“O se opta consciente y reflejamente, o la opción de nuestra vida se realiza sin que ni siquiera caigamos en la cuenta de ello. Pero en cualquier caso, nuestra vida y nuestra acción se inscriben en uno de los sectores contendientes. No hay marginados frente al conflicto social; hay sencillamente, contendores abiertos y contendores solapados, luchadores convencidos y tontos útiles. Demasiadas veces, y más por ingenuidad que por mala voluntad, los universitarios formamos parte de este último grupo. Todos estamos comprometidos: resta saber por quién”.
Ignacio Martín-Baró

martes, 31 de marzo de 2015

Hipocresía diplomática

No sé qué me molesta más, la hipocresía de la derecha de este país o que el gobierno sea tan pendejo. Claro que decir el "gobierno" es abstracto e inexacto, hay nombres y apellidos: Luis Guillermo Solís y Manuel González. Ahora, pensándolo bien lo de la derecha no es hipocresía, a esto juegan.  Así que entonces sólo queda pensar en la pendejada de este gobierno, asustado, acorralado por el qué dirán los grupos de poder (¿amenazarán con algo al gobierno?). Hasta la saciedad se ha dicho que una cosa es ganar las elecciones y otra muy distinta tener el poder. Un millón trescientos mil votos es un montón, pero de nada sirven si no se apela a la movilización de toda esa gente que estaba harta del PLN. O sea, ¿Votaron por Luis Guillermo Solís o contra el PLN?

Pero en concreto ¿a qué me refiero? Al cese de Federico Picado como embajador en Venezuela. Sus declaraciones fueron muy comedidas, no lo suficientemente para la caverna. Desde que vi la entrevista dije que no iba a traer nada bueno, o sea, que esa entrevista traería cola, conflicto, polémica. Con La Nación S.A. uno no debe preguntarse por qué no publican algo, es obvio. Lo que uno debe preguntarse es por qué publican algo, cuál es la intención, qué buscan. Y así ocurrió. Un día sí y otro también el megáfono de esa élite político-empresarial busca debilitar al gobierno de Solís, que además se las pone muy fáciles. Desde Tibás soplan, y a Zapote llega un huracán. Desde Zapote dicen, y el megáfono distorsiona, manipula. Y además el manejo en materia de comunicación del gobierno es realmente lamentable: ¿el mejor equipo? Ni siquiera en canchas abiertas.

Y en medio de todo esto me pregunto ¿por qué Picado fue tan torpe? Es un hombre con mucha experiencia, no es ningún novato en la política, sabe además que el enemigo acecha y busca cualquier oportunidad para golpear. Sabe perfectamente que La Nación S.A. representa todo lo contrario de lo que él defiende. Picado en una ocasión ya había demostrado la manipulación del diario de Tibás en torno a los temas relacionados con Venezuela. ¿Por qué entonces dar la entrevista? ¿por qué no remitirla a la Cancillería? Picado pecó de novato, se puso para que le dieran, y le dieron. El gobierno pusilánime no lo defendió, cuando lo nombraron sabían de su posición política, de hecho ese debió ser un factor para su nombramiento, que dejen de varas. Desde mi punto de vista lo que correspondía era una llamada de atención, si acaso. No se trataba de la torpeza de Roberto Zamora (exembajador en Corea) o de la exembajadora en Bolivia diciendo lo que pensaban de la Procuradora (aún cuando dijeron la verdad). Esto es diferente y es completamente ideológico. Una revisión detallada de la entrevista a Picado así lo demuestra.

Más grave fue lo de Rodrigo Carreras, exembajador en Israel, cuando negó que la operación israelí en Palestina fuera desproporcionada. Carreras dijo que la operación militar "parece" (solo parece) desproporcionada. Esto sí que es grave. ¿Y qué hizo el gobierno? Nada. Lo trasladó a La Habana. No hubo escándalos en la prensa. En Tibás el megáfono era sionista, a pesar del genocidio, que fue evidente que la operación militar judía fue desproporcionada.

Entonces, y esto es lo que me indigna con este gobierno, se vale defender genocidios, pero opinar a contrapelo de los poderes fácticos no se vale. Cierto que la voz oficial es y debe ser la Cancillería, pero la desproporción en la reacción frente a uno y otro caso es realmente notable, incongruente. ¿A qué se debe? ¿Pura pendejada? ¿A que la mitad del gobierno es de la derecha que cogobernó el con PLN? ¿A la debilidad autopercibida desde Casa Presidencial? Puede ser que a todo lo anterior. Nos quedan tres años del gobierno del cambio, a ver si cambia algo de verdad.

miércoles, 25 de marzo de 2015

El punto ciego de la pena

Hay días como los de ayer: larguísimos y cansados. Camino a Güápiles ayer hubo varias cortes, y un choque, así que llegamos tarde a clases en el Recinto. Como la Ley de Murphy es infalible la presentación que llevaba no abría, y cuando pedí otra cumpu, ya la maldita presentación abrió. Así funciona. La clase afortunadamente no estuvo mal, las chicas habían hecho los deberes y la participación en el aula aportó. La vuelta fue igual. Cortes en la carretera por arreglos en la Ruta 32 que hicieron que el regreso dilatara un poco más de lo debido. Una vez en San Pedro, a comer, el almuerzo lamentable. De vuelta a la casa, leer un poco, dormir un rato, y a clases de la maestría, afortunadamente la Facultad está ahora muy cerca, la tarde hermosa y mi reproductor de música siempre con inteligencia propia hace el resto. Las clases estuvieron bien, todos ponen su parte. Pero a las 7:45 de la noche ya estaba destruido y con hambre, exhausto.

Pero como La noche no es una ciencia exacta, Jorge Drexler me borró el cansancio apenas salió al escenario, descuadró el protocolo rígido y absurdo del Melico, los pasillos se inundaron de baile y movimiento. Simpático y en total armonía con el público se acabó la pena, llegamos a ese punto ciego en el que la pena no nos tocó, se quedó afuera. Y claramente el mundo siguió siendo lo que es: caos, conflicto, desquilibirio, y tras más de dos horas de concierto volvimos a la realidad, eso sí, mejores, contentos, y con la música dándonos vuelta en la cabeza tras Bailar en la cueva.

La noche se acabó en el Lobo Estepario matando el hambre, y con Drexler tomándose una birra en el bar. El intento de la foto típica del grupi falló de forma estrepitosa y ridícula buscando la foto perfecta (que en mi caso es imposible), lo que denota que ni siquiera aspirante a paparazzi.

Queda ahora para la memoria que por segunda vez vi a Jorge Drexler dando un maravilloso recital, y que cada vez que uno lo ve Todo se transforma, pasan cosas.

Una cosa curiosa, uno lleva una cámara y automáticamente todo el mundo asume que uno es fotógrafo, no fue nada difícil mezclarme entre la prensa y sacar algunas fotos, luego Drexler al descuadrar el teatro e invitar a todo el mundo a bailar facilitó las cosas para tomar fotos sin que los "guardianes" del teatro pudieran hacer nada para impedir las decenas de fotos que hice. Las comparto.