En la quinta temporada de Game of Thrones, Cersei Lannister hizo una arriesgada movida que le costó muy caro a ella y al reino. Cuando su hijo Tommen Baratheon asume el Trono de Hierro (tras el asesinato de su hermano mayor Joffrey), se decide un matrimonio de conveniencia con Margaery Tyrell. Tommen, que es casi un niño cae perdidamente enamorado de la bella Margaery. Ella (en contubernio con su abuela Ollenna) maneja a su antojo a Tommen alejándolo cada vez más de Cersei, quien ve cómo el poder del reino lentamente se le escapa de las manos. Cersei entonces, elabora un plan para asegurarse el poder: remueve a toda la cúpula religiosa y pone en su lugar al "Gorrión Supremo", un fanático religioso. El plan es muy sencillo, acusar a los sureños Tyrell de inmoralidad, encarcelarlos, y retomar el control del reino. Solo que hubo un pequeño error de cálculo. Tommen, separado de Margaery y ante la imposibilidad de hacer algo por ella (claramente su poder es únicamente nominal, y se da cuenta de ello) termina suicidándose; Cersei termina encarcelada también acusada por el "Gorrión Supremo" de pecadora, es juzgada y exhibida para el escarnio público. El "Gorrión Supremo" se le salió de las manos, Cersei ya no tenía control del monstruo que había creado. Por supuesto faltan detalles, pero lo que importa para este apunte es cómo fue que el "Gorrión Supremo" ascendió al poder y atrapó a Cersei en su propio plan.
Más allá de la ficción de la serie televisiva de HBO basada en los texto de George R. R. Martin, me acuerdo de algo que me ocurrió en diciembre de 2009 estaba en el bar Morazán, era viernes, el lugar estaba lleno, y me encontré a una querida amiga. Estaba cercana la elección de 2010, y ella, muy eufórica, me decía que Laura Chinchilla significaba un avance para las mujeres de este país. Yo con mi típico pesimismo (¿acaso no realismo?) le contradecía, diciéndole que no necesariamente que llegara a la presidencia Laura Chinchilla representaría un avance en la agenda de mujeres, que en lo personal no tenía problema en votarle a una mujer, pero no a esa mujer, con esa agenda neoliberal y en ese partido corrupto. Obviamente no llegamos a punto de acuerdo, y sentí que en cualquier momento recibiría un botellazo, por macho. Así que mejor abandoné la discusión, no el bar.
Creo que el tiempo ha demostrado que Laura Chinchilla no representó ningún avance en la agenda de género, que fue un retroceso. Me explico. Recordemos que Laura Chinchilla fue electa tras años complicados, mucho malestar social y amplia movilización social, en clave de resistencia al neoliberalismo, con la derrota del referéndum a cuestas. Chinchilla fue promovida con la imagen de FIRME Y HONESTA, con la capacidad para unir a "la familia costarricense" dividida por disputa en torno al TLC (usaron por supuesto ese imaginario de la madre, de la mujer capaz de unir), con una agenda de seguridad de mano dura (llegó incluso a lamentar la ausencia de ejército para combatir el narcotráfico), y con posiciones conservadoras en torno a género y derechos civiles. Laura Chinchilla, una devota católica, fue nombrada prontamente por la Iglesia Católica "hija predilecta de la Virgen".
Recordemos que "Alianza por Costa Rica" le quitó el control del Directorio del Congreso al PLN en la primera parte de la legislatura, la reacción fue quebrar la alianza y armar un directorio "tureca" integrado por diputados del partido PASE. En esa misma movida instalaron a Justo Orozco como presidente de la Comisión de Derechos Humanos, todo un insulto, dadas las posturas ultraconservadoras del pastor (que luego se vio envuelto en un escándalo sexual, y cuestionado por dudosa calidad de la "universidad" de la que era dueño). El PLN estaba detrás de la jugada, destruir a la "alianza", y no importaba si era necesario poner al frente del Congreso a figuras despreciables, con posiciones retrógradas, no importó. No importó porque coincidían con esa agenda, pero no quisieron poner la cara, los usaron como carne de cañón. Y al hacerlo, lo que lograron fue echarle leña al fuego del conservadurismo rancio, al machismo. Porque nadie podía tomarse en serio a Justo Orozco, pero el problema no estaba ahí (con el pastorcillo, portador de un ridículo peluquín), el problema tenía que ver con el mensaje y los sentidos comunes que se construían. Con esa disputa con algunos sectores, y que se escenificó con mayor claridad seis años más tarde. Pero el germen se venía construyendo desde que fue electa Chinchilla y ella asumió gustosa el papel de "hija predilecta" en alianza con el poder religioso. Por supuesto que hay más factores que explican lo de 2018, pero insisto en el periodo 2010-2014 está el germen. Ya en el 2018 vimos al PLN más conservador con Álvarez Desanti y su campaña "en defensa de la familia".
A veces la ficción nos ayuda a interpretar la realidad, esa ficción que siempre tiene algo de real, pero que siempre es superada por la realidad. Como Cersei, el PLN ha quedado atrapado en ese sentido común que ayudó a construir porque en un momento determinado le servía, el problema es que nos atrapó a todos, a ver cómo salimos, y si no es haciéndolo volar todo en pedazos.
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