“O se opta consciente y reflejamente, o la opción de nuestra vida se realiza sin que ni siquiera caigamos en la cuenta de ello. Pero en cualquier caso, nuestra vida y nuestra acción se inscriben en uno de los sectores contendientes. No hay marginados frente al conflicto social; hay sencillamente, contendores abiertos y contendores solapados, luchadores convencidos y tontos útiles. Demasiadas veces, y más por ingenuidad que por mala voluntad, los universitarios formamos parte de este último grupo. Todos estamos comprometidos: resta saber por quién”.
Ignacio Martín-Baró

viernes, 23 de diciembre de 2011

Apunte Paisa

Y por fin llegamos ayer jueves a Medellín. Por un momento pensé que no iba ser posible, por puro pesimista que soy, nomás por eso.

Pero el asunto es que estuvimos en el avión durante una hora y nada que salíamos, yo que soy medio paranoico, ya me imaginaba algún terrorista que quería exigir la liberación de alguien o simplemente algún loquito que quería demostrar la gran obra del señor, o algo así. También ya me estaba imaginando un desperfecto mecánico que haría estallar el avión  en mil pedazos en pleno vuelo, o que llegando a Medellín causaría que el tren de aterrizaje no funcionara y termináramos al alguna montaña de la Cordillera de Los Andes (las turbulencias al ir bajando me hicieron sudar frío). Pero afortunadamente nada de eso pasó y queda como una simple anécdota, y por supuesto, quedo yo como un paranóico de cuidado. El piloto del avión informó que se trataba de mucho tráfico aéreo en la pista del Juan Santamaría. Ya en el aeropuerto de Medellín nos enteramos que Figueres había regresado al país... así que podemos interpretar que todo se trataba de un puro cuento, el vuelo se atrasó por culpa de Figueres (a ver si nos vamos acostumbrando a echarle la culpa de todo, jeje). El vuelo entonces llegó retrasado al menos una hora.

El aeropuerto de Río Negro es algo pequeñito, y había un montón de gente de masomenos cuatro vuelos que llegaron casi al miso tiempo. Yo pensaba que lo que voy a describir sólo pasaba en los bancos de Costa Rica: un güevazal de gente y sólamente tres ventanillas funcionando. Duramos en migración más de una hora y media. Logramos pasar los controles migratorios casi con tres horas de retraso.

Pues bien, de primera entrada esta ciudad me parece enorme, muchísima gente, algo caótica, sobre todo el centro, que además es algo sucio. Pero se notan esfuerzos por mejorar la planificación urbana, el transporte público, y de llevar cultura y educación a sectores populares. La comida formidable, el ajiaco una delicia.

El tránsito es infumable, sobre todo a ciertas horas, también puede deberse a la época. Resulta además que la gente que maneja no pide campo, simplemente se mete, lo más curioso es que parece que se trata de una especie de código porque nadie se madrea por eso, como que todo el mundo lo tiene asumido. Igual pasa con las motos, se meten por todo lado. Pero la ciudad de Medellín sin duda alguna es muy bonita, y muy interesante, está llena de historia y de historias por todo lado, la gente es muy amable.

Ya detallaré lugares (como el Pueblito Paisa en el que estuvimos hoy) y algunas cosas que ocurran. Dejo hasta aquí este primer Apunte Paisa con lo que veo a través de la ventana.

Vista nocturna desde la Loma de los Bernal, en el Barrio Belén al occidente de la ciudad


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