“O se opta consciente y reflejamente, o la opción de nuestra vida se realiza sin que ni siquiera caigamos en la cuenta de ello. Pero en cualquier caso, nuestra vida y nuestra acción se inscriben en uno de los sectores contendientes. No hay marginados frente al conflicto social; hay sencillamente, contendores abiertos y contendores solapados, luchadores convencidos y tontos útiles. Demasiadas veces, y más por ingenuidad que por mala voluntad, los universitarios formamos parte de este último grupo. Todos estamos comprometidos: resta saber por quién”.
Ignacio Martín-Baró

domingo, 21 de octubre de 2012

El absurdo de vivir, parte 1: Dios

Ahora que estoy cada día más cerca de mi muerte, me ha dado por pensar en lo absurdo de todo esto de la vida, y también en la muerte. Ante este absurdo que se llama vida, nos inventamos miles de historias para justificar nuestra existencia. Todo el tiempo estamos tratando de darle un sentido, porque la vida en sí misma, no la tiene. Dice una canción de Bersuit: "No hay fracaso más rotundo que haber venido al mundo pa'morirse y nada más...", pero, ¿es que acaso no venimos al mundo, y un buen día simplemente nos morimos? Incluso a quienes se les recuerda mucho vinieron al mundo y ya. Nuestra vida es un minúsculo paréntesis en la Historia, en la vida de este planeta. Y el mundo, y la vida, existen a pesar de nosotros, da igual nuestra vida. ¿Qué sentido tiene nuestra vida, corta o larga?

Las explicaciones que nos inventamos para responder a esta pregunta tan sencilla, son infinitas, algunas rayan en lo mágico y otras tantas en lo irracional, que es el germen del fanatismo religioso, tan de moda últimamente (en realidad siempre). Lo que ocurre es que nos acomodamos a lo que queremos creer, porque, insisto, todos buscamos darle sentido a nuestra existencia, de alguna forma.

Por preguntarme este tipo de cosas, mis papás y mis hermanos, creen que soy ateo, y la verdad no lo soy. Bueno, en realidad no lo sé, no me importa. He intentando, en múltiples ocasiones explicarlo, sin éxito. Ellos simplemente no logran comprender que no me gustan las iglesias, que para mí fueron suficientes 18 años de "militancia religiosa" forzosa (no es un reclamo pero yo no decidí que debía ir a la iglesia, de hecho me zafaba cada vez que podía). Diez años, de esos 18, estuve en un colegio evangélico. Mucho para mí, aunque debo confesar que hice amigos entrañables, que aún hoy día sigo frecuentando, también tuve muy buenos profesores.

Y entonces cuando me preguntan si creo en Dios, siempre respondo que no sé, y la verdad no me interesa saberlo. Hace un tiempo me "visitaron" unos Testigos de Jehová, y me hicieron la pregunta que utilizan como gancho para soltar toda su perorata, poco les importa que uno les diga sí o no, igual viene el bombardeo, sus respuestas están hechas, les cuesta un poquito argumentar. Y suelen ser un poco irrespetuosos. El caso es que cuando me preguntaron, no les dije sí o no (que eran lo que esperaban), les dije que "a veces", y la chavala que preguntó "se desconfiguró", les cuesta un poco cuando se les saca del molde. Así que ya saben, si quieren quitarse a los Testigos de encima, la respuesta es "a veces", y siempre está la mejor opción no abrirles.

Pero más allá de la anécdota, es cierto eso, no sé si creo o no. No me preocupa saberlo. Porque cuando me sorprendo pensando en la existencia o no de Dios, tiendo a cuestionarme si creo que existe Dios porque me dijeron desde que me acuerdo que existe, o también porque todos los días alguien habla de Dios - y hablan como si lo conocieran, como si lo hubieran visto -. Por ejemplo, uno ve los noticieros y siempre hay alguna alusión directa a Dios. En la escuela y colegio, todos los días durante diez años, había oraciones, la mayoría de los profesores eran practicantes evangélicos, algunos, bastante inconsecuentes, conservadores y autoritarios, otros, desde su fe acompañaban, buscaban comprender y no imponer, eran los mejores.

En todo caso, volviendo a la pregunta ¿existe Dios porque lo construimos, porque nos enseñaron que existía? Tiendo a creer que sí. Tiendo a creer que necesitamos explicar nuestra existencia, y que nos hemos inventado toda esta historia de Dios para poder sobrellevar el sinsentido de esta vida terrenal. 

Pero a veces me pregunto ¿y si es cierto? ¿Si es cierto que hay un infierno en el que arderemos eternamente si no somos "buenos", si no nos negamos a nosotros mismos? ¿y si es cierto que hay vida después de la muerte? Cuando me lo pregunto, me da mucha cólera pensar que esto es objeto de miedo, utilizado para la dominación. Pienso que se trata de una trama del miedo, que es tan útil para someter, que vende tanto, y tan bien. Cuando me da por pensar en todo este rollo del cielo y el infierno, del pecado y la virtud, me doy cuenta que vivimos en una sociedad dominada por la culpa. ¿por la culpa de qué? Simplemente de existir. El miedo y la culpa son utilizados para dominar, lo interiorizamos, lo asumimos, y no nos permite liberarnos de todo. No nos permite simplemente vivir, que es lo que deberíamos hacer, y ya.

Ocupamos darle un sentido a la vida, para expiar la culpa, esa que nos inculcaron, como la existencia de Dios, desde que somos niños. Esa culpa que nos recuerdan cada día, y quienes nos la recuerdan son los perversos, son aquellos que viven atormentados por fantasmas, son los que nunca se liberarán. Y que claramente, si existe todo eso que creen, tienen cupo reservado en el infierno.

Yo prefiero, la verdad, no insistir en este absurdo de si Dios existe o no, eso nunca lo sabremos (al menos no en esta vida, jeje). Creo que lo más importante es tratar de vivir esta vida decentemente, y con eso me refiero a no vivir como viven esas autoridades religiosas, llenas de lujos, que lo mejor sería comprender que hay para todos, y que todos tenemos derecho a una vida digna.

Precisamente por esto es que hace años decidí no regresar a ninguna iglesia, porque no soporto las jerarquías, no soporto esa estructura que aplasta toda subjetividad en nombre de Dios. Terminé odiando ese machismo que se justifica desde lo religioso y que nos ha amargado la vida. Pero sobre todo no soporto a los hipócritas que se esconden detrás de la biblia para no verse a sí mismos, y necesitan trasladar su miserable culpa al resto. Porque necesitan que el resto sea tan infeliz como ellos. No soporto que no puedan ver a alguien feliz, sin pensar que es un pecador. No soporto que no puedan simplemente disfrutar del cuerpo, el propio y el del otro, que les asuste el placer, que la sexualidad les de pavor. No soporto que se aprovechen de la ingenuidad y el miedo de la gente para hacerse ricos. No soporto esa teoría de que la "bendición de Dios" es tener dinero, es lo material.

Claramente no todos los que creen en Dios entran en esta última descripción, pero sí la mayoría de las jerarquías religiosas, sólo basta encender la televisión y poner alguno de los canales religiosos. El amor al dinero, y el odio a lo diferente, se les sale por todo lado.

Así que, para finalizar, podrán notar que todo mi alegato en realidad poco tiene que ver con Dios, tiene más que ver con el absurdo que nos han impuesto para vivir. Es un alegato contra la culpa, contra la hipocresía. Porque como dije no sé si existe Dios, no lo sé simplemente porque siempre me dijeron que existía y que eso no se cuestionaba. Lo que sí sé, es que como especie necesitamos darle un sentido a esta vida. Que insisto, me parece absurda. Absurda, aún cuando efectivamente Dios exista.




Pd. Este es un primer apunte existencial sobre este absurdo de vivir, la segunda parte vendrá con otro matiz: El absurdo de vivir, parte 2: El trabajo. Aclaro además, que no atravieso ninguna crisis de existencia ni tengo tendencias suicidas, no vaya a ser que se armen cadenas de oración por mi alma.










6 comentarios:

  1. Completamente de acuerdo. Es la religión / religiosidad la figura de dios creada a imagen y semejanza del hombre... Tristemente no de los que se ha de admirar sino de los que la usan para perpetuar su propio status

    ResponderBorrar
  2. Creo que una cosa es religión y otra espiritualidad como sea que se practique, con un dios, con muchos, etc. La religión resulta absurda, la espiritualidad es algo que nos llena.

    ResponderBorrar
  3. Muy interesante y provocador, Josué. Quedo a la espera de tus siguientes "entregas"...si dios quiere (jajajja)

    ResponderBorrar
  4. El décimo párrafo... de antología.

    ResponderBorrar
  5. Recuerdo el catecismo y la educación religiosa cuando carajillo:

    "hay un Dios en el cielo que todo lo ve, que nos ama mucho y nos perdona siempre... pero si uno se porta mal y peca se irá al infierno y arderá en llamas eternamente"...

    Definitivamente, religiosidad y espiritualidad son cosas muy distintas. La primera consiste en extirpar de los hombres esa búsqueda de sentido existencial a través de premisas cómodas y convenientes para quienes ejercen el dominio. La segunda, consiste en liberarse de ataduras, de modelos mentales y de temores para redescubrir ese mismo sentido de la existencia (que no hay que salir a buscarlo a ninguna parte, por cierto).

    ResponderBorrar
  6. Pues como todas las formas de poder, siempre corrompen, cuando uno estudia la Biblia, y en especial las enseñansas de Jesús, se da cuenta que lo que muchas iglesias predican no va en la misma línea, la teoría de la prosperidad es absurda, si el mismo modelo de Jesús, era un carpintero, pobre y sencillo, y aún así lo crucificaron por ir en contra del poder de la misma iglesia Judía. Yo si creo en Dios y como pecador que soy, si lo conozco, y lo he sentido en mi Vida, hablo con Él todos los días. Sin importar religión, lo que si debemos es ser responsables con la humanidad, con la naturaleza, con lo que nos rodea.

    ResponderBorrar