Para
ser absolutamente honesto, detesto ese concepto de "tolerancia".
Sobre todo detesto a quienes lo instrumentalizan, a quienes lo
convierten en un mandato, y por ello vacío en sus intenciones que
pretenden de respeto, pero que en realidad esconden de un severo
autoritarismo. Sí, en nuestro país eso de "tolerancia" es
un mandato egocéntrico, políticamente correcto y muy propio de esta
"forma de ser de los ticos", es decir, de la doble moral,
de ser muy correcto, muy superiores. A mí eso de "tener que"
ser tolerante me tiene podrido. Como también me tiene podrido el
concepto mismo de "tolerancia". Lo peor es que esa gente
que va de superior, de correcta, de objetiva, por encima de las
ideologías o de la política, de la moral y por tanto del bien o el
mal (solo por debajo de Dios, porque claro suelen ser muy creyentes),
me lo pasa diciendo... "mae usted sí que es intolerante...",
y claro, es que eso de "ser tolerante" viene mezclado con
una pizca de pasividad, medias tintas, superioridad, y claro de que
quien sostenga una posición divergente es considerado un
"intolerante". Tolerancia es el mejor arma contra una buena
discusión, o para discutir y simplemente no escuchar, porque uno es
muy tolerante, te oigo pero no cambiaré de opinión, te tolero; o la
típica, "sí es homosexual, pobrecito, pero hay que tolerarlo".
Es decir, la palabra tolerancia es nuestro contexto es utilizada para todo lo contrario de lo que la gente pretende, y ni siquiera se para a pensarlo, simplemente la usa. Por lo que su uso deviene tremendamente autoritario, y sirve como forma de censura y condena moral. Este un uso autoritario destruye la disidencia, la diferencia y busca homogeneizar. Lo hace en nombre de lo diferente, pero solo en su nombre, porque su trasfondo es violento. Es decir, que su "inverso" (intolerancia) es el perfecto reverso de tolerancia, es su complemento. Ahora, tampoco estoy haciendo una defensa de la intolerancia, es tan sólo una arenga contra la hipocresía tolerante y sus fans, sobretodo sus fans.
Eduardo Haro
Tecglen en su "Diccionario de Política" (1997) explica que
tolerar “... en sus acepciones castellanas es “sufrir con
paciencia”, es “disimular algo que no es lícito sin consentirlo
expresamente”; es “soportar, aguantar”; todo ello está
presente en la tolerancia política, es decir, que el tolerado es
soportado y sufrido por el que tolera, que por consiguiente está en
un nivel superior, paternal y autoritario; sus actos resultan
disimulados, pero resultan ilícitos, de manera su forma de vida es
siempre marginal, y está pendiente de la represión que en cualquier
momento pueda ejercerse.” (p. 408). La tolerancia, entonces, lleva
implícita una cierta represión moral, y representa una ambigüedad
sobre lo que se tolera, porque los márgenes sobre lo que se tolera,
y cuánto, no están escritos ni tipificados, en muchos casos además
podría tener ver con asuntos meramente económicos.
En nuestro país la "tolerancia" es considerada una virtud dentro de la cultura democrática, y se pretende que implique el respeto a la diferencia de los otros y a las ideologías también de los otros. Pero como dice Haro Tecglen “Hay que desconfiar de quienes, de palabra o por escrito, lanzan el interdicto: “es intolerancia que...: son intolerantes”.
EXCELENTE!!!
ResponderBorrarExcelente, me parece oportuno el comentario.
ResponderBorrarMuy bueno
ResponderBorrarExactamente, Josué. Y se trata de RESPETAR, no de tolerar.
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