantos "ungidos de dios" (llamados por su gracia, y en secreto, no se sabe de un llamamiento público a ejercer de profeta), sirven para encrispar más las cosas. En la Isla de Flores (Guatemala) vi una calcomanía que realmente me asustó por su mensaje autoritario: "Si no vives para servir a Jesús, No sirves para vivir". 

Ojo con los delirios religiosos. 






Nuestra "feliz inclusión" en la lógica explotadora que nos consume en el consumo.



A lo largo de su extensa obra Marcuse desarrolla una crítica radical a la sexualidad sobrerrepresiva y su deformación en la sociedad capitalista, además de una crítica no menos radical a la sociedad industrial y su unidimensionalidad, la cultura, el arte, la agresividad y la violencia, la tolerancia represiva, la economía; al punto que plantea una ruptura absoluta con el sistema como posibilidad de liberación.

Con relación a lo anterior, vale decir que para Marcuse la promesa de liberación de la alienación y la constitución de una sociedad no represiva no se ha realizado, por el contrario, los procesos de dominación y alienación se profundizan. Para Marcuse “la intensificación del progreso parece estar ligada con la intensificación de la falta de libertad”. Desde 1953, Marcuse señalaba que la dominación y la explotación aumentaban en dimensión y eficacia, y que esto no se debía a un accidente del sistema capitalista. Éstas (la explotación y la dominación) son inherentes al sistema, es la “utilización irreprimida de los logros de la ciencia moderna, la técnica y la dominación. Y la más efectiva subyugación y destrucción del hombre por el hombre se desarrolla en la cumbre de la civilización, cuando los logros materiales e intelectuales de la humanidad parecen permitir la creación de un mundo verdaderamente libre.” (Marcuse, 2001, p. 18).

En el trabajo ”los individuos se identifican con la existencia que les es impuesta y en la cual encuentran su propio desarrollo y satisfacción. Esta identificación no es una ilusión, sino realidad (...) la realidad constituye un estado más avanzado de la alienación. Ésta se ha vuelto enteramente objetiva; el sujeto alienado es devorado por su existencia alienada (...) la “falsa conciencia” de su racionalidad se convierte en la verdadera conciencia” (Marcuse, 1995, p. 41). La sociedad industrial, al hacer suya la tecnología y la ciencia, organiza cada vez con mayor efectividad el dominio, “la racionalidad tecnológica revela su carácter político a medida en que se convierte en el gran vehículo de una dominación más acabada...” (op. Cit., p.48), la industrialización, la alta productividad y el avance de la tecnología, lejos de producir la reducción del trabajo y el desarrollo y satisfacción de las necesidades se utiliza para “la perpetuación del trabajo, la industrialización más efectiva puede servir para la restricción y la manipulación de las necesidades” (op. Cit., p. 48), tal y como ya lo había develado Marx en el primer tomo de El Capital.

Desde la perspectiva de Marcuse la única posibilidad de liberación es la ruptura total con el sistema, el avanzar hacia formas de liberación no conocidas hasta el momento. No hay negociación posible con el capitalismo, lo que propone es la destrucción del sistema capitalista como tal, lo cual a la fecha, evidentemente es una tarea inconclusa. La sociedad capitalista pese a sus contradicciones internas mantiene su carácter unidimensional y ha tenido la capacidad de integrar todas sus fuerzas hostiles en un continuo unificado, por lo que las proposiciones de Marcuse siguen tan vigentes como cuando escribió Eros y Civilización.

Marcuse encuentra en Freud la base psicológica que servirían de apoyo y complemento al marxismo. Y es en El Malestar en la Cultura, donde Marcuse halla la base para la crítica de la sociedad excesivamente represiva, pero sobre todo para sus planteamientos de una sociedad libre.

En El Malestar en la Cultura, Freud analizaba el peso de lo cultural sobre el accionar humano, pero sobre todo en la imposibilidad de alcanzar la felicidad. Freud menciona tres fuentes de dónde proviene nuestro penar: “la hiperpotencia de la naturaleza, la fragilidad de nuestro cuerpo y la insuficiencia de las normas que regulan los vínculos recíprocos entre los hombres en la familia, el Estado y la sociedad” (1999, p. 85), según Freud: “se descubrió que el ser humano se vuelve neurótico porque no puede soportar la medida de frustración que la sociedad le impone en aras de sus ideales culturales, y de ahí se concluyó que suprimir esas exigencias o disminuirlas en mucho significaría un regreso a las posibilidades de dicha”, es decir, ya Freud estaba señalando la imposición de la cultura occidental (podríamos decir también imposición del principio de realidad) sobre las posibilidades de la felicidad del ser humano, esto a pesar del desarrollo técnico y los progresos de la ciencia de las primeras tres décadas del siglo anterior.

