Mucho
se ha hablado estos días de la prepotencia, la arrogancia y el
semblante clasista de Andrey Amador (a algunos se les olvida de dónde
vienen). Se le cayeron las medallas, aunque se haya disculpado, se
mostró tal cual es. Pero
más allá del papelón de Amador, es común que los famosos o los
poderosos se valgan de su posición para zafarse de las consecuencias de
sus actos irreflexivos o prepotentes. El "¡Usted
no sabe quién soy yo!" es más común de lo que pensamos o de lo que
muestran las cámaras, y se da en todos los niveles. Lo más grave, y eso
es lo que deja ver Amador, es que esta gente se cree impune, siente que
la ley no les aplica simplemente por ser quienes son y, claro, la
autoridad normalmente responde sumisa a este tipo de gente. Los ejemplos
sobran. Uno muy claro y vergonzoso es el de Álvarez Desanti. Podríamos
hacer una lista; pero no es el objeto de este apunte.
A nosotros en cambio, simples
mortales, insignes desconocidos, nos pasa eso, y tenemos que recurrir al
¡Usted no sabe quién soy yo! de otra forma. Digamos que como defensiva
frente al abuso de autoridad y el talante represivo de la policía. Nada
que ver con lo de Amador.
Resulta
que en alguna de las manifestaciones contra la guerra de Irak, la
policía se había puesto algo agresiva, nos llamaban terroristas, y un
policía en cierta ocasión me dijo que por qué no iba a poner bombas a
Irak. Otro día, cuando la policía se había cansado de que estuviéramos
en la calle, y nos echó a los antimotines, uno de los tombos se abalanzó
hacia mí, con cara de pitbul. Me sentí perdido y pensé que sumaría un
nuevo arresto. Fue entonces cuando se me ocurrió gritarle: "¡Usted no
sabe quién soy yo!"... El tombo titubeó, se quedó mirándome como
preguntándose quién diablos podría ser yo... fue una fracción de
segundo, pero suficiente como para salir corriendo y librarme de un
arresto seguro. Es posible que el tombo haya entrado en cólera
sabiéndose burlado, traicionado por su sumisión al poder,
instrumentalizado... aunque es posible que no haya dado para tanto, y
que simplemente se haya quedado pensando si efectivamente yo era alguien
importante.
En otra ocasión, podría ser el año
2010 ó 2011 -épocas en que la policía andaba muy agresiva, estaban muy
matones, y era el mal gobierno del PLN y Laura Chinchilla- estaba con
unos amigos fuera de La Chicha, nada más hablando. Las cervezas las
habíamos dejado adentro, la policía hizo un operativo y ordenó que
entráramos, nos dijo que no podíamos estar en la acera. Preguntamos por
qué y uno de los oficiales entró en cólera, nos gritó que estábamos
obstruyendo la vía. Asombrado por la respuesta le pregunté a quién le
obstruíamos la vía, más sorprendente fue la respuesta: "¡A mí!". Me hice
a un lado y le dije "pase, nadie le obstruye el camino". Parece que el
oficial se enojó un poquito, porque al rato volvió con refuerzos y me
pidieron la cédula. La cosa se tornó absurda cuando dijeron que estaba
arrestado, y uno de los compas preguntó por qué. La respuesta de
antología, aunque típica, fue: "resistencia a la autoridad, no quiso
entregar la cédula"... Este compa le hizo ver que tenía mi cédula en la
mano, la respuesta del policía fue un codazo a la mandíbula. Luego de
eso, mientras fui llevado a la perrera que estaba cerca del Hotel de
Rey, el policía me insultó tantas veces como se puede en 150 metros.
"Vamos a acabar de una vez con esto, lo vamos a barrer como la basura
que son", "se les acabó la fiesta", entre otras bellezas. Contra la
pared me quitaron el teléfono, me empujaron esperando que reaccionara
para golpearme, me metieron a la perrera y me dieron el celular sin la
batería. Estuve media hora en la perrera, cada tanto algún policía abría
la puerta para insultarme. Mis amigos estuvieron fuera tratando de que
me dejaran libre. Al parecer hubo muchas discusiones, que se acabaron
cuando a uno de ellos se le ocurrió decir "¡Ustedes no saben a quién han
arrestado! ¡Tienen a un profesor universitario!". Según me contaron,
los tombos se quedaron fríos, y parece que la jugada funcionó porque me
soltaron, no sin antes volverme a insultar. A empujones me devolvieron a
La Chicha, y lo más lamentable fue que alguien se había tomado mi
cerveza.
Pero bueno, la anécdota es que hay
muchos "Usted no sabe quién soy yo", y tienen diferentes usos (en mi
caso defensivos frente a la represión). Lo único común que tienen, y de
ahí su efectividad, es que la autoridad siempre (casi siempre, seamos
justos) es sumisa a los que son "alguien". De ahí que reaccionen de esta
forma, que se lo piensen dos veces cuando se trata de algún personaje.
Así funciona este paisito...
“O se opta consciente y reflejamente, o la opción de nuestra vida se realiza sin que ni siquiera caigamos en la cuenta de ello. Pero en cualquier caso, nuestra vida y nuestra acción se inscriben en uno de los sectores contendientes. No hay marginados frente al conflicto social; hay sencillamente, contendores abiertos y contendores solapados, luchadores convencidos y tontos útiles. Demasiadas veces, y más por ingenuidad que por mala voluntad, los universitarios formamos parte de este último grupo. Todos estamos comprometidos: resta saber por quién”.
Ignacio Martín-Baró
Ignacio Martín-Baró
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Que pena con esa birra Josue!!!
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