“O se opta consciente y reflejamente, o la opción de nuestra vida se realiza sin que ni siquiera caigamos en la cuenta de ello. Pero en cualquier caso, nuestra vida y nuestra acción se inscriben en uno de los sectores contendientes. No hay marginados frente al conflicto social; hay sencillamente, contendores abiertos y contendores solapados, luchadores convencidos y tontos útiles. Demasiadas veces, y más por ingenuidad que por mala voluntad, los universitarios formamos parte de este último grupo. Todos estamos comprometidos: resta saber por quién”.
Ignacio Martín-Baró

domingo, 11 de agosto de 2024

47

Es imposible saber cuánto más voy a vivir, ni cómo voy a morir. Tampoco es que quiera saberlo, ¿para qué? Pero es muy posible que ya haya pasado la mitad de mi vida. En todo caso no me siento viejo, excepto cuando juego fútbol y me doy cuenta que el cuerpo ya no da, tampoco es que fuera un crack cuando joven. Pero la verdad, me hubiera gustado mucho ser jugador de fútbol. Eso sí, en mi época de juventud, en los tiempos en que no habían redes sociales, cuando se podía ser jugador y no había que ser una figura de la farándula. Pero nunca fui tan bueno, ni para llegar siquiera a segunda división. Pero creo que me habría gustado. 

Pero no solo me hubiera gustado jugar al fútbol, me habría gustado tener una vida dedicada al deporte, sin duda me habría gustado ser deportista olímpico. Desde niño me han gustado las olimpiadas. La primera que recuerdo es la de Moscú en 1980, apenas tenía tres años. Pero la que vi siendo ya mas consciente fue la de Los Ángeles en 1984, estaba en primer grado de la escuela y no entendía bien porque los soviéticos y todo el bloque del este no fueron. Desde hace cuarenta años veo los Juegos Olímpicos y siempre me emociono como un niño con las ceremonias de apertura, con las historias de los deportistas que logran llegar a los Juegos, y con quienes logran ganar una medalla, me emocionan las ceremonias de cierre. Siempre  he pensado que ese periodo de cuatros que separan unos Juegos de otros, marcan anclajes en mi vida, igual me ocurre con los mundiales de fútbol. Son dos formas, de muchas otras, de ordenar la cronología de mi vida. 

Hoy estaba pensando en eso mientras veía con mucha emoción la ceremonia de cierre y observaba a todos esos atletas desfilando felices en el estadio francés. Y me gustó mucho que esta ceremonia coincidiera con mi cumpleaños, me sentí como un niño otra vez, creo que eso es lindo al llegar a 47 años con esta sensación.

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