Pero Freud va más allá y señala la contradicción entre la libido y la cultura: “el amor se contrapone a los intereses de la cultura (...) la cultura amenaza al amor con sensibles limitaciones” (op. Cit., p. 100), Freud explica también que la estructura macroeconómica tiene su fuerte influencia en la economía sexual del ser humano, y agrega: “el reclamo de una vida sexual uniforme para todos, que se traduce en estas prohibiciones, prescinde de las desigualdades en la constitución sexual innata y adquirida de los seres humanos, segrega a un buen número de ellos del goce sexual y de tal modo que se convierte en fuente de grave injusticia” (op. Cit., p. 102). Para Freud, la represión es impuesta por la lucha por la existencia, y ésta lucha tiene un origen económico, al haber “escasez” de los medios de subsistencia la sociedad, por lo que para él se ve obligada a limitar la reproducción de la especie y a dirigir la libido hacia el trabajo, a este proceso lo llamará sublimación. Freud señala no solo lo represivo de la Vienna de principios del siglo pasado en el plano sexual, sino también que esta economía de la sexualidad está muy relacionada con el modo de producción, sin quererlo el mismo Freud sienta las bases para lo que sería el fundamento de una crítica radical de la sociedad capitalista.

Este análisis realizado por Freud fue uno de los puntos de partida de Marcuse en Eros y Civilización que se convirtió en toda una reinterpretación de la teoría psicoanalítica ligándola a la crítica marxista del modo de producción capitalista con una clara intención sociopolítica, desde la cual Marcuse plantearía que en Freud hay una base revolucionaria para una sociedad libre. Los planteamientos freudianos no dejan de ser un análisis de la Europa Central de principios de siglo pasado, pero no por ello menos actuales máxime cuando la sociedad occidental se impone, y el modelo de producción capitalista ha logrado mundializarse y ha llevado hasta puntos inimaginables la represión en nombre de la libertad, poniendo en el lugar de mercancía a la naturaleza y al ser humano mismo, a la vez que nos ha llevado a niveles de desarrollo técnico y científico, y con ello, comodidad y a una alta expectativa de vida a sectores amplios de la sociedad (¡toda una contradicción!). Pero, tal y como se preguntaba Freud: “en definitiva, ¿de qué nos vale una larga vida, si ella es fatigosa, huera de alegrías y tan afligente que no podemos sino saludar a la muerte como redentora?” (op. Cit., p. 87), y yendo todavía más allá podríamos preguntarnos ¿de qué nos sirven todos los progresos técnicos si una gran porción de la humanidad está excluida?

Para muchos, sobre todo en estos momentos de crisis económica mundial, acceder a una fuente de empleo implica básicamente todo un “milagro” y hasta una “bendición”, a pesar de que lo consideren como una desgracia necesaria, sin ningún tipo de garantía o protección social, despojados de todos sus derechos laborales. Y es que efectivamente es una paradoja: es un alivio obtener un empleo, ser explotado implica sobrevivir. Por supuesto que también existe todo un aparato que pone en funcionamiento todo esta nueva dimensión de la explotación, las técnicas de “motivación” y de identificación con los patronos, vía gratificaciones económicas y/o afectivas (cuidadosamente planificadas y ejecutadas por los operadores de la salud mental, como se les suele llamar hoy día). En las empresas han evolucionado a tal punto que efectivamente, no sólo el trabajador es más explotado, tanto por el patrono como por el conjunto del sistema, sino que además de ser más pobre material y espiritualmente, casi se siente orgulloso de ello. Esto cuando se trata de un empleo formal, pero miles de personas se han visto empujados al “submundo” del trabajo informal, donde no existe ya ningún tipo de derechos, y la lucha por la sobrevivencia se hace cada día más dura y miserable. Es aquí donde la explotación se hace todavía más evidente, dónde el capitalismo en su forma neoliberal se muestra tal cual es. El “alivio” de tener trabajo es una fuente de estrés, cansancio y una terrible angustia por la sobrevivencia en nombre de la “competitividad” constante a la que nos vemos sometidos. Esta es precisamente la paradoja que subjetivamente se impone: parece que debemos ser felices de ser explotados, hay que estar agradecidos de generar plusvalía para el capitalista. Pero esto empeora cuando el trabajador o la trabajadora son conscientes de su condición de explotados, ya que el sistema les dice que no hay alternativa, pero no sólo lo dice, sino que lo impone como única realidad posible, cualquier otra cosa es locura, es irracional, subversivo, demoníaco, y por supuesto expresamente prohibido, no es nada casual que en Costa Rica no existan sindicatos en las empresas privadas (a pesar de que es un derecho constitucional, en la práctica están proscritos), y que desde los aparatos de reproducción de la ideología capitalista haya casi todos los días ataques a las organizaciones gremiales y los movimientos sociales.

Todo en el sistema apunta a que seamos explotados sin que nos cuestionemos el proceso por el cual estamos siendo explotados. El análisis del fetichismo de la mercancía de Marx, en este sentido, es brillante, y además brinda la clave para desmitificar la lógica misma de la producción capitalista. Es este carácter fetichista de la mercancía el que nos permite entrar en el mundo del intercambio mercantil de forma alienada, y más aún del consumo irracional de cualquier objeto que se pueda consumir (y hoy casi todo ha sido reducido a “objetos de consumo”), y por lo tanto existir en el mundo: “consumo luego existo”. Ser sujeto inmerso en el trabajo, quiere decir que se es sujeto de crédito, o lo que es mismo, se es un sujeto apto para endeudarse para el consumo. Es un ciclo, donde el trabajar es condenarse a consumir objetos inservibles y con una caducidad casi inmediata, o lo que es lo mismo, es consumirse en el consumo, suicidarse con el consumo (y el suicidio además es colectivo), ya que este consumo voraz consume el espíritu y la naturaleza. Nos convertimos en víctimas culpables de la destrucción del medio ambiente, y de la especie humana como consecuencia. El Capital “en su afán” desmedido de crecimiento (esa es su razón de ser, su lógica intrínseca) necesita una producción excesiva, para un consumo excesivo, esa es su única forma de sobrevivienciaaunque como ya se mencionó se socaven las bases para su reproducción. Se entra en una paradoja: es necesario reducir los costos de producción, producir más barato y obtener más plusvalía, pero al reducir los costos de producción se reducen también los salarios que permiten precisamente la posibilidad de reproducción de la fuerza de trabajo que se consume en el proceso de producción del capital, el mismo capitalismo socava su propia fuente tanto en la naturaleza como en la fuente productora de toda riqueza: la Fuerza de Trabajo.

Justamente (mejor, injustamente) el paso de la universidad (o del sistema educativo en general) al trabajo (mercado laboral) implica la aceptación de esta realidad y el acomodamiento a las “leyes” que impone el mercado mediante sus aparatos tanto sociales como ideológicos. Pocos son los privilegiados que hoy día logran pasar del trabajo a laborar, es decir, de la exigencia de sobrevivir con su fuerza de trabajo a la labor creativa, satisfactoria y liberadora, de hecho esos pueden considerarse una excepción, la mayoría estamos marcados por el trabajo que nos “incluye felizmente” en el ciclo del consumo pero que nos excluye del reparto equitativo de la riqueza que producimos.

BIBLIOGRAFÍA

Freud, Sigmund; El Malestar en la Cultura, Amorrortu Editores, Buenos Aires, 1999.

Marcuse, Herbert; Eros y civilización. Editorial Ariel, Barcelona, 2001.

Marcuse, Herbert; El final de la Utopía; Editorial Ariel, Barcelona, 1986.

Marcuse, Herbert; El hombre unidimensional. Editorial Planeta-De Agostini, Barcelona, 1995.

Marcuse, Herbert; El marxismo soviético. Alianza Editorial, Madrid, 1984.

Marcuse, Herbert; Ética de la revolución. Editorial Taurus, Madrid, 1970.

Marcuse, Herbert; Libertad y Agresión en la Sociedad Tecnológica, en: La Sociedad Industrial Contemporánea, Editorial Siglo XXI, México, 1990.

Marcuse, Herbert; Razón y revolución. Hegel y el surgimiento de la teoría social.Alianza Editorial, Madrid, 1999.

Marx, Karl; El Capital. Crítica de la economía política Tomo I. Siglo XXI Editores, Argentina, 2006.