“O se opta consciente y reflejamente, o la opción de nuestra vida se realiza sin que ni siquiera caigamos en la cuenta de ello. Pero en cualquier caso, nuestra vida y nuestra acción se inscriben en uno de los sectores contendientes. No hay marginados frente al conflicto social; hay sencillamente, contendores abiertos y contendores solapados, luchadores convencidos y tontos útiles. Demasiadas veces, y más por ingenuidad que por mala voluntad, los universitarios formamos parte de este último grupo. Todos estamos comprometidos: resta saber por quién”.
Ignacio Martín-Baró

martes, 24 de julio de 2007

Las aportaciones de José Carlos Mariátegui al Pensamiento Latinoamericano

por
Ictzel Maldonado Ledezma

El gran reto del pensamiento latinoamericano ha sido, y continúa siendo, su capacidad para explicar nuestra realidad desde una perspectiva original y creadora, que no se limite a la reiterada importación de modelos teóricos exógenos, como ha sido frecuente en el curso de la historia de América Latina. Tal reto no se limita a superar la adopción de modelos políticos y económicos de marca liberal-occidental; para el caso que nos atañe, es necesario afirmar que ni el marxismo (en tanto pensamiento crítico que puso de manifiesto las contradicciones inherentes al modo de producción capitalista y advirtió del carácter transitorio de éste), podía ser aplicado a rajatabla en la realidad latinoamericana. En ese tenor se inscriben las aportaciones de José Carlos Mariátegui al Pensamiento Latinoamericano.

Así, es de resaltarse la capacidad de Mariátegui para analizar la realidad peruana, interpretarla a partir de sus especificidades, y elaborar todo un pensamiento marxista acorde a ello. La necesidad de creación y originalidad del pensamiento latinoamericano, se cumple en Mariátegui con sus consideraciones sobre los procesos históricos peruanos que habrían llevado al país, a partir de su dominación colonial e inserción en el mercado mundial en calidad de simple proveedor de guano y salitre, a poseer una formación económico social de carácter “híbrido”, en donde coexisten en un mismo espacio y tiempo tres modos de producción, a saber: comunismo incaico, que pese a todo habría sobrevivido al colonialismo; feudalismo, herencia funesta de la dominación colonial que dificultaría el desarrollo del capitalismo peruano, o llevaría a su circunscripción a las costas del país en calidad de dependiente.[1]

Dada su vasta y diversa formación teórica, Mariátegui no se limitó a la recepción de elementos teóricos de corte marxista, antes bien, su formación personal fue abierta a múltiples corrientes y formulaciones, por lo cual pudo hacer una lectura no ortodoxa del marxismo que le permitió considerar la especificidad de la realidad peruana. De esta concepción abierta del mismo se deriva la cuestión del socialismo en el Perú y del sujeto revolucionario que debía llevar a cabo la transformación de esa realidad, pues Mariátegui, siguiendo la arenga clásica del marxismo sobre la necesidad de interpretar la realidad, para después transformarla, reconocía de éste “[…] su calidad de marco y punto de partida para investigar, conocer, explicar, interpretar y cambiar una realidad histórica concreta, desde dentro de ella misma; en lugar de ceñirse a la aplicación del aparato conceptual marxista como una plantilla clasificatoria y nominadora, adobada de retórica ideológica, sobre una realidad social determinada […]”.[2]

De este modo, según la caracterización que Mariátegui hace de la formación económico social peruana, donde coexistrían tres modos de producción, el sujeto revolucionario del marxismo clásico no se hallaría presente (esto es, la clase obrera), no obstante, ello “[…] no hace a Mariátegui concluir por la imposibilidad de una acción clasista y autónoma de la clase obrera: en las condiciones en que se encuentra, ésta puede generar un proyecto revolucionario en el cual juegue el papel protagónico y debe actuar conforme a él, sin esperar a que las condiciones materiales para su realización estén dadas, más bien debe crearlas […]” [3]. Igualmente, no habría en el Perú una clase social burguesa que liderara el proceso de implantación y consolidación del capitalismo –paso previo a la instauración del socialismo, según los planteamientos marxistas ortodoxos y etapistas- ya que en la sociedad peruana quedarían graves resabios de la etapa colonial, expresados en la pervivencia de estructuras de carácter feudal y, con ello, en la existencia de latifundios y prácticas de servidumbre y gamonalismo, los cuales están ligados a los problemas del indio y de la tierra (que dan título a dos de los siete ensayos mariateguianos). Como afirma el propio autor: “El problema agrario se presenta, ante todo, como el problema de la liquidación de la feudalidad en el Perú. Esta liquidación debía haber sido realizada ya por el régimen demo-burgués formalmente establecido por la revolución de la independencia. Pero en el Perú no hemos tenido en cien años de república, una verdadera clase burguesa, una verdadera clase capitalista. La antigua clase feudal -camuflada o disfrazada de burguesía republicana- ha conservado sus posiciones […]”.[4]

Así, en línea con su concepción abierta del marxismo, según la especificidad de la realidad peruana, Mariátegui rechazaba cualquier determinismo histórico que condenara a su país a transitar por una serie de etapas preestablecidas y, hasta entonces, proceder a la transformación social necesaria que llevaría al socialismo peruano como proyecto nacional. Según apunta Melis sobre Mariátegui: “su propósito de situar los rasgos específicos de una formación económico-social en un modo de desarrollo histórico, lo cual es lo único que confiere un valor auténticamente científico al marxismo, más allá de toda interpretación deformadora en el sentido del historicismo idealista”[5]

Respecto al interés de Mariátegui por el factor religioso, es importante mencionar que éste proviene de la amplitud de su formación personal, como se mencionó, abierta a la aportación de elementos no marxistas, y a su inclinación filosófica por corrientes en cierto modo contrarias al materialismo (George Sorel, Henri Bergson)[6], de lo cual resultaría una consideración de los aspectos superestructurales de la sociedad peruana (las religiones incaica y católica) e incluso, su estimación sobre el papel del mito social como fundamento de la acción revolucionaria (herencia de su formación soreliana), no como un “socialismo religioso”, sino apuntando a la necesidad del mito social “[…] como instrumento para movilizar a las masas indias, que no estaban en condiciones de acceder a un plano más elaborado del conocimiento de la teoría revolucionaria”[7].

Así, en la búsqueda por aplicar las formulaciones teóricas marxistas considerando la especificidad de la realidad peruana, José Carlos Mariátegui fundó el marxismo latinoamericano; si bien se circunscribió al ámbito peruano, es importante su esfuerzo, por cuanto ejemplificó la necesidad de conocer y estudiar una realidad social concreta para, sobre esa base, proceder a su análisis y explicación con determinados esquemas teóricos, y en última instancia, a su transformación; ello puede –y debe ser, de hecho- aplicado a otros casos específicos donde se quieran implantar modelos teóricos ajenos a nuestra realidad latinoamericana, con sus diversos escenarios particulares. El imperativo creador y original de nuestro pensamiento latinoamericano tiene así, en él, a un referente fundamental.

FUENTES CONSULTADAS

  • Aricó, José. “Mariátegui, ¿soreliano o marxista?”, en: Mariátegui y los orígenes del marxismo latinoamericano, 60 Cuadernos del Pasado y presente, México, 1978.
  • Escárcega, Fabiola, “Los Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana de José Carlos Mariétegui”, en: La teoría social latinoamericana. Los orígenes. Tomo I., Marini, Ruy Mauro y Márgara Millán (Coordinadores), Ediciones El Caballito, México, 1994, pp. 47-65.
  • Mariátegui, José Carlos. “El Problema de a Tierra”, en: Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana. Ediciones Era, 2002.
  • Quijano, Aníbal. Introducción a Mariátegui, Serie Popular Era, México, 1981.


[1] Cfr. Escárzaga, Fabiola, “Los Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana de José Carlos Mariétegui”, en: La teoría social latinoamericana. Los orígenes. Tomo I., Marini, Ruy Mauro y Márgara Millán (Coordinadores), Ediciones El Caballito, México, 1994.
[2] Quijano, Aníbal. Introducción a Mariátegui, Serie Popular Era, México, 1981, p. 61.
[3] Escárzaga, Fabiola. Op.Cit, p. 65.
[4] Mariátegui, José Carlos. “El Problema de a Tierra”, en: Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana, p. 2.
[5]Melis, Antonio. “Mariátegui, primer marxista de América”, en Mariátegui; tres estudios. Biblioteca Amauta, Lima, 1971, p. 30. Citado en Aníbal Quijano, Op. Cit, p. 60.
[6] Cfr. Aricó, José. “Mariátegui, ¿soreliano o marxista?”, en: Mariátegui y los orígenes del marxismo latinoamericano, 60 Cuadernos del Pasado y presente, México, 1978.
[7] Quijano, Aníbal, Op. Cit., p. 76

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