Cuando pensábamos que lo dicho por el diputado del movimiento liberticida Ernesto Chavarría era demasiado, apareció José Manuel Castelao Bragaño, y nos demostró que esta derecha rancia y troglodita, siempre se supera. Siempre es posible ocupar un cargo público y ser más machista, más cabrón y más troglodita aún. En este caso da igual que Chavarría sea un diputado costarricense y Castelao español, ambos tienen cargos públicos y representan una sensibilidad. Sorprende que estos tipos se dejen decir estas cosas así, con tanta ligereza, como quien pide un café.
Lo de Castelao me ha dejado atónito, indignado, porque sencillamente es grotesco. Para ponerlo en su real perspectiva, José Manuel Castelao Bragaño es el presidente del Consejo General de la Ciudadanía en el Exterior, algo así como el presidente de los españoles en el exterior. Este órgano que presidía (ya renunció el troglodita) es un órgano consultivo y asesor perteneciente al Ministerio de Empleo, es decir, se trata de un órgano público, y por supuesto su designación es política, o sea, este tipejo es del PP.
Decir que "Las leyes son como las mujeres, están para violarlas" es brutal, es violento. Por un lado es una manifestación del más vil machismo, de una mentalidad del Siglo X, de un autoritarismo total (valga la redundancia). Castelao, es un fiel representante de un sector de esa clase política que sería muy feliz si Franco viviera, de esos hay muchos, de hecho son los que gobiernan. Hoy algunos se rasgan las vestiduras, pero por pura convención, por ser políticamente correctos. Lo intentó el diputado Chavarría en Costa Rica con los resultados ya conocidos.
Castelao dice: “No siento para nada el sentido que la frase tiene y no es el sentido
que yo le quise dar. Cité la frase, lo reconozco, pero en el sentido
inverso, aunque no puedo achacar a otro una responsabilidad que es mía”. ¿La cité pero en el sentido inverso? ¿Cuál es el sentido inverso de esto? Tal vez si le preguntamos a Chavarría nos pueda explicar, entre machos se entienden ya saben. Y bueno, en realidad sí le echa la culpa a otro, a todo el mundo "que malinterpretó" su frase, que no interpretó el sentido que él quiso darle.
Y ojo como termina la "disculpa": “Lo siento mucho. Lamento profundamente lo
que ha ocurrido. Y doblemente: por quienes lo escucharon, casi todo
mujeres, porque les generé un dolor; y por mí, porque construí un
edificio que se me viene encima". Esto último es la razón de su pesar: que lo hayan escuchado - casi TODO mujeres" - y que el "edificio" personal se le viene encima.
No le sale la disculpa, porque al igual que Chavarría, no lo creen realmente, solo tratan de arreglar lo
que no se puede arreglar, se disculpan por pura convención, no porque lo
crean de verdad. No en estos dos casos ninguna mala interpretación posible, lo dicho es contundente.
Por otro lado, y sumado a este grotesco machismo, el irrespeto a una legalidad que se invoca a conveniencia, como cuando se utiliza contra cualquier manifestación de inconformidad popular. Estos hipócritas que gobiernan hacia la derecha y en pro de sus propios intereses, suelen invocar el "Estado de derecho" para defender una legalidad que ni siquiera ellos respetan, y que creen que es para violar, para usarla a su conveniencia, para su satisfacción. Es el reino de los machos, es el reino de los poderosos, es el reino de quien toma lo que quiera, por la fuerza, como en el medioevo. Eso es lo que creen y defienden estos fachos, añoran la Edad Media, o como mínimo la dictadura.
A la par de Castelao (por lo violento de sus palabras) Chavarría parece un chiste, pero sólo parece, porque en realidad son de la misma calaña, y es tan grotesco lo uno como lo otro, cada quien en su contexto y con diferencias culturales y de poder. Y sin duda ambos son expresión de una sensibilidad machista, ambos son representantes de una derecha ultraconservadora que se reivindica "cristiana", que considera la legalidad como un instrumento para la satisfacción de sus intereses, ya sean sexuales o económicos, reivindican su propio placer. Desde ahí es que hacen política, o precisamente por eso es que la hacen, porque necesitan satisfacer sus perversiones.
Este tipo de violencia simbólica es igualmente preocupante que la violencia física que se ejerce, de múltiples formas, contra las mujeres. Porque esto, dicho desde el poder, legitima la violencia física, la torna estructural, la normaliza, la vuelve cotidiana, crea condiciones subjetivas para la violencia física. por eso es tan jodido que personas que ocupan cargos digan este tipo de cosas. Claro también está, y es necesaria, la respuesta que se pueda dar a estas barbaridades.
Pero lo jodido es que estos tipos tienen poder, pero más jodido es que tienen poder porque los votos les legitiman para estar ahí, y con esta violencia tan pura es que hacen política pública, tomar decisiones y ejercen el poder. Más jodido aún, es que no son tan pocos, por algo siempre o casi siempre están en el poder. Decadente.
“O se opta consciente y reflejamente, o la opción de nuestra vida se realiza sin que ni siquiera caigamos en la cuenta de ello. Pero en cualquier caso, nuestra vida y nuestra acción se inscriben en uno de los sectores contendientes. No hay marginados frente al conflicto social; hay sencillamente, contendores abiertos y contendores solapados, luchadores convencidos y tontos útiles. Demasiadas veces, y más por ingenuidad que por mala voluntad, los universitarios formamos parte de este último grupo. Todos estamos comprometidos: resta saber por quién”.
Ignacio Martín-Baró
Ignacio Martín-Baró
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