Agradezco que la Junta Directiva del SINDEU haya sacado tiempo dentro de, lo que supongo, una apretada agenda para leer y responder mi publicación en una red social, aunque para ser honesto me sorprende, no tenía idea que mis opiniones tuvieran tal calado.
Creo que la respuesta
del SINDEU es visiblemente a la defensiva, pero refuerza mi crítica. Empezaré
señalando que la JD dice cosas que no yo dije. Mi publicación va sobre la nefasta propuesta
que, el pasado 3 de junio, hizo Eduardo Calderón en el CU para solicitar
“criterio técnico” de una unidad especializada en represión de Casa
Presidencial, y aseguro en mi publicación que hay una creciente narrativa
represiva en la Universidad, y que eso me preocupa mucho.
Ahora bien, de la respuesta del SINDEU me
alegra que por fin se refieran explícitamente a esa propuesta y la rechazan
tajantemente, porque en el comunicado JDC-SINDEU-623-2025, también del
martes 3 de junio, no solo no dicen nada de lo propuesto por Calderón, más bien
alertan de “la criminalización del trabajo policial” (sic.). Cuando le pregunté
al secretario general del SINDEU si rechazaba tajantemente la mera posibilidad
de que un órgano represivo de casa presidencial, entre a capacitar a la
seguridad de la U, la respuesta es que esa pregunta era “un buen
intento de involucrarlo en el juego”. No entendí a cuál juego se refería, pero
igual no me respondió con la rotundidad con la que ahora lo hace la JD.
Cualquiera que lea mi publicación verá con
total facilidad que no hablo de los oficiales de seguridad de la Universidad, en
ningún momento me referí a ellos. No sé de dónde se sacan tantas conclusiones
de mi pequeño texto, no hago referencia a cámaras, a las rondas preventivas, ni
descalifico la vigilancia, tampoco dije que la seguridad de la Universidad sea
una fuerza represiva, así como tampoco aseguré que vigilancia fuera igual que represión,
aunque creo que podemos convenir que en determinados contextos puede serlo, y
creo que la propuesta de Calderón es peligrosa justo por eso, porque pretende
convertir a la seguridad universitaria en una seguridad represiva. Si algo se
puede deducir de mi pequeño texto es eso, no una “criminalización al trabajo
policial”. Así que no desviemos la atención de lo esencial.
Lo esencial es la “política de seguridad”
de esta administración, sobre esto no dice nada el SINDEU. En el contexto en el
que estamos (de descontento y protesta estudiantil) ha habido una orden
superior de solicitar a estudiantes su identificación, orden que los oficiales
de seguridad deben cumplir ¿de quién es la orden? En un video que ha circulado
se puede ver claramente a Pedro Navarro, jefe de la Oficina de Servicios
Generales, dar la orden a un oficial (¿qué hacía ahí Navarro?). Otro elemento
importante, es la inconveniencia absoluta de que oficiales de seguridad porten
armas en el contexto de protestas estudiantiles. Entonces, desde mi punto de
vista son las autoridades quienes instrumentalizan la seguridad de la
universidad para amedrentar a estudiantes que ejercen su derecho a la protesta.
Decir esto no es una “criminalización al trabajo policial”, es evidenciar una
forma de ejercer el poder, es evidenciar una “política de seguridad”. Ese es el
centro de la crítica que el SINDEU, por alguna razón asume que es a los
oficiales, y pareciera al sindicato mismo. De la respuesta del SINDEU me surge
una pregunta muy concreta: ¿está el sindicato de acuerdo con esta “política de
seguridad”? De esto el sindicato no dice nada. Hay una deriva autoritaria, la
universidad no es ajena a ella, eso es lo que señalo. Por eso insisto, no hay
que desviar la atención de lo esencial.
Ahora, lo que más me preocupa de la
respuesta del SINDEU, es ese intento de victimizar a quienes ejercen el poder.
En ese mismo video al que hice alusión, es claro que el jefe administrativo de
la Escuela de Estudios Generales se excede en sus funciones, y de forma
prepotente arranca carteles y amedrenta a estudiantes, me surgen varias
preguntas: ¿defiende el SINDEU que se arranquen carteles cuyo contenido no
gusta a las autoridades? ¿está de acuerdo el SINDEU con que un espacio como el
pretil, que históricamente ha vivido grandes jornadas de protesta y
manifestación política y cultural, sea vetado a estudiantes para que hagan
manifestaciones políticas? ¿El SINDEU ahora defiende a directores de escuela
que han limitado el ejercicio de la libertad de expresión y del derecho de
protesta de estudiantes? Y sobre la conducta del jefe administrativo de la EGG
me pregunto si es que acaso el SINDEU avala esa conducta prepotente e
intimidatoria, ¿desde cuándo el SINDEU llama a solidarizarse con una persona
que hace este ejercicio del poder con ese modo autoritario y pachuco? ¿insinúa
el SINDEU que este señor es la víctima? También me pregunto ¿el SINDEU avala que
el jefe de OSG in situ ordene a oficiales de seguridad que le pida la
identificación a estudiantes, siendo que esto podría ser abusivo y un claro
acto de intimidación? ¿avala el SINDEU que los oficiales de seguridad anden
armados en protestas estudiantiles? ¿está de acuerdo el SINDEU con que se
realicen asambleas de escuela con oficiales de seguridad dentro y fuera de un
auditorio? Todas esas preguntas surgen de los silencios del SINDEU. Y esto, es
lo esencial, la “política de seguridad”, esto es lo que deberíamos estar discutiendo
con profundidad en el seno del sindicato, y de la universidad, pero la junta
directiva del SINDEU evade la discusión de fondo.
Me preocupa mucho que en su afán de
defender a los compañeros de seguridad, que repito yo no estoy atacando, el
SINDEU colabore en instalar esa narrativa de “seguridad”, narrativa que las
autoridades abrazan poque no les gusta la protesta y que se les critique. Esas
narrativas de seguridad son peligrosas porque vienen acompañadas de la
construcción de enemigos internos, y luego de acciones represivas, la historia
en América Latina así lo certifica. Insisto en que ese es el sentido de mi
texto, y visto lo visto, no lo entendieron, o prefieren lanzar una cortina de
humo.
Finalmente, cuando hablo, irónicamente sí,
del llamado a la “unidad” que hace el SINDEU me refiero justo al cierre
discursivo con las autoridades universitarias, que también han tratado de
victimizar a quienes ejercen el poder, y el caso del jefe administrativo de la
EGG es más que elocuente, esa prepotencia no debería tener cabida en nuestra
Universidad. Ejercer la crítica es consustancial a mi posición como trabajador
de una Universidad Pública no es posicionarse como adversario, la crítica es
sana, es necesaria. La crítica tampoco significa “una falta de respeto” a la
historia del movimiento sindical, si así lo consideran creo que tienen la piel
muy fina, la Junta Directiva del SINDEU no es el movimiento sindical en su
conjunto. Mi crítica es, más bien, un reclamo por honrar la trayectoria de
lucha y compromiso crítico del SINDEU, es un llamado a no cerrar filas con el
autoritarismo, a no montarse en la deriva autoritaria. Debe haber diálogo sí,
por supuesto, pero el derecho a la protesta y la libertad de expresión debe garantizarse
cabalmente, porque no se pueden hacer llamados al diálogo y la unidad en
abstracto, mientras las autoridades no soportan un cartel, mientras amenazan a
estudiantes con sanciones. Ese llamado a la “unidad” que hace el SINDEU me
parece vacío, porque por lo visto implica una unidad sin la posibilidad de
crítica –“no se equivoque de adversario”, ordena la Junta Directiva”–, yo no me
equivoco de adversario, tengo clarísimo donde está, y no es del lado
estudiantil.
*Artículo publicado en la versión web del Semanario Universidad