“O se opta consciente y reflejamente, o la opción de nuestra vida se realiza sin que ni siquiera caigamos en la cuenta de ello. Pero en cualquier caso, nuestra vida y nuestra acción se inscriben en uno de los sectores contendientes. No hay marginados frente al conflicto social; hay sencillamente, contendores abiertos y contendores solapados, luchadores convencidos y tontos útiles. Demasiadas veces, y más por ingenuidad que por mala voluntad, los universitarios formamos parte de este último grupo. Todos estamos comprometidos: resta saber por quién”.
Ignacio Martín-Baró

jueves, 12 de junio de 2025

La discusión de fondo y los silencios del SINDEU. Respuesta a la Junta Directiva del Sindicato*

 Agradezco que la Junta Directiva del SINDEU haya sacado tiempo dentro de, lo que supongo, una apretada agenda para leer y responder mi publicación en una red social, aunque para ser honesto me sorprende, no tenía idea que mis opiniones tuvieran tal calado.

Creo que la respuesta del SINDEU es visiblemente a la defensiva, pero refuerza mi crítica. Empezaré señalando que la JD dice cosas que no yo dije.  Mi publicación va sobre la nefasta propuesta que, el pasado 3 de junio, hizo Eduardo Calderón en el CU para solicitar “criterio técnico” de una unidad especializada en represión de Casa Presidencial, y aseguro en mi publicación que hay una creciente narrativa represiva en la Universidad, y que eso me preocupa mucho.

Ahora bien, de la respuesta del SINDEU me alegra que por fin se refieran explícitamente a esa propuesta y la rechazan tajantemente, porque en el comunicado JDC-SINDEU-623-2025, también del martes 3 de junio, no solo no dicen nada de lo propuesto por Calderón, más bien alertan de “la criminalización del trabajo policial” (sic.). Cuando le pregunté al secretario general del SINDEU si rechazaba tajantemente la mera posibilidad de que un órgano represivo de casa presidencial, entre a capacitar a la seguridad de la U, la respuesta es que esa pregunta era “un buen intento de involucrarlo en el juego”. No entendí a cuál juego se refería, pero igual no me respondió con la rotundidad con la que ahora lo hace la JD.

Cualquiera que lea mi publicación verá con total facilidad que no hablo de los oficiales de seguridad de la Universidad, en ningún momento me referí a ellos. No sé de dónde se sacan tantas conclusiones de mi pequeño texto, no hago referencia a cámaras, a las rondas preventivas, ni descalifico la vigilancia, tampoco dije que la seguridad de la Universidad sea una fuerza represiva, así como tampoco aseguré que vigilancia fuera igual que represión, aunque creo que podemos convenir que en determinados contextos puede serlo, y creo que la propuesta de Calderón es peligrosa justo por eso, porque pretende convertir a la seguridad universitaria en una seguridad represiva. Si algo se puede deducir de mi pequeño texto es eso, no una “criminalización al trabajo policial”. Así que no desviemos la atención de lo esencial.

Lo esencial es la “política de seguridad” de esta administración, sobre esto no dice nada el SINDEU. En el contexto en el que estamos (de descontento y protesta estudiantil) ha habido una orden superior de solicitar a estudiantes su identificación, orden que los oficiales de seguridad deben cumplir ¿de quién es la orden? En un video que ha circulado se puede ver claramente a Pedro Navarro, jefe de la Oficina de Servicios Generales, dar la orden a un oficial (¿qué hacía ahí Navarro?). Otro elemento importante, es la inconveniencia absoluta de que oficiales de seguridad porten armas en el contexto de protestas estudiantiles. Entonces, desde mi punto de vista son las autoridades quienes instrumentalizan la seguridad de la universidad para amedrentar a estudiantes que ejercen su derecho a la protesta. Decir esto no es una “criminalización al trabajo policial”, es evidenciar una forma de ejercer el poder, es evidenciar una “política de seguridad”. Ese es el centro de la crítica que el SINDEU, por alguna razón asume que es a los oficiales, y pareciera al sindicato mismo. De la respuesta del SINDEU me surge una pregunta muy concreta: ¿está el sindicato de acuerdo con esta “política de seguridad”? De esto el sindicato no dice nada. Hay una deriva autoritaria, la universidad no es ajena a ella, eso es lo que señalo. Por eso insisto, no hay que desviar la atención de lo esencial.

Ahora, lo que más me preocupa de la respuesta del SINDEU, es ese intento de victimizar a quienes ejercen el poder. En ese mismo video al que hice alusión, es claro que el jefe administrativo de la Escuela de Estudios Generales se excede en sus funciones, y de forma prepotente arranca carteles y amedrenta a estudiantes, me surgen varias preguntas: ¿defiende el SINDEU que se arranquen carteles cuyo contenido no gusta a las autoridades? ¿está de acuerdo el SINDEU con que un espacio como el pretil, que históricamente ha vivido grandes jornadas de protesta y manifestación política y cultural, sea vetado a estudiantes para que hagan manifestaciones políticas? ¿El SINDEU ahora defiende a directores de escuela que han limitado el ejercicio de la libertad de expresión y del derecho de protesta de estudiantes? Y sobre la conducta del jefe administrativo de la EGG me pregunto si es que acaso el SINDEU avala esa conducta prepotente e intimidatoria, ¿desde cuándo el SINDEU llama a solidarizarse con una persona que hace este ejercicio del poder con ese modo autoritario y pachuco? ¿insinúa el SINDEU que este señor es la víctima? También me pregunto ¿el SINDEU avala que el jefe de OSG in situ ordene a oficiales de seguridad que le pida la identificación a estudiantes, siendo que esto podría ser abusivo y un claro acto de intimidación? ¿avala el SINDEU que los oficiales de seguridad anden armados en protestas estudiantiles? ¿está de acuerdo el SINDEU con que se realicen asambleas de escuela con oficiales de seguridad dentro y fuera de un auditorio? Todas esas preguntas surgen de los silencios del SINDEU. Y esto, es lo esencial, la “política de seguridad”, esto es lo que deberíamos estar discutiendo con profundidad en el seno del sindicato, y de la universidad, pero la junta directiva del SINDEU evade la discusión de fondo.

Me preocupa mucho que en su afán de defender a los compañeros de seguridad, que repito yo no estoy atacando, el SINDEU colabore en instalar esa narrativa de “seguridad”, narrativa que las autoridades abrazan poque no les gusta la protesta y que se les critique. Esas narrativas de seguridad son peligrosas porque vienen acompañadas de la construcción de enemigos internos, y luego de acciones represivas, la historia en América Latina así lo certifica. Insisto en que ese es el sentido de mi texto, y visto lo visto, no lo entendieron, o prefieren lanzar una cortina de humo.

Finalmente, cuando hablo, irónicamente sí, del llamado a la “unidad” que hace el SINDEU me refiero justo al cierre discursivo con las autoridades universitarias, que también han tratado de victimizar a quienes ejercen el poder, y el caso del jefe administrativo de la EGG es más que elocuente, esa prepotencia no debería tener cabida en nuestra Universidad. Ejercer la crítica es consustancial a mi posición como trabajador de una Universidad Pública no es posicionarse como adversario, la crítica es sana, es necesaria. La crítica tampoco significa “una falta de respeto” a la historia del movimiento sindical, si así lo consideran creo que tienen la piel muy fina, la Junta Directiva del SINDEU no es el movimiento sindical en su conjunto. Mi crítica es, más bien, un reclamo por honrar la trayectoria de lucha y compromiso crítico del SINDEU, es un llamado a no cerrar filas con el autoritarismo, a no montarse en la deriva autoritaria. Debe haber diálogo sí, por supuesto, pero el derecho a la protesta y la libertad de expresión debe garantizarse cabalmente, porque no se pueden hacer llamados al diálogo y la unidad en abstracto, mientras las autoridades no soportan un cartel, mientras amenazan a estudiantes con sanciones. Ese llamado a la “unidad” que hace el SINDEU me parece vacío, porque por lo visto implica una unidad sin la posibilidad de crítica –“no se equivoque de adversario”, ordena la Junta Directiva”–, yo no me equivoco de adversario, tengo clarísimo donde está, y no es del lado estudiantil.



*Artículo publicado en la versión web del Semanario Universidad

martes, 3 de junio de 2025

Escalada represiva en la UCR

Hace tan solo unos minutos en el Consejo Universitario de la UCR, Eduardo Calderón (representante del área Ingeniería), propuso que la Unidad Especializada de Intervención (adscrita a la presidencia) brinde "criterio técnico" para la "prevención" (pero claro se trata de intervención) de situaciones de conflicto a lo Universidad, su justificación es que una protesta puede ser aprovechada por agentes externos para provocar conflictos violentos.

Esta "propuesta" viene justo después de que se discutiera en el CU la vergonzosa respuesta de las autoridades de la Escuela de Estudios Generales (encarnada en la prepotencia de Minor Agüero, jefe adminsitrativo) y la actuación intimidatoria de la seguridad universitaria ante la protesta legítima de estudiantes. Este es el contexto de lo que propone Eduardo Calderón.
La narrativa que se intenta imponer: estudiantes violentos, protestas violentas e irrespetuosas, agentes externos que quieren provocar violencia y dañar a la U. No quieren voces disidentes, y si hay protestas que no incomode (por la acera y vestidos de blanco, como pidió Henning Jensen en su momento). Llaman a la unidad, al diálogo, llaman a defender la U, pero su unidad significa no opinar distinto, su diálogo es con amenazas de sanciones o con agentes de seguridad armados, su diálogo se ejerce desde el poder represivo, su defensa de la universidad es que no se denuncien las irregularidades.
Hablan de autonomía universitaria, pero solo cuando les conviene, porque no tienen ningún empacho en meter unidades represivas en la universidad. Para combatir al supuesto "enemigo externo" (curiosa expresión que también se usó en las dictaduras del cono sur) hay que traer al agente externo, al verdadero enemigo ubicado en casa presidencial, hay que traer a una unidad especializada en represión. Unidad. Diálogo.
La fachosfera saca pecho en la U, docentes y administrativos se pliegan. Una oscura nube represiva, con tintes fascistoides, se posa en nuestra Universidad, el intento de Eduardo Calderón es tan una pequeña muestra más. Pero me temo que se viene lo peor.
La protesta es un derecho legítimo, no es un delito, nos pueden gustar o no los motivos que la originan, pero es necesaria. Si la misma universidad cierra los espacios legítimos de expresión estudiantil y criminaliza esas voces, dejamos de ser universidad.
¿Y el SINDEU? Muy bien gracias. Llama a la unidad.