“O se opta consciente y reflejamente, o la opción de nuestra vida se realiza sin que ni siquiera caigamos en la cuenta de ello. Pero en cualquier caso, nuestra vida y nuestra acción se inscriben en uno de los sectores contendientes. No hay marginados frente al conflicto social; hay sencillamente, contendores abiertos y contendores solapados, luchadores convencidos y tontos útiles. Demasiadas veces, y más por ingenuidad que por mala voluntad, los universitarios formamos parte de este último grupo. Todos estamos comprometidos: resta saber por quién”.
Ignacio Martín-Baró

domingo, 1 de abril de 2012

La Iglesia pecadora

Aunque posiblemente la mayoría de lectores de este blog deben estar tirados en alguna playa (tomándose alguna cerveza, fumándose alguito y disfrutando de la  buena vida, gracias a estas vacaciones, quiero decir, semana santa), y no leerán estos apuntes, he de comentar algunas cosillas que me encontré por ahí, solo para no perder la costumbre.

Veo La Nación S.A. de hoy. Una entrevista al Sacerdote Mauricio Víquez. Siempre me ha impresionado la capacidad que tienen los curas para decir, de acuerdo a un criterio que es completamente subjetivo, y por supuesto moral, lo que es pecado y lo que no lo es. Entonces de acuerdo a la moral de cada cura, así será entonces nuestro pecado. Si alguien se confiesa y le toca uno de esos retrógrados, entonces el confesado será un pecador perdido, pero si en cambio tuvo la "suerte" de confesarse con uno más o menos abierto, entonces de sentir un poquito de culpa no pasará, y quien quita que salga sin tener que rezar nada. Esto de la confesión en realidad me parece absurdo, y me parece que es más bien una estrategia de control y de chantaje emocional, hasta perverso me parece. Además, siempre me he preguntado porqué un cura lo absuelve a uno "de los pecados", ¿qué se creen para ir por ahí "perdonando" pecados? Es ridículo que alguien lo absuelva a uno con puros criterios morales. Es casi Kafkiana la cosa.

En todo caso, lo que realmente me llama la atención de la entrevista es el titular: "No pagar impuestos y botar basura a un río son pecado". Del titular, hay que decir que es completamente intencionado por parte de La Nación S.A. y que atiza más la hoguera en torno al PACquetazo fiscal y los escándalos por la subvaloración de propiedades de minsitros y diputados.

Pero más allá de eso, sorprende lo que dice el sacerdote, transcribo:

"¿La gente ignora pecados o confiesa cosas que no lo son?
Sí, esa es un poco la misión del sacerdote. Hacerles ver lo que no han visto y que descubran qué cosas que consideran faltas no lo son.
(...)
¿Y faltas que no se confiesan?
Hay cosas que no se perciben como falta, por ejemplo, si yo no pago impuestos. Hay que decirle: ‘No, señor, esto es una falta, es una cosa muy seria’”.
Entonces, ¿no pagar impuestos es un pecado?
Sí, es un pecado. El mismo catecismo lo dice clarísimo. Cuando salió aquel catecismo en el 92, entre los grandes temas estaban no pagar impuestos, así como tirar basura a un río o desde la ventana de un carro, o si uso un spray que afecta la capa de ozono..."
Aunque el Sacerdote Víquez no es La Voz de la Iglesia Católica, menciona un catequismo del año 92, en el que se establece que no pagar impuestos es pecado, o digámoslo de otra forma está mal. Es decir la opinión de Víquez, al hacer referencia a un documento oficial, está avalado por la Iglesia. La pregunta concreta de todo esto es: ¿Cómo entonces explicar que la Iglesia haya quedado exenta del pago de impuestos? ¿Simplemente porqué la ley, luego del lobby de la Iglesia, así lo dictamina? O sea, y para ponerlo algo más claro: La Iglesia Católica no tenía ninguna intención de pagar impuestos, por eso hizo lobby con los diputados. Posiblemente llamaron a un devoto hijo de la Iglesia y propulsor del PACto fiscal, y claramente contaban también con la "Hija predilecta de la Virgen" que no se opondría a lo que a virgencita mandara, por supuesto a través de sus representantes en Cartago. Nunca tuvo la Iglesia la más mínima intención de pagar impuestos, hizo todo lo posible y lo logró, aún cuando tienen jugosas inversiones en negocios muy lucrativos.

Y claro la pregunta del millón, de acuerdo a lo expresado por Víquez (y considerando el catequismo del 92): ¿es entonces la Iglesia Católica una institución pecadora?