“O se opta consciente y reflejamente, o la opción de nuestra vida se realiza sin que ni siquiera caigamos en la cuenta de ello. Pero en cualquier caso, nuestra vida y nuestra acción se inscriben en uno de los sectores contendientes. No hay marginados frente al conflicto social; hay sencillamente, contendores abiertos y contendores solapados, luchadores convencidos y tontos útiles. Demasiadas veces, y más por ingenuidad que por mala voluntad, los universitarios formamos parte de este último grupo. Todos estamos comprometidos: resta saber por quién”.
Ignacio Martín-Baró

jueves, 13 de septiembre de 2012

Los perros de Johnny

Este no es un apunte canino, no tiene nada que ver con veterinaria ni con las mascotas del Alcalde de San José. Esta cargado de rabia e indignación, tiene que ver con los perros sarnosos que hacen de policías en la Municipalidad de San José.

Los "perros de Johnny" son tipos (y tipas) autoritarios, en su mayoría bien ignorantes, y con un poder, que ejercen con brutalidad sobre la gente, especialmente vendedores ambulantes. Los mandos medios de la muni, y el propio alcalde, podrán sacar datos, muchos datos, pero lo que los datos no muestran el es nivel de ensañamiento de sus perros... no muestran el nivel de autoritarismo, de gorilismo en el "ejercicio de sus funciones". Los perros de Johnny, están más pendientes de los vendedores ambulantes que del "hampa". Están más pendientes de proteger los intereses del comerciante, de los dueños, que de la gente misma.

Sucede que cada día hay más gente vendiendo chucherías en la calle, Otto Guevara dirá que se trata de "emprendedores", yo prefiero llamarlos por su nombre: excluidos. ¿De qué? De todo el sistema de Seguridad Social, de todo tipo de Derecho Laboral, de un trabajo digno, de la estabilidad necesaria para no estar viendo cómo se saca adelante la vida. Son gente que la pulsea todos los días. ¿Son "santas palomas"? No tiene importancia, toda esa gente está verdaderamente sobreviviendo. Y también son víctimas de las redes de contrabando que grandes "empresarios" montan. Ellos son tan sólo la parte visible de una gran red delictiva. Y los "perros de Jonhy" sólamente los ven a ellos, porque no les interesa atrapar al "pez grande" con sus estadísticas están satisfechos, se trata de una policía para cuidar los intereses de los dueños.

Ayer fui a una cita médica, y al pasar por San José, los "perros de Johnny" estaban en plena acción sacando a un vendedor ambulante de un bus. Pero no se trataba sólo de sacarlo, había que golpearlo, había que humillarlo.

La cuestión fue así: El chavalo estaba vendiendo mercadería en la calle  (no sé qué, pero no tiene importancia), cuando llegó la policía municipal, obviamente el compa agarra toda la mercadería y huye, la policía lo atrapa y forcejea, él, y también su compañera embarazada. En el forcejeo es obvio que habrán algunos golpes, pero el compita sólo se está defendiendo de la agresión policial, que es el efecto concreto de otro tipo de agresión que es estructural: económica. El Vendedor logra soltarse y montarse a un bus de Pavas, de donde es sacado por la fuerza, literalmente por la fuerza. Los perros de Johnny lo esposan en el bus y cuando logran bajarlo lo tiran contra el césped, ahí lo golpea de una forma "solapada" (según ellos) pero muy evidente para quienes estábamos presenciando semejante abuso.

Uno de los policías le pone la rodilla a la espalda mientras le ladra que lo va a llevar a los tribunales por "agredir a la autoridad", se lo dice con ira, yo diría que con odio, con espuma en el hocico. El vendedor llora en el suelo, tirado boca abajo, mientras las esposas hacen presión en sus muñecas y sus manos se ponen rojas. La escena es de una violencia tal que la gente, que nos agrupamos alrededor y, le exigimos al policía que cese su agresión que ya el vendedor está inmovilizado. El perro de Johnny ladra, escupe, muestra los dientes, y vuelve a amenazar al vendedor que está en el suelo, llorando, humillado. Su compañera, muy embarazada, le grita al perro de Johnny que ella fue quien le golpeó y le reta a que la arreste, otro perro la aparta. El vendedor en el suelo, intenta sentarse y el perro rabioso le ladra nuevamente que le llevará a los tribunales, luego le habla al oído, y no sé qué le dice. Pero no creo que le estuviera "leyendo sus derechos". La gente le grita a los perros, éstos vuelven a ver con odio, con ganas de arrestar a alguno de los transeúntes que indignados les gritaba.

Al cabo de un rato me acuerdo que los ipods sirven para algo más que escuchar música y lo pongo a grabar. Les pido a los perros de Johnny que se identifiquen, pero sólo ladran, el perro rabioso, saca su teléfono y me graba. Ninguno se identificó, y además dijeron que no tenían que hacerlo.




Lleno de ira regresé al trabajo. Ira contra esos, que nos dicen son los defensores del orden, diez perros contra un vendedor ambulante... Un perro que agrede a un vendedor que ya está inmovilizado, ¿para eso lo entrenan? No es la primera vez, la policía municipal de San José no se caracteriza por su civilismo. Pero estos perros rabiosos, tienen rabia de autoritarismo, de poder, creen que están por encima de cualquier ley, porque la ley que aplican es la ley del poder económico, de la propiedad privada, la ley de los dueños... la ley que les dicta que los otros no son gente, y que pueden pisotear sus derechos... a mí da igual que se trate de un delincuente o lo que sea, ya inmovilizado, cualquier cosa es agresión y deshumanización. No hay justificación que valga.

Y lo que veo es que toda esa gente que, insisto muy a pesar de lo que piensa Otto Guevara y su combo cavernícola, ninguno de esos vendedores y vendedoras está ahí por purito gusto, son los excluidos del sistema, son el resultado maravilloso de este sistema neoliberal. Son los perseguidos de todos los días, porque "alguien" les pone a vender la mercadería que no paga impuestos, ni cargas sociales, es una pura ganancia obscena, y los dueños, piden, exigen, esa cacería de los pequeños, los grandes muy posiblemente sean ellos mismos, es un negocio redondo, tal vez sean otro pero da igual, la lógica es bien perversa. El alcalde gustoso se presta al juego, nada extraño que él sea parte integral del negocito, y para eso tiene a sus perros rabiosos, a sus perros sarnosos...

Un buen día la gente se va a cansar, no va a aguantar más tanto abuso , y se volcará contra los perros, se volcará contra los dueños... adivinen de qué lado voy a estar...