“O se opta consciente y reflejamente, o la opción de nuestra vida se realiza sin que ni siquiera caigamos en la cuenta de ello. Pero en cualquier caso, nuestra vida y nuestra acción se inscriben en uno de los sectores contendientes. No hay marginados frente al conflicto social; hay sencillamente, contendores abiertos y contendores solapados, luchadores convencidos y tontos útiles. Demasiadas veces, y más por ingenuidad que por mala voluntad, los universitarios formamos parte de este último grupo. Todos estamos comprometidos: resta saber por quién”.
Ignacio Martín-Baró

domingo, 11 de agosto de 2013

36

Hago una breve pausa, sólo por un momento, en los apuntes sobre el fetichismo, ya el tercero está en borrador.

Ya en serio, y dejando de lado toda esa joda de #seacabalajuventud, debo decir que me gusta cumplir años, creo que se nota, y además digo con toda honestidad, que no me siento para nada viejo, aunque a veces bromee con eso, a la mayoría del tiempo más de la cuenta. Pero lo cierto es que no siento que se haya acabado al juventud, todo lo contrario, siento que vivo un momento de plenitud, y me gusta mi vida, aunque a veces me queje tanto. La verdad es que tengo mucha suerte, por llamarlo de alguna manera.
1 de Agosto de 1980, a punto de cumplír 3 años

Lo de #seacabalajuventud tiene más que ver con los "múltiples beneficios" que me otorgaba la Ley 8261, la Ley de la Persona Joven, y que "he perdido" al cumplir los 36 y entrar definitivamente en la adultez. Lo pongo entre comillas porque esos supuestos beneficios, que la política pública de la Persona Joven debió concedernos, está sólo en el papel, como muchas leyes. Pero eso es lo que dice la ley, ¿y saben qué? Se pueden meter su pinche ley donde mejor les quepa. Porque la juventud no se acaba cuando lo diga una ley que ni siquiera se aplica, si al menos se aplicara le tendría un poco de respeto. Aún cuando los años corran la juventud se mantiene mientras uno tenga una actitud positiva frente a la vida, se mantenga crítico y no se trague el cuento, y no se lo trague a uno el sistema.

Enero de 1992, con catorce años y medio.
Debo decir además que hace mucho años encontré la fuente de la eterna juventud, me la enseñó un viejillo a sus 80 años, que lamentablemente ya murió, en todo caso su obra quedó para ser leída. De cuando en cuando leo alguno de sus poemas y cuentos para renovarme, para seguir adelante, para recordar la necesidad de seguir rebelde y no dejarse devorar...

Mi primera cédula, cuando cumplí por primera vez los 18, hoy fue la segunda.
Treinta y seis años no son nada, ahora me doy cuenta, hace doce años pensaba que eran muchos, pero en realidad no son nada, la vida está en lo mejor y quisiera, a pesar de todo, pensar que lo mejor está por venir... espero que así sea.

Saludos, y gracias a todas las personas que escribieron en el muro del feisbuc, me llamaron o me mandaron un mensajito, eso es lo que más me gusta de cumplir años, uno se encuentra con mucha gente... y pos nada, a celebrar